JESUCRISTO VERDADERO HOMBRE Y VERDADERO DIOS
Jesucristo, Verdadero Hombre y Verdadero Dios
Por Julio César Clavijo Sierra
Tomado del libro “Hermenéutica Bíblica: Módulos de Clase”, Guía No. 23, páginas 43-45
Jesús es único y no hay nada que pueda compararse con Él. La historia de la humanidad es incomprensible sin Cristo. Pero Cristo es incomprensible si no se aprecian en Él dos naturalezas, la divina y la humana. Si se mira a Jesucristo como Dios solamente, se tiene la mitad de la verdad. Lo mismo ocurre si se le mira solamente como hombre. Jesús es Dios manifestado en carne: es tan hombre como si nunca hubiera sido Dios y tan Dios como si nunca hubiera sido hombre. Aún así, su humanidad no puede ser separada de su Deidad, ni su Deidad puede ser separada de su humanidad. Jesús es Dios verdadero y hombre verdadero. En la encarnación, la Deidad y la humanidad se unieron inseparablemente en Jesucristo, y así Él es a la vez completo hombre y completo Dios (no una parte de Dios, no un componente de Dios, no una persona divina y distinta de otras).
1. JESUCRISTO COMO HOMBRE
- Jesús fue hombre, porque lo primero que usted encuentra en los evangelios es una genealogía. La genealogía que aparece en el evangelio según Mateo es la que viene por medio de José, su padre adoptivo. En cambio la genealogía que aparece en el evangelio según Lucas, es la genealogía de María.
- Hay detalles bien humanos acerca del nacimiento de Jesús. Por ejemplo los pastores de Belén encontraron al niño envuelto en pañales (Lucas 2:12).
- Estuvo sujeto a las leyes del crecimiento (Lucas 2:52).
- Jesús tenía un cuerpo humano. Aun después de la resurrección es un hombre con un cuerpo humano glorificado (Lucas 24:36-40, Filipenses 3:20-21).
- Jesús demostró que Él tenía un alma, ya que tenía sentimientos. Por ejemplo, se angustió en gran manera cuando supo que su camino a la cruz era inevitable (Mateo 26:37-38, Marcos 14:34). Lloró cuando se enteró de la muerte de Lázaro (Juan 11:35); fue amigo (Lázaro era uno de sus mejores amigos); tuvo ira cuando expulsó a los mercaderes del templo (Marcos 11:15-19), etc. El alma de Jesús no fue dejada en el hades (Salmo 16:10, Hechos 2:27).
- Gozó de otras características propias del ser humano. Por ejemplo, tuvo hambre (Mateo 4:2), le dio sed (Juan 19:28), se cansó (Juan 4:6), le dio sueño (Mateo 8:24).
- Tenía espíritu humano (Lucas 23:46).
- Finalmente la Biblia enseña que “hay un sólo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1. Timoteo 2:5). Esto enseña que es la obra de Cristo como hombre, el cual al igual que los demás fue tentado en todo con la diferencia de que no cometió pecado (Hebreos 4:15), la que acerca a los hombres a Dios. Con tan sólo poner la fe en su obra redentora en la cruz del calvario y creer que su sangre nos limpia de todo pecado, somos salvos. Además en la epístola a los Hebreos 2:14 dice:
“Así que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo”.
A pesar de todo esto, la Biblia no describe físicamente al hombre Jesús, pues para los escritores es más importante la obra que realizó y sus milagros, que su apariencia. Imágenes como el divino rostro, el sagrado corazón o el divino niño, han conducido a la humanolatría.
NOTA: Dado que Jesús experimentó todo lo que nosotros sentimos como seres humanos, Él nos puede entender cabalmente y compartir nuestras alegrías y pesares.
2. JESUCRISTO COMO DIOS
No fue necesario que transcurriera mucho tiempo para que las personas que conocieron a Jesús, comprendieran que Él estaba haciendo declaraciones sorprendentes con respecto a sí mismo. Se comprende, sin lugar a dudas, que sus propias declaraciones le identificaban con alguien que era mucho más que un simple profeta o maestro, pues se presentaba como la única fuente para el perdón de los pecados, como el único camino de salvación y como el único medio para la comunión con Dios.
Una buena definición de Dios puede ser la siguiente: “espíritu supremo existente por sí mismo, e infinito en todo género de perfecciones... Como nadie lo ha creado, Él es la causa de todo”. Esta definición es adecuada para todos los teístas, incluyendo entre ellos a los musulmanes y a los judíos. El teísmo enseña que Dios es un ser diferente de la creación y que el universo fue planeado y creado por Él. Dios lo sustenta y lo gobierna en el presente. El teismo cristiano agrega una nota a la anterior definición: “y quien llegó a encarnarse como Jesús de Nazareth”.
- Jesús es Jehová. El profeta Isaías enseña que Dios mismo vendría y nos salvaría (Isaías 35:4). El nombre de Jesús significa Jehová el salvador. En Isaías 43:25 se dice que el único que tiene poder para perdonar pecados es Jehová, pero en los evangelios Jesús se toma esta atribución (Marcos 2:5 y Lucas 7:48-50).
- 1. Timoteo 3:16 dice: “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.
- El Nuevo Testamento presenta claramente a Cristo como Dios. Los nombres que se le aplican son de tal naturaleza que sólo pueden ser aplicados apropiadamente a Dios. Por ejemplo, a Jesús se le llama Dios en la siguiente declaración: “... aguardando la esperanza bienaventurada y la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo” (Tito 2:13; compárese con 1. Juan 5:20-21, Romanos 9:5, Hebreos 1:8).
- Las Escrituras le atribuyen características que sólo pueden ser ciertas respecto a Dios. Jesús es presentado como un ser existente por sí mismo (Juan 10:17-18); como el Creador y Sustentador de todas las cosas (Colosenses 1:15-17); Omnipresente (Mateo 28:20; 18:20); Omnisciente (Juan 4:16; 6:64; Mateo 17:22-27) Omnipotente (Apocalipsis 1:8; Lucas 4:39-55, 7:14-15; Mateo 8:26-27) y como el poseedor de la vida eterna (1. Juan 5:11- 12, 5:20, Juan 1:4).
- Jesús recibió el honor y la adoración que sólo Dios debe recibir. En un encuentro que tuvo con Satanás, le dijo: “vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”. Jesús recibió adoración como Dios (Mateo 14:33; 28:9), y algunas veces exigió que se le adorara como Dios (Juan 5:23; compárese con Hebreos 1:6, Apocalipsis 5:8-14).
- La mayoría de los seguidores de Jesús fueron judíos devotos que creían en un Dios verdadero. Eran monoteístas puros y radicales. No obstante le reconocieron como al Dios encarnado. (Pedro en Mateo 16:15-16; Marta la hermana de Lázaro en Juan 11:27; Natanael en Juan 1:49; Juan el Bautista en Lucas 3:22; Tomás en Juan 20:26-29, Pablo en Hechos 20:28).
- El evangelio de Juan describe una acalorada discusión (Juan 5:1-18, hacer énfasis en los últimos tres versículos). Cuando estudiamos un documento hemos de tener en cuenta el lenguaje, la cultura y especialmente la persona o personas a las que se dirigió. En este caso la cultura era la judía, y a las personas a las que se dirigió eran los dirigentes religiosos. Veamos como comprendieron los judíos lo que les dijo Jesús hace 2000 años en su contexto cultural. “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. ¿Por qué esa reacción tan drástica? Porque Jesús dijo “mi Padre”, no dijo “nuestro Padre”; y luego agregó: “hasta ahora trabaja”. Estas dos expresiones que Jesús usó lo hacen el mismo Dios, pues obra en el nivel de actividades de Dios. Los judíos no se referían a Dios mediante la expresión “mi Padre” y en el caso de que lo hicieran, le agregaban el modificativo “que está en los cielos”.
- Jesús no sólo afirmó ser igual al Padre, sino que sostuvo que el Padre y Él eran uno y el mismo (Juan 10:30-33). Por esta causa lo iban a apedrear argumentando que Él siendo hombre se hacía Dios. Podríamos preguntarnos por qué hubo una reacción tan violenta cuando Jesús dijo que Él y el Padre eran uno solo. Una implicación interesante surge de esta declaración cuando se estudia el texto griego. La palabra “uno” en griego es de género neutro, no masculino, y no indica que son uno en propósito, sino uno en esencia y naturaleza, un solo Ser. Como Hijo es el hombre perfecto, pero como Padre es el Dios Creador. Esta tajante declaración es el clímax de las afirmaciones de Cristo. Tales declaraciones despertaron en los fariseos una ira incontrolable.
- Jesús habló continuamente respecto de sí mismo en el sentido de que Él es Dios. Él afirmó osadamente: “si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 8:19); “el que me ve, ve al que me envió” (Juan 12:45); “el que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece” (Juan 15:23); para nombrar unos pocos casos.
- “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo pues, dices tú: Muéstranos al Padre? (Juan 14:9).
Nótese aquí este importante detalle. Jesús hablaba mucho acerca del Padre. Esta idea confundía hasta a sus discípulos, y por esto Felipe declara las palabras arriba citadas. Jesús hubiera podido perfectamente haberle dicho: No te puedo mostrar al Padre, pues Él es Espíritu y está en los cielos. Pero su respuesta fue tajante y demostraba sin lugar a dudas que Él era el Padre. El Dios eterno estaba allí encarnado en la persona de Jesucristo.
* Algunas notas fueron tomadas del libro "Más que un Carpintero" por Josh McDowell
Tomado del libro “Hermenéutica Bíblica: Módulos de Clase”, Guía No. 23, páginas 43-45
Jesús es único y no hay nada que pueda compararse con Él. La historia de la humanidad es incomprensible sin Cristo. Pero Cristo es incomprensible si no se aprecian en Él dos naturalezas, la divina y la humana. Si se mira a Jesucristo como Dios solamente, se tiene la mitad de la verdad. Lo mismo ocurre si se le mira solamente como hombre. Jesús es Dios manifestado en carne: es tan hombre como si nunca hubiera sido Dios y tan Dios como si nunca hubiera sido hombre. Aún así, su humanidad no puede ser separada de su Deidad, ni su Deidad puede ser separada de su humanidad. Jesús es Dios verdadero y hombre verdadero. En la encarnación, la Deidad y la humanidad se unieron inseparablemente en Jesucristo, y así Él es a la vez completo hombre y completo Dios (no una parte de Dios, no un componente de Dios, no una persona divina y distinta de otras).
1. JESUCRISTO COMO HOMBRE
- Jesús fue hombre, porque lo primero que usted encuentra en los evangelios es una genealogía. La genealogía que aparece en el evangelio según Mateo es la que viene por medio de José, su padre adoptivo. En cambio la genealogía que aparece en el evangelio según Lucas, es la genealogía de María.
- Hay detalles bien humanos acerca del nacimiento de Jesús. Por ejemplo los pastores de Belén encontraron al niño envuelto en pañales (Lucas 2:12).
- Estuvo sujeto a las leyes del crecimiento (Lucas 2:52).
- Jesús tenía un cuerpo humano. Aun después de la resurrección es un hombre con un cuerpo humano glorificado (Lucas 24:36-40, Filipenses 3:20-21).
- Jesús demostró que Él tenía un alma, ya que tenía sentimientos. Por ejemplo, se angustió en gran manera cuando supo que su camino a la cruz era inevitable (Mateo 26:37-38, Marcos 14:34). Lloró cuando se enteró de la muerte de Lázaro (Juan 11:35); fue amigo (Lázaro era uno de sus mejores amigos); tuvo ira cuando expulsó a los mercaderes del templo (Marcos 11:15-19), etc. El alma de Jesús no fue dejada en el hades (Salmo 16:10, Hechos 2:27).
- Gozó de otras características propias del ser humano. Por ejemplo, tuvo hambre (Mateo 4:2), le dio sed (Juan 19:28), se cansó (Juan 4:6), le dio sueño (Mateo 8:24).
- Tenía espíritu humano (Lucas 23:46).
- Finalmente la Biblia enseña que “hay un sólo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1. Timoteo 2:5). Esto enseña que es la obra de Cristo como hombre, el cual al igual que los demás fue tentado en todo con la diferencia de que no cometió pecado (Hebreos 4:15), la que acerca a los hombres a Dios. Con tan sólo poner la fe en su obra redentora en la cruz del calvario y creer que su sangre nos limpia de todo pecado, somos salvos. Además en la epístola a los Hebreos 2:14 dice:
“Así que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo”.
A pesar de todo esto, la Biblia no describe físicamente al hombre Jesús, pues para los escritores es más importante la obra que realizó y sus milagros, que su apariencia. Imágenes como el divino rostro, el sagrado corazón o el divino niño, han conducido a la humanolatría.
NOTA: Dado que Jesús experimentó todo lo que nosotros sentimos como seres humanos, Él nos puede entender cabalmente y compartir nuestras alegrías y pesares.
2. JESUCRISTO COMO DIOS
No fue necesario que transcurriera mucho tiempo para que las personas que conocieron a Jesús, comprendieran que Él estaba haciendo declaraciones sorprendentes con respecto a sí mismo. Se comprende, sin lugar a dudas, que sus propias declaraciones le identificaban con alguien que era mucho más que un simple profeta o maestro, pues se presentaba como la única fuente para el perdón de los pecados, como el único camino de salvación y como el único medio para la comunión con Dios.
Una buena definición de Dios puede ser la siguiente: “espíritu supremo existente por sí mismo, e infinito en todo género de perfecciones... Como nadie lo ha creado, Él es la causa de todo”. Esta definición es adecuada para todos los teístas, incluyendo entre ellos a los musulmanes y a los judíos. El teísmo enseña que Dios es un ser diferente de la creación y que el universo fue planeado y creado por Él. Dios lo sustenta y lo gobierna en el presente. El teismo cristiano agrega una nota a la anterior definición: “y quien llegó a encarnarse como Jesús de Nazareth”.
- Jesús es Jehová. El profeta Isaías enseña que Dios mismo vendría y nos salvaría (Isaías 35:4). El nombre de Jesús significa Jehová el salvador. En Isaías 43:25 se dice que el único que tiene poder para perdonar pecados es Jehová, pero en los evangelios Jesús se toma esta atribución (Marcos 2:5 y Lucas 7:48-50).
- 1. Timoteo 3:16 dice: “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.
- El Nuevo Testamento presenta claramente a Cristo como Dios. Los nombres que se le aplican son de tal naturaleza que sólo pueden ser aplicados apropiadamente a Dios. Por ejemplo, a Jesús se le llama Dios en la siguiente declaración: “... aguardando la esperanza bienaventurada y la aparición gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo” (Tito 2:13; compárese con 1. Juan 5:20-21, Romanos 9:5, Hebreos 1:8).
- Las Escrituras le atribuyen características que sólo pueden ser ciertas respecto a Dios. Jesús es presentado como un ser existente por sí mismo (Juan 10:17-18); como el Creador y Sustentador de todas las cosas (Colosenses 1:15-17); Omnipresente (Mateo 28:20; 18:20); Omnisciente (Juan 4:16; 6:64; Mateo 17:22-27) Omnipotente (Apocalipsis 1:8; Lucas 4:39-55, 7:14-15; Mateo 8:26-27) y como el poseedor de la vida eterna (1. Juan 5:11- 12, 5:20, Juan 1:4).
- Jesús recibió el honor y la adoración que sólo Dios debe recibir. En un encuentro que tuvo con Satanás, le dijo: “vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”. Jesús recibió adoración como Dios (Mateo 14:33; 28:9), y algunas veces exigió que se le adorara como Dios (Juan 5:23; compárese con Hebreos 1:6, Apocalipsis 5:8-14).
- La mayoría de los seguidores de Jesús fueron judíos devotos que creían en un Dios verdadero. Eran monoteístas puros y radicales. No obstante le reconocieron como al Dios encarnado. (Pedro en Mateo 16:15-16; Marta la hermana de Lázaro en Juan 11:27; Natanael en Juan 1:49; Juan el Bautista en Lucas 3:22; Tomás en Juan 20:26-29, Pablo en Hechos 20:28).
- El evangelio de Juan describe una acalorada discusión (Juan 5:1-18, hacer énfasis en los últimos tres versículos). Cuando estudiamos un documento hemos de tener en cuenta el lenguaje, la cultura y especialmente la persona o personas a las que se dirigió. En este caso la cultura era la judía, y a las personas a las que se dirigió eran los dirigentes religiosos. Veamos como comprendieron los judíos lo que les dijo Jesús hace 2000 años en su contexto cultural. “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. ¿Por qué esa reacción tan drástica? Porque Jesús dijo “mi Padre”, no dijo “nuestro Padre”; y luego agregó: “hasta ahora trabaja”. Estas dos expresiones que Jesús usó lo hacen el mismo Dios, pues obra en el nivel de actividades de Dios. Los judíos no se referían a Dios mediante la expresión “mi Padre” y en el caso de que lo hicieran, le agregaban el modificativo “que está en los cielos”.
- Jesús no sólo afirmó ser igual al Padre, sino que sostuvo que el Padre y Él eran uno y el mismo (Juan 10:30-33). Por esta causa lo iban a apedrear argumentando que Él siendo hombre se hacía Dios. Podríamos preguntarnos por qué hubo una reacción tan violenta cuando Jesús dijo que Él y el Padre eran uno solo. Una implicación interesante surge de esta declaración cuando se estudia el texto griego. La palabra “uno” en griego es de género neutro, no masculino, y no indica que son uno en propósito, sino uno en esencia y naturaleza, un solo Ser. Como Hijo es el hombre perfecto, pero como Padre es el Dios Creador. Esta tajante declaración es el clímax de las afirmaciones de Cristo. Tales declaraciones despertaron en los fariseos una ira incontrolable.
- Jesús habló continuamente respecto de sí mismo en el sentido de que Él es Dios. Él afirmó osadamente: “si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 8:19); “el que me ve, ve al que me envió” (Juan 12:45); “el que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece” (Juan 15:23); para nombrar unos pocos casos.
- “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo pues, dices tú: Muéstranos al Padre? (Juan 14:9).
Nótese aquí este importante detalle. Jesús hablaba mucho acerca del Padre. Esta idea confundía hasta a sus discípulos, y por esto Felipe declara las palabras arriba citadas. Jesús hubiera podido perfectamente haberle dicho: No te puedo mostrar al Padre, pues Él es Espíritu y está en los cielos. Pero su respuesta fue tajante y demostraba sin lugar a dudas que Él era el Padre. El Dios eterno estaba allí encarnado en la persona de Jesucristo.
* Algunas notas fueron tomadas del libro "Más que un Carpintero" por Josh McDowell
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