JESUS ES LA IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE
Jesús es la Imagen del Dios Invisible
Por Jorge Enrique López
En el Antiguo Pacto no se conocía de la revelación directa de Dios. Tampoco se conocía la verdadera identidad del Padre. Aquello era un misterio para la mente intelectual. Ni aún su nombre se conocía en toda su amplitud. Existían muchos títulos que el Señor ostentó, pero no correspondían a la verdadera revelación divina.
Es por esto que el profeta Isaías dice: “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas” (Isaías 45:15). A Moisés se le dijo: “No verás mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá” (Éxodo 33:20). “También el Padre que me envió ha testificado de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan 5:37).
En la Biblia aparece una lista de textos que nos hablan de que Dios es invisible (Romanos 1:20, 1. Timoteo 1:17, Hebreos 11:27) y que Jesús es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15, 2. Corintios 4:4). Primero porque Él es Espíritu y segundo porque hasta el establecimiento del Nuevo Pacto llegó el tiempo de la revelación más gloriosa de todos los tiempos.
El Santo evangelio según Juan, dice: “A Dios nadie le vio jamás; El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). El evangelio según Lucas, afirma: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; Y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; ni quien es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar” (Lucas 10:22).
En el Antiguo Pacto, nadie conocía la verdadera identidad del Padre. Permaneció oculta, hasta que apareció el Señor Jesucristo manifestado en carne. Observemos lo que dice Mateo 16:13-17. “Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos, dijeron: Unos, Juan el Bautista, Otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: ¿Y vosotros, quien decís que Soy Yo?”. Observemos que hasta aquí, nadie conocía la verdadera identidad del Padre, permanecía oculta. Ni aún los discípulos la sabían. Fue solo hasta que el Espíritu Santo de Dios, utilizó a Pedro y movió sus labios para afirmar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Entonces le respondió Jesús: “bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque esto (que acabas de decir) no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17). Así que la verdadera identidad del Padre solo se conocerá por medio de la revelación divina.
Para revelarse, Dios el Padre se vio precisado a tomar un cuerpo de carne, en semejanza de carne de pecado. Ver Isaías 9:6, Juan 1:1, 1:14, 1. Timoteo 3:16 y Hebreos 2:8. Jesús nació con semejanza de carne de pecado, pero sin pecado. Jesús entonces no es el mandadero del Padre, ni un religioso fracasado, y menos una “segunda persona”. Jesús no aparece en el escenario humano como un representante de Dios, sino como Dios mismo manifestado como hombre. Él es la imagen del Dios invisible. Ese Dios que Moisés no pudo ver (aunque se sostuvo como viendo al invisible), si fue visto por los discípulos de Jesús, y nosotros tenemos la promesa de verlo en la faz de Jesucristo (2. Corintios 4:6).
El evangelista Juan aclara esta situación en su evangelio, cuando Jesús dijo a sus discípulos: “Si me conocieseis, también a mi Padre conocerías; y desde ahora le conocéis y le habéis visto” (Juan 14: 7-10). Felipe le dijo: “Señor [nadie llama a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo; Es decir por el Espíritu de la revelación] muéstranos al Padre y nos basta” (Juan 14.8). Felipe no era trinitario, porque la herejía de la trinidad brotó en el siglo III, se desarrolló en el siglo IV, y tomó la forma definitiva solo hasta el siglo V de nuestra era. Felipe simplemente quería saber sobre la identidad de Dios el Padre. Jesús le dijo: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9). Felipe pregunta por el Padre. Jesús le responde: “no me has conocido”. Si Jesús no fuera el Padre, le hubiese respondido: “Y no le habéis conocido”.
El problema de los trinitarios, es que no pueden aceptar que el Dios único y verdadero esté escondido en la persona de Jesús. Pero Jesús mismo lo aclaró: El que me ve a mí, está viendo al Padre. Es decir: que Jesús es el Padre, no una persona distinta.
Sin embargo, para darle mayor claridad a Felipe, Jesús lo reconfirmó en el verso 10; al decir: “¿No crees que YO SOY [este es un título de la Deidad, que solo Jesús puede ostentar] en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras” (Juan 14:10).
Los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo, no son nombres, ni personas, sino oficios (o roles) que desempeña el único Dios. Como Padre es el Creador y sustentador. Como Hijo es el hombre perfecto, la manifestación de Dios en carne que se ha constituido en nuestro Redentor. Y como Espíritu, es el Consolador que llena y habita en nuestros corazones. Estos roles de Dios no nos hablan de “tres personas distintas y un solo Dios verdadero” (herejía que fue inventada muchos años después de que la Biblia se terminó de escribir).
El apóstol Pablo (que era un creyente en la Unicidad de Dios) escribe a los Colosenses, diciendo: “Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2: 2-3).
La palabra misterio, traduce: secreto, enigma, incomprensible, etc. Es algo que está oculto, reservado, escondido para el intelecto, pero Dios nos lo reveló por su Espíritu. Entonces: ¿cuál es el misterio de Dios el Padre y de Cristo? La respuesta está en 2. Corintios 5:19. “Que Dios el Padre estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo (no con otro)”. No con Cristo, sino en Cristo. Ese sí que es un verdadero misterio para aquellos a quienes Dios no les ha revelado su verdadera identidad, por la dureza de sus corazones (Efesios 4:18). Para ellos esto es un misterio.
Pablo persiste en afirmar que Jesús es la imagen del Dios invisible, al aseverar en su carta a los Colosenses, que en Jesús habita corporalmente toda la plenitud de Dios (Colosenses 2:9). En otras palabras, todos los atributos de Dios están presentes en Cristo, porque Cristo es el único Dios manifestado en carne. Jesús no es menos que Dios, pues es Dios absoluto y total. Al hablar de los atributos de Dios, nos referimos a su omnipotencia, omnipresencia, omnisapiencia, su eternidad, su inmutabilidad, etc. Por esta causa fue que el Hijo de Dios (Dios manifestado en carne) realizó actos soberanos, exclusivos y potestativos de Dios, tales como la conversión del agua en vino, la multiplicación de los panes y de los peces, el perdonar pecados, resucitar muertos, etc.
Al estudiar el término griego katoikéo, donde dice “Porque en Él habita…”, encontramos que esto quiere decir que toda la plenitud (integridad, totalidad, saciedad, exceso de llenura) estaba en Cristo perennemente, continuamente, perpetuamente, eternamente; no a raticos. Jesús no era, ni es Dios por temporadas, sino continuamente.
Por esta causa, la carta a los Filipenses, dice: “Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios [o siendo por naturaleza Dios], no escatimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse [sólo Dios es igual a sí mismo, y nadie es igual a Él] sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).
Jesús es Dios completo, absoluto y total. Jesucristo es Dios, Dios único, real y eterno. Por eso la Escritura enseña que antes de manifestarse en carne, Jesús existía en forma de Dios, porque Él es el Padre Eterno (Isaías 9:6). Al venir en carne, esa carne manifestó al único Dios verdadero. Por eso, Jesús es la imagen del único Dios verdadero (Colosenses 1:15, 2. Corintios 4:4), y por eso Él es el único Dios verdadero (1. Juan 5:20). El Señor Jesucristo tiene forma de Dios, porque es el Dios verdadero; pero en su encarnación, también tuvo forma de hombre. La forma de Dios estuvo escondida tras el velo de carne (Hebreos 10:20), y la plenitud de Dios habitó en ese templo de carne (Juan 2:19).
Así que aunque nadie ha visto al Dios invisible, el Dios y Padre invisible sí se ha dado a conocer por medio del Hijo, su manifestación en carne (Juan 1:18).
En el Antiguo Pacto no se conocía de la revelación directa de Dios. Tampoco se conocía la verdadera identidad del Padre. Aquello era un misterio para la mente intelectual. Ni aún su nombre se conocía en toda su amplitud. Existían muchos títulos que el Señor ostentó, pero no correspondían a la verdadera revelación divina.
Es por esto que el profeta Isaías dice: “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas” (Isaías 45:15). A Moisés se le dijo: “No verás mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá” (Éxodo 33:20). “También el Padre que me envió ha testificado de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan 5:37).
En la Biblia aparece una lista de textos que nos hablan de que Dios es invisible (Romanos 1:20, 1. Timoteo 1:17, Hebreos 11:27) y que Jesús es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15, 2. Corintios 4:4). Primero porque Él es Espíritu y segundo porque hasta el establecimiento del Nuevo Pacto llegó el tiempo de la revelación más gloriosa de todos los tiempos.
El Santo evangelio según Juan, dice: “A Dios nadie le vio jamás; El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). El evangelio según Lucas, afirma: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; Y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; ni quien es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar” (Lucas 10:22).
En el Antiguo Pacto, nadie conocía la verdadera identidad del Padre. Permaneció oculta, hasta que apareció el Señor Jesucristo manifestado en carne. Observemos lo que dice Mateo 16:13-17. “Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos, dijeron: Unos, Juan el Bautista, Otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: ¿Y vosotros, quien decís que Soy Yo?”. Observemos que hasta aquí, nadie conocía la verdadera identidad del Padre, permanecía oculta. Ni aún los discípulos la sabían. Fue solo hasta que el Espíritu Santo de Dios, utilizó a Pedro y movió sus labios para afirmar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Entonces le respondió Jesús: “bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque esto (que acabas de decir) no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17). Así que la verdadera identidad del Padre solo se conocerá por medio de la revelación divina.
Para revelarse, Dios el Padre se vio precisado a tomar un cuerpo de carne, en semejanza de carne de pecado. Ver Isaías 9:6, Juan 1:1, 1:14, 1. Timoteo 3:16 y Hebreos 2:8. Jesús nació con semejanza de carne de pecado, pero sin pecado. Jesús entonces no es el mandadero del Padre, ni un religioso fracasado, y menos una “segunda persona”. Jesús no aparece en el escenario humano como un representante de Dios, sino como Dios mismo manifestado como hombre. Él es la imagen del Dios invisible. Ese Dios que Moisés no pudo ver (aunque se sostuvo como viendo al invisible), si fue visto por los discípulos de Jesús, y nosotros tenemos la promesa de verlo en la faz de Jesucristo (2. Corintios 4:6).
El evangelista Juan aclara esta situación en su evangelio, cuando Jesús dijo a sus discípulos: “Si me conocieseis, también a mi Padre conocerías; y desde ahora le conocéis y le habéis visto” (Juan 14: 7-10). Felipe le dijo: “Señor [nadie llama a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo; Es decir por el Espíritu de la revelación] muéstranos al Padre y nos basta” (Juan 14.8). Felipe no era trinitario, porque la herejía de la trinidad brotó en el siglo III, se desarrolló en el siglo IV, y tomó la forma definitiva solo hasta el siglo V de nuestra era. Felipe simplemente quería saber sobre la identidad de Dios el Padre. Jesús le dijo: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9). Felipe pregunta por el Padre. Jesús le responde: “no me has conocido”. Si Jesús no fuera el Padre, le hubiese respondido: “Y no le habéis conocido”.
El problema de los trinitarios, es que no pueden aceptar que el Dios único y verdadero esté escondido en la persona de Jesús. Pero Jesús mismo lo aclaró: El que me ve a mí, está viendo al Padre. Es decir: que Jesús es el Padre, no una persona distinta.
Sin embargo, para darle mayor claridad a Felipe, Jesús lo reconfirmó en el verso 10; al decir: “¿No crees que YO SOY [este es un título de la Deidad, que solo Jesús puede ostentar] en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras” (Juan 14:10).
Los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo, no son nombres, ni personas, sino oficios (o roles) que desempeña el único Dios. Como Padre es el Creador y sustentador. Como Hijo es el hombre perfecto, la manifestación de Dios en carne que se ha constituido en nuestro Redentor. Y como Espíritu, es el Consolador que llena y habita en nuestros corazones. Estos roles de Dios no nos hablan de “tres personas distintas y un solo Dios verdadero” (herejía que fue inventada muchos años después de que la Biblia se terminó de escribir).
El apóstol Pablo (que era un creyente en la Unicidad de Dios) escribe a los Colosenses, diciendo: “Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2: 2-3).
La palabra misterio, traduce: secreto, enigma, incomprensible, etc. Es algo que está oculto, reservado, escondido para el intelecto, pero Dios nos lo reveló por su Espíritu. Entonces: ¿cuál es el misterio de Dios el Padre y de Cristo? La respuesta está en 2. Corintios 5:19. “Que Dios el Padre estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo (no con otro)”. No con Cristo, sino en Cristo. Ese sí que es un verdadero misterio para aquellos a quienes Dios no les ha revelado su verdadera identidad, por la dureza de sus corazones (Efesios 4:18). Para ellos esto es un misterio.
Pablo persiste en afirmar que Jesús es la imagen del Dios invisible, al aseverar en su carta a los Colosenses, que en Jesús habita corporalmente toda la plenitud de Dios (Colosenses 2:9). En otras palabras, todos los atributos de Dios están presentes en Cristo, porque Cristo es el único Dios manifestado en carne. Jesús no es menos que Dios, pues es Dios absoluto y total. Al hablar de los atributos de Dios, nos referimos a su omnipotencia, omnipresencia, omnisapiencia, su eternidad, su inmutabilidad, etc. Por esta causa fue que el Hijo de Dios (Dios manifestado en carne) realizó actos soberanos, exclusivos y potestativos de Dios, tales como la conversión del agua en vino, la multiplicación de los panes y de los peces, el perdonar pecados, resucitar muertos, etc.
Al estudiar el término griego katoikéo, donde dice “Porque en Él habita…”, encontramos que esto quiere decir que toda la plenitud (integridad, totalidad, saciedad, exceso de llenura) estaba en Cristo perennemente, continuamente, perpetuamente, eternamente; no a raticos. Jesús no era, ni es Dios por temporadas, sino continuamente.
Por esta causa, la carta a los Filipenses, dice: “Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios [o siendo por naturaleza Dios], no escatimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse [sólo Dios es igual a sí mismo, y nadie es igual a Él] sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).
Jesús es Dios completo, absoluto y total. Jesucristo es Dios, Dios único, real y eterno. Por eso la Escritura enseña que antes de manifestarse en carne, Jesús existía en forma de Dios, porque Él es el Padre Eterno (Isaías 9:6). Al venir en carne, esa carne manifestó al único Dios verdadero. Por eso, Jesús es la imagen del único Dios verdadero (Colosenses 1:15, 2. Corintios 4:4), y por eso Él es el único Dios verdadero (1. Juan 5:20). El Señor Jesucristo tiene forma de Dios, porque es el Dios verdadero; pero en su encarnación, también tuvo forma de hombre. La forma de Dios estuvo escondida tras el velo de carne (Hebreos 10:20), y la plenitud de Dios habitó en ese templo de carne (Juan 2:19).
Así que aunque nadie ha visto al Dios invisible, el Dios y Padre invisible sí se ha dado a conocer por medio del Hijo, su manifestación en carne (Juan 1:18).
miércoles 6 de octubre de 2010
La Verdad de la Unicidad de Dios
Por Ralph Vincent Reynolds
Tomado del Curso Bíblico Alfa. La Divinidad - Lección 10.
A. El Error de la Doctrina de la Trinidad Deja en Confusión
La enseñanza errónea de que hay tres personas distintas en la Divinidad, deja muchas preguntas sin respuesta. Hay confusión y contradicción en esta doctrina hecha por el hombre, que se formuló en los primeros días de la Iglesia Católica Romana. La razón de esto, por supuesto, es que no está edificada sobre la Escritura, sino sobre el razonamiento natural del hombre. Mencionaremos unas cuantas de las preguntas que la doctrina trinitaria no contesta:
1. ¿Quién fue el padre del bebé del pesebre en Belén? ¿El Padre o el Espíritu Santo? ¿Tenía el niño Jesús dos padres?
2. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿cómo puede ser el Padre mayor que el Hijo? (Juan 14:28) “El Padre mayor es que yo”.
3. ¿Ora Dios? ¿Cómo puede Jesús ser Dios y necesitar orar?
4. ¿Puede morir Dios? Si el Hijo es Dios, ¿cómo pudo morir?
5. ¿Es María la madre de Dios? ¿Qué error podría haber entonces en el término “La sangre de Dios”?
6. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿cuál podría ser el error si agregáramos a una cuarta? ¿Por qué no deificar a María?
7. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A quién debemos adorar?
8. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A quién debemos orar?
9. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A cuántos veremos en el Cielo? ¿Cuántos tronos hay?
10. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿Por qué no sabe Jesús cuándo volverá? (Marcos 13:32)
11. ¿Cómo puede Jesús ser un Hijo y no tener principio?
12. ¿Hay tres Espíritus habitando en el corazón del cristiano lleno del Espíritu?
Estas preguntas pueden continuarse indefinidamente, pero sería una tontería hacerlo. Las respuestas y las explicaciones correctas a todas las preguntas anteriores, prueban la Unicidad. El intento por parte de los trinitarios de contestar las preguntas anteriores, simplemente conducen a una contradicción y confusión. A causa de que la verdad de la Unicidad se construye sobre la Palabra de Dios, las respuestas a todas las preguntas se entienden clara y fácilmente y están en armonía con toda la Escritura.
