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miércoles, 31 de marzo de 2010

Un Bautismo sin el Nombre, No es un Bautismo Válido

Un Bautismo sin el Nombre, No es un Bautismo Válido

BAUTISMO EN LOS TITULOS
 

VS
BAUTISMO EN EL NOMBRE
 

Jesús dijo:

Mateo 28:19. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Jesús usó los títulos "Padre, Hijo y Espíritu Santo", pero señaló que un solo nombre pertenecía al único Dios que portaba estos títulos, ordenando que el nombre tenía que ser pronunciado.

Cuando en el libro de Los Hechos nos encontramos a los apóstoles obedeciendo este mandamiento de Jesús, leemos:

Hechos 2:38. “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. 

Hechos 8:16. “porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús”.


Hechos 10:48. “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días”.

Hechos 19:5. “Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.

Hechos 22:16. “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.


En ninguna parte de la Biblia podemos leer, que alguna vez los Apóstoles repitieran literalmente las palabras, "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Antes bien, cada vez que ellos bautizaron, obedecieron el mandato del Señor, al invocar literalmente el nombre de Jesús.

¿Autoridad?

Algunos plantean que la expresión “en el nombre de”, significa “en la autoridad de”, y que esto significaría que la invocación del nombre de Jesús no es importante en el bautismo. Dicen que no es una referencia al nombre real de Jesucristo, sino a la autoridad y el poder de Dios. Este es un argumento custionable, porque no se puede separar la autoridad del nombre de la persona que posee la autoridad. De hecho, el nombre real de una persona, la distingue de todas las demás personas. La autoridad y el nombre son inseparables. Efectivamente, la autoridad se observa en las referencias que hablan del bautismo "en el nombre de". Pero en vez de ignorar la invocación del nombre de Jesús, esta es una razón adicional del por qué el nombre real de Jesucristo debe ser invocado cuando una persona es bautizada, a fin de indicar con la autoridad de quien, o con el énfasis en quien, se está relizando el bautismo para perdón de los pecados. 

Mateo 28:18. “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra“.
Mateo 28:19. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Note que en el versículo 18,  Jesucristo dijo que todo poder o autoridad, ya sea en el cielo y en la tierra, le pertenecía a él, y entonces dijo: "Por tanto, id..."

¡Esto es muy esclarecedor! ¡Él dio la orden de bautizar a las personas basado en la verdad que hallamos en el versículo 18! En otras palabras, la razón por la que debemos buatizar en el nombre, se encuentra en el versículo 18. ¿Cuál es esa razón? La razón por la que debemos bautizar en el nombre, es porque a Jesús tiene todo poder y autoridad en el cielo y en la tierra. Esta es una prueba incontrovertible, de que en Mateo 28:19, Jesús se refería a su propia autoridad personal y a su propio nombre personal, el nombre de Jesús.

Dado que Jesús, de hecho se refiere a su poder y autoridad, tal como se describe en el versículo 18; no es de extrañar que los apóstoles obedecieron esa orden, con la evidencia de invocar el nombre de Jesucristo cuando bautizaron a las personas según consta en el libro de los Hechos . Por supuesto que se refiere a la autoridad, pero ya que Jesús habló de la autoridad que era suya, y que todos los ejemplos de bautismos que encontramos en el libro de los Hechos incluyen el nombre de Jesucristo, entonces vemos claramente que el nombre de Jesús debe ser invocado en el bautismo en agua, pues es indiscutible que Jesús mencionó que él posee todo poder y autoridad en el cielo y en la tierra, y que la Biblia enseña que el nombre de Jesús está sobre cualquier otro nombre. 

La orden de invocar el nombre en el bautismo, es mencionada categóricamente como lo vemos en Hechos 22:16.

Hechos 22:16. “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.

El término INVOCAR viene de la palabra griega "epikaleomai", que se refiere a la práctica de comenzar una oración, invocando el nombre divino. En Hechos 22:16, se refiere a la invocación del nombre divino en el Bautismo.

Muchos piensan que el nombre de Jesús no tiene que ser necesariamente invocado si se apela a la autoridad de Jesús,  pero no se dan cuenta que para contar con la autoridad de Jesús a nuestro favor, es necesario invocar su nombre.

Hechos 16:18. “Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”.

¿Pablo invocó literalmente el nombre de Jesús para contar con la autoridad de Cristo, a fin de echar fuera al demonio? ¡Claro que sí!

Colosenses 3:17. “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.

viernes 12 de febrero de 2010

La Doctrina de la Trinidad se Opone a la Biblia

Vea el siguiente video en el que se exponen diez puntos que demuestran como el dogma de la Trinidad se aparta de la enseñanza de la Palabra de Dios.



El contenido de este video, también puede ser leído en el siguiente artículo:

La Trinidad se Opone a la Biblia

Dios les bendiga.

La Trinidad se Opone a la Biblia

Por Julio César Clavijo Sierra


1. Las Escrituras dicen que Dios es uno (Deuteronomio 6:4, Isaías 44:8, Romanos 3:30, Santiago 2:19), y que ese único Dios es el Padre (1. Corintios 8:6).

Los trinitarios proclaman la falsa doctrina de que Dios es tres en uno, por lo cual según ellos, hay otros dos que también deben ser reconocidos como Dios.

2. Las Escrituras dicen que JESUS es el Hijo de Dios (Mateo 26:63, Marcos 1:1, Lucas 1:35, Juan 1:34)

Los trinitarios dicen que JESUS es “Dios Hijo”, proclamando la falsa doctrina de un eterno acompañante de Dios el Padre con sus mismos atributos y poderes.