B. ¿Habían Tres en el Bautismo de Jesús?
Fue necesario que Jesús se bautizara para que pudiera cumplir con toda justicia. Por cierto, Él no fue bautizado para perdón de pecados, sino para cumplir las Escrituras del Antiguo Testamento y dar un ejemplo a su iglesia. Del mismo modo, fue necesario que Él fuera ungido, como los sacerdotes y los reyes eran ungidos en el Antiguo Testamento. Sin embargo, debemos recordar que Jesucristo fue el Verbo-Encarnado desde su concepción en el vientre de María. La unción estaba allí, por el mismo propósito que el bautismo, en cumplimiento de la Escritura.
Recordemos que estas manifestaciones (audible y visible) fueron para el beneficio de Juan el Bautista (Juan 1:11). Es discutible si alguna otra persona oyó la voz o vio el símbolo de paloma. En el día de Pentecostés, hubo dos manifestaciones en el aposento alto (audible y visible), lenguas de fuego y otras lenguas (idiomas) que hablaban. ¿Diríamos que habían dos personas allí? En tal caso, ¿qué persona era las lenguas de fuego y qué persona era las “otras lenguas”? Una manifestación audible y visible al mismo tiempo no hace dos personas, como tampoco el humo de un escape y el ruido de un motor hacen dos máquinas. En Getsamaní, Jesús fue ambas cosas, el sacerdote y el sacrificio ¿Qué impediría a la Divinidad de manifestarse en dos o tres maneras al mismo tiempo?
C. ¿Cómo Puede Jesucristo Estar a la Diestra de Dios?
Dios es espíritu e invisible. Aparte de Jesucristo no hay ningún cuerpo físico, y en consecuencia no hay diestra ni siniestra para la Divinidad. Aparte de Jesucristo, Dios no puede ser visto, pues Jesucristo es LA IMAGEN EXPRESA del Dios invisible (Colosenses 1:15; Hebreos 1:3). Por lo tanto, es claro que las Escrituras que se refieren a Jesucristo sentado o parado a la diestra de Dios, no significan una mano derecha física.
¿Qué significa la diestra de Dios? Las Escrituras se refieren a la diestra de Dios, como el poder y la gloria de Dios. Esto es lo que significa este término. Jesucristo se sienta en el lugar del PODER y la GLORIA.
Exodo 15:6 “Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo”.
Marcos 14:62 “...y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios”.
Lucas 22:69 “pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios”.
Recordemos que hay sólo un trono en el Cielo (Apocalipsis 42). Hay sólo UNO sentado sobre el trono.
D. ¿A Cuántos Vio Esteban?
Hechos 7:59 “Y apedreaban a Esteban, mientas él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu”.
¿A cuántos vio Esteban? Por cierto sólo a uno. ¿A quién vio Esteban? A Jesucristo. ¿Qué nombre dio Esteban a Dios? Señor Jesús. A muchos les agradaría pensar que este versículo prueba la doctrina trinitaria. Sin embargo, éste muestra la verdad de la Unicidad en forma concluyente.
E. ¿Cómo Puede Jesucrito Orar?
Jesucristo es hombre y Él es Dios. Como hombre, Él ora. La respuesta a este tan llamado problema es clara: la humanidad ora a la Divinidad.
Si la teoría de la Trinidad fuera correcta, entonces encontraríamos a un Dios orando a otro Dios. Si un Dios necesita orar, ¿es aún un Dios? ¿Puede la Divinidad en algún momento necesitar orar? También, si la supuesta segunda persona de la Divinidad ora a la supuesta primera persona de la Divinidad, entonces Dios es divisible y tenemos por lo menos dos Dioses.
La explicación es muy clara: Jesucristo oraba como hombre.
F. ¿Fue Jesucristo Abandonado por Dios en el Calvario?
Nuevamente fue la carne, la humanidad de Cristo, la que exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Podemos ver la razón de esto cuando leemos 2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado”. Él se impuso sobre sí mismo la iniquidad de todos nosotros. Se convirtió en la persona que pagó por nuestras culpas, llevando encima la tremenda carga del pecado y pagando el precio del pecado. La humanidad de Cristo tuvo que experimentar este terror por completo. El pecado separa al hombre del Dios santo. Jesucristo tuvo que experimentar esta terrible sensación de una separación de Dios. Fue la carne la que sufrió y murió; fue la carne la que gritó. En realidad, Dios estuvo allí todo el tiempo, pues la verdadera naturaleza de Cristo no cambió en ningún momento.. En otras palabras, no hubo un momento en que Jesucristo no fuera Dios manifestado en carne.
Nuevamente, refiriéndonos al tema de la Trinidad, si una supuesta persona en la Divinidad puede abandonar a otra supuesta persona en la Divinidad, entonces por cierto Dios sería divisible y hay por lo menos dos Dioses. Sabemos que esto no puede ser.
G. ¿Cuál fue la Gloria que Tuvo Cristo Antes de que Existiera el Mundo?
Juan 17:5 “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.
Aquí Jesús está orando por la glorificación que aún es futura en lo que al tiempo se refiere, pero que estaba en el plan y en la mente de Dios desde el principio. Recuerden que cuando Jesús oraba, era la naturaleza humana de Jesús orando al Divino - la humanidad a la Divinidad. Así como Cristo fue un cordero muerto desde el principio del mundo, aún así fue Cristo glorificado desde el principio del mundo.
Este versículo no hace un supuesto Hijo Eterno, pues la calidad de Hijo se refiere al tiempo. Dios habita en la Eternidad.
H. La Clave de Todas las Preguntas Concernientes a la Divinidad
En la encarnación Dios hizo algo nuevo. Dios se manifestó como nunca antes lo había hecho, pero no dejó de ser Aquél que siempre había sido. Dios se manifestó en carne, y el Verbo se convirtió en carne.
La clave es simplemente ésta: Jesucristo posee una naturaleza doble - humanidad y Divinidad. Él era y es el mismo Dios y el Hombre perfecto. Como Dios, Él habita en la eternidad; como hombre, habita en el tiempo. La calidad de Hijo limitada al elemento tiempo, es para el TRIPLE PROPÓSITO:
1. Redención;
2. Mediación;
3. Juicio y reinado milenario.
I. Las Respuestas a Dos Preguntas que Surgen de los Atributos Divinos
1. ¿Se Arrepiente Dios?
Referencia Bíblica:
Génesis 6:6 “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.
Si Dios es inmutable, ¿cómo puede Dios arrepentirse?
En realidad, Dios nunca cambia de opinión. No hay necesidad de esto, pues su omnisciencia le dice de antemano todos los actos que se refieren al hombre. El carácter de Dios nunca cambia, pero su proceder con los hombres cambia según ellos cambien de impiedad a piedad y de desobediencia a obediencia. Cuando un hombre que anda en bicicleta en contra del viento, gira y va a favor del viento, el viento parece haber cambiado, aunque está soplando exactamente igual que antes. Fue el hombre quien cambió, no el viento.
2. ¿Odia Dios?
Referencia Bíblica:
Proverbios 6:16 “Seis cosas aborrece Jehová, y aún siete abomina su alma”.
La naturaleza del amor requiere odio hacia aquello que dañaría o destruiría el objeto de ese amor. Dios ama al pecador pero odia al pecado. No hay nada contradictorio aquí. Antes bien, Dios no amaría al pecador si al mismo tiempo no odiara aquello que está dañando al pecador. Este odio, junto con la ira de Dios, no es una emoción humana carnal, sino más bien la reacción de un Dios santo al pecado, que se expresa en términos que el hombre puede entender.
La naturaleza de Dios no es vengativa, sino justificativa.
PRUEBA
-. Explique cómo puede Jesucristo estar a la diestra de Dios.
-. Explique claramente Juan 17:5.
-. Si Dios es inmutable, ¿cómo puede Dios arrepentirse?
Tomado del Curso Bíblico Alfa. La Divinidad - Lección 10.
A. El Error de la Doctrina de la Trinidad Deja en Confusión
La enseñanza errónea de que hay tres personas distintas en la Divinidad, deja muchas preguntas sin respuesta. Hay confusión y contradicción en esta doctrina hecha por el hombre, que se formuló en los primeros días de la Iglesia Católica Romana. La razón de esto, por supuesto, es que no está edificada sobre la Escritura, sino sobre el razonamiento natural del hombre. Mencionaremos unas cuantas de las preguntas que la doctrina trinitaria no contesta:
1. ¿Quién fue el padre del bebé del pesebre en Belén? ¿El Padre o el Espíritu Santo? ¿Tenía el niño Jesús dos padres?
2. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿cómo puede ser el Padre mayor que el Hijo? (Juan 14:28) “El Padre mayor es que yo”.
3. ¿Ora Dios? ¿Cómo puede Jesús ser Dios y necesitar orar?
4. ¿Puede morir Dios? Si el Hijo es Dios, ¿cómo pudo morir?
5. ¿Es María la madre de Dios? ¿Qué error podría haber entonces en el término “La sangre de Dios”?
6. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿cuál podría ser el error si agregáramos a una cuarta? ¿Por qué no deificar a María?
7. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A quién debemos adorar?
8. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A quién debemos orar?
9. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿A cuántos veremos en el Cielo? ¿Cuántos tronos hay?
10. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿Por qué no sabe Jesús cuándo volverá? (Marcos 13:32)
11. ¿Cómo puede Jesús ser un Hijo y no tener principio?
12. ¿Hay tres Espíritus habitando en el corazón del cristiano lleno del Espíritu?
Estas preguntas pueden continuarse indefinidamente, pero sería una tontería hacerlo. Las respuestas y las explicaciones correctas a todas las preguntas anteriores, prueban la Unicidad. El intento por parte de los trinitarios de contestar las preguntas anteriores, simplemente conducen a una contradicción y confusión. A causa de que la verdad de la Unicidad se construye sobre la Palabra de Dios, las respuestas a todas las preguntas se entienden clara y fácilmente y están en armonía con toda la Escritura.
B. ¿Habían Tres en el Bautismo de Jesús?
Fue necesario que Jesús se bautizara para que pudiera cumplir con toda justicia. Por cierto, Él no fue bautizado para perdón de pecados, sino para cumplir las Escrituras del Antiguo Testamento y dar un ejemplo a su iglesia. Del mismo modo, fue necesario que Él fuera ungido, como los sacerdotes y los reyes eran ungidos en el Antiguo Testamento. Sin embargo, debemos recordar que Jesucristo fue el Verbo-Encarnado desde su concepción en el vientre de María. La unción estaba allí, por el mismo propósito que el bautismo, en cumplimiento de la Escritura.
Recordemos que estas manifestaciones (audible y visible) fueron para el beneficio de Juan el Bautista (Juan 1:11). Es discutible si alguna otra persona oyó la voz o vio el símbolo de paloma. En el día de Pentecostés, hubo dos manifestaciones en el aposento alto (audible y visible), lenguas de fuego y otras lenguas (idiomas) que hablaban. ¿Diríamos que habían dos personas allí? En tal caso, ¿qué persona era las lenguas de fuego y qué persona era las “otras lenguas”? Una manifestación audible y visible al mismo tiempo no hace dos personas, como tampoco el humo de un escape y el ruido de un motor hacen dos máquinas. En Getsamaní, Jesús fue ambas cosas, el sacerdote y el sacrificio ¿Qué impediría a la Divinidad de manifestarse en dos o tres maneras al mismo tiempo?
C. ¿Cómo Puede Jesucristo Estar a la Diestra de Dios?
Dios es espíritu e invisible. Aparte de Jesucristo no hay ningún cuerpo físico, y en consecuencia no hay diestra ni siniestra para la Divinidad. Aparte de Jesucristo, Dios no puede ser visto, pues Jesucristo es LA IMAGEN EXPRESA del Dios invisible (Colosenses 1:15; Hebreos 1:3). Por lo tanto, es claro que las Escrituras que se refieren a Jesucristo sentado o parado a la diestra de Dios, no significan una mano derecha física.
¿Qué significa la diestra de Dios? Las Escrituras se refieren a la diestra de Dios, como el poder y la gloria de Dios. Esto es lo que significa este término. Jesucristo se sienta en el lugar del PODER y la GLORIA.
Exodo 15:6 “Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo”.
Marcos 14:62 “...y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios”.
Lucas 22:69 “pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios”.
Recordemos que hay sólo un trono en el Cielo (Apocalipsis 42). Hay sólo UNO sentado sobre el trono.
D. ¿A Cuántos Vio Esteban?
Hechos 7:59 “Y apedreaban a Esteban, mientas él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu”.
¿A cuántos vio Esteban? Por cierto sólo a uno. ¿A quién vio Esteban? A Jesucristo. ¿Qué nombre dio Esteban a Dios? Señor Jesús. A muchos les agradaría pensar que este versículo prueba la doctrina trinitaria. Sin embargo, éste muestra la verdad de la Unicidad en forma concluyente.
E. ¿Cómo Puede Jesucrito Orar?
Jesucristo es hombre y Él es Dios. Como hombre, Él ora. La respuesta a este tan llamado problema es clara: la humanidad ora a la Divinidad.
Si la teoría de la Trinidad fuera correcta, entonces encontraríamos a un Dios orando a otro Dios. Si un Dios necesita orar, ¿es aún un Dios? ¿Puede la Divinidad en algún momento necesitar orar? También, si la supuesta segunda persona de la Divinidad ora a la supuesta primera persona de la Divinidad, entonces Dios es divisible y tenemos por lo menos dos Dioses.
La explicación es muy clara: Jesucristo oraba como hombre.
F. ¿Fue Jesucristo Abandonado por Dios en el Calvario?
Nuevamente fue la carne, la humanidad de Cristo, la que exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Podemos ver la razón de esto cuando leemos 2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado”. Él se impuso sobre sí mismo la iniquidad de todos nosotros. Se convirtió en la persona que pagó por nuestras culpas, llevando encima la tremenda carga del pecado y pagando el precio del pecado. La humanidad de Cristo tuvo que experimentar este terror por completo. El pecado separa al hombre del Dios santo. Jesucristo tuvo que experimentar esta terrible sensación de una separación de Dios. Fue la carne la que sufrió y murió; fue la carne la que gritó. En realidad, Dios estuvo allí todo el tiempo, pues la verdadera naturaleza de Cristo no cambió en ningún momento.. En otras palabras, no hubo un momento en que Jesucristo no fuera Dios manifestado en carne.
Nuevamente, refiriéndonos al tema de la Trinidad, si una supuesta persona en la Divinidad puede abandonar a otra supuesta persona en la Divinidad, entonces por cierto Dios sería divisible y hay por lo menos dos Dioses. Sabemos que esto no puede ser.
G. ¿Cuál fue la Gloria que Tuvo Cristo Antes de que Existiera el Mundo?
Juan 17:5 “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.
Aquí Jesús está orando por la glorificación que aún es futura en lo que al tiempo se refiere, pero que estaba en el plan y en la mente de Dios desde el principio. Recuerden que cuando Jesús oraba, era la naturaleza humana de Jesús orando al Divino - la humanidad a la Divinidad. Así como Cristo fue un cordero muerto desde el principio del mundo, aún así fue Cristo glorificado desde el principio del mundo.
Este versículo no hace un supuesto Hijo Eterno, pues la calidad de Hijo se refiere al tiempo. Dios habita en la Eternidad.
H. La Clave de Todas las Preguntas Concernientes a la Divinidad
En la encarnación Dios hizo algo nuevo. Dios se manifestó como nunca antes lo había hecho, pero no dejó de ser Aquél que siempre había sido. Dios se manifestó en carne, y el Verbo se convirtió en carne.
La clave es simplemente ésta: Jesucristo posee una naturaleza doble - humanidad y Divinidad. Él era y es el mismo Dios y el Hombre perfecto. Como Dios, Él habita en la eternidad; como hombre, habita en el tiempo. La calidad de Hijo limitada al elemento tiempo, es para el TRIPLE PROPÓSITO:
1. Redención;
2. Mediación;
3. Juicio y reinado milenario.
I. Las Respuestas a Dos Preguntas que Surgen de los Atributos Divinos
1. ¿Se Arrepiente Dios?
Referencia Bíblica:
Génesis 6:6 “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.
Si Dios es inmutable, ¿cómo puede Dios arrepentirse?
En realidad, Dios nunca cambia de opinión. No hay necesidad de esto, pues su omnisciencia le dice de antemano todos los actos que se refieren al hombre. El carácter de Dios nunca cambia, pero su proceder con los hombres cambia según ellos cambien de impiedad a piedad y de desobediencia a obediencia. Cuando un hombre que anda en bicicleta en contra del viento, gira y va a favor del viento, el viento parece haber cambiado, aunque está soplando exactamente igual que antes. Fue el hombre quien cambió, no el viento.
2. ¿Odia Dios?
Referencia Bíblica:
Proverbios 6:16 “Seis cosas aborrece Jehová, y aún siete abomina su alma”.
La naturaleza del amor requiere odio hacia aquello que dañaría o destruiría el objeto de ese amor. Dios ama al pecador pero odia al pecado. No hay nada contradictorio aquí. Antes bien, Dios no amaría al pecador si al mismo tiempo no odiara aquello que está dañando al pecador. Este odio, junto con la ira de Dios, no es una emoción humana carnal, sino más bien la reacción de un Dios santo al pecado, que se expresa en términos que el hombre puede entender.
La naturaleza de Dios no es vengativa, sino justificativa.
PRUEBA
-. Explique cómo puede Jesucristo estar a la diestra de Dios.
-. Explique claramente Juan 17:5.
-. Si Dios es inmutable, ¿cómo puede Dios arrepentirse?
Etiquetas: UNICIDAD DE DIOS
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