3. Las Escrituras dicen que JESUS es el Primero y el Ultimo (Apocalipsis 1:8, 1:11, 1:17, 2:8, 21:6, 22:13)

Los trinitarios dicen que Jesús es el segundo del primero, y que procede del primero.

4. Las Escrituras dicen que JESUS es Dios manifestado en carne (Isaías 9:6, Mateo 1:23, 1. Timoteo 3:16)

Los trinitarios dicen que Jesús es “Dios Hijo” o “la segunda persona divina” manifestado en carne

5. Las Escrituras dicen que en Cristo habita corporalmente la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:8-9) porque el Padre habita en el cuerpo humano de su Hijo  (Juan 14:10)

Los trinitarios dicen que “Dios Hijo”, o una “segunda persona divina” distinta del Padre,  es la que habita en el cuerpo humano de Cristo. 

6. Las Escrituras dicen que JESUS en la carne (como hombre) oró al Padre (Hebreos 5:7)

Los trinitarios dicen que “Dios Hijo” (una segunda persona divina) oró a Dios Padre, proclamando la falsa doctrina de que Dios ha orado, o que una parte de Dios puede orar, cuando por definición, la oración es el medio por el cual los hombres claman a Dios.

7. Las Escrituras dicen que JESUS como hombre murió (Romanos 5:10, Marcos 15:39, Lucas 23:47)

Los trinitarios dicen que “Dios Hijo” murió, proclamando la falsa doctrina de que “una parte” de Dios puede morir, o que el Dios Eterno puede morir.  Asimismo, caen en la contradicción de decir que el supuesto “Hijo Eterno” murió. ¿Desde cuándo alguien eterno puede morir?

8. Las Escrituras dicen que el que es, el que era, y el que ha de venir (JESÚS) es el que se sienta sobre el trono (Apocalipsis 1:4).  El Hijo se ha sentado con el Padre en el único Trono (Apocalipsis 3:21), porque el Hijo es el Templo en el cual habita el Padre (Juan 2:19-21, Juan 14:10).  Por eso el único que se sienta sobre el trono tiene un nombre y un rostro (Apocalipsis 22:3-4) (no dos nombres o dos rostros).  El que ve a Jesús, en realidad ve al Padre (Juan 14:9).

Los trinitarios dicen que no es así, porque JESUS está al lado derecho “físico” del Padre, negando así la omnipresencia de Dios y cayendo en una idea absolutamente politeísta.

9. La Biblia dice que el Señor Jesús es el Espíritu Santo (2. Corintios 3:17, 4:5; 1. Corintios 4:6, 12:3; Efesios 4:5). Jesús mismo prometió venir a morar en los creyentes, pero ya no en carne, sino en Espíritu (Juan 14:17-18), para estar en su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 18:20, 28:20). Hay un sólo Espíritu de Dios (Efesios 4:4), y ese es el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9, 1. Pedro 1:11). Por eso el Espíritu Santo es también llamado el Cristo (Colosenses 1:27), el Espíritu de Jesucristo (Filipenses 1:19) y el Espíritu del Hijo (Gálatas 4:6).

Por el contrario, los trinitarios proclaman la falsa doctrina de que el Espíritu Santo es una “tercera persona divina” que procede de otras dos, e incluso muchos sostienen que Dios es la unidad de tres Espíritus divinos, haciendo así una clara declaración politeísta.

10. La Biblia enseña que Jesús es el nombre dado para salvación en el Nuevo Testamento. (Vea Mateo 1:21; Lucas 24:47; Hechos 4:12; 10:43; Filipenses 2:9-11; Colosenses 3:17), porque este es el nombre supremo por el que Dios se ha revelado a la humanidad y quiere decir Jehová-salvador. Por consiguiente, los apóstoles cumplieron correctamente la orden de Cristo (Mateo 28:19) al bautizar a los creyentes invocando el nombre de Jesús, y la iglesia debe hacer lo mismo hoy en día. (Vea Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:3-5; 22:16; Romanos 6:3-4; 1. Corintios 1:13; 6:11).

Pero contrario a la Biblia, la Trinidad comete el error de aislar el texto de Mateo 28:19 de todo el contexto bíblico que habla del bautismo cristiano, para inventar que Mateo 28:19 habla de tres personas divinas, ignorando el significado bíblico de los títulos de Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así, hace que la gente no pueda percibir que Padre es un título de Dios que nos enseña que Él es el Origen y Creador de todo cuanto existe (Isaías 64:8, Apocalipsis 4:11) y nuestro Sustentador y Cuidador (1. Crónicas 29:10, Isaías 63:16, Santiago 1:17). Que tampoco vean que Dios es llamado el Espíritu Santo porque Él es Espíritu (Génesis 1:1-2, Juan 4:24) y es Santo (Hechos 1:5-8), y que no entiendan que Hijo de Dios es una referencia a su manifestación en carne como un ser humano verdadero y sin pecado.

Las Escrituras dicen que JESUS es DIOS (Juan 20:28, Tito 2:13, Romanos 9:5, 2  Pedro 1:1), y nos enseñan que solo hay un DIOS el PADRE (1. Corintios 8:6); por tanto al ser JESUS DIOS, JESUS es el PADRE (Isaías 9:6, Apocalipsis 20:7) que se manifestó en carne.

Oye Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es... Este único Dios es Jesús

jueves 11 de febrero de 2010

Jesús es el Espíritu Santo

Por Elder Ross Drysdale
Capítulo 9 del Libro "Si Sabéis Estas Cosas" (If Ye Know These Things)

Esta es una respuesta a las críticas que hizo el escritor trinitario Gregory A. Boyd contra la Iglesia del Nombre de Jesús, en su libro "Unicidad Pentecostal y Trinidad" publicado en idioma inglés en el año de 1992.

 

“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”
(2. Corintios 3:17)

¿De dónde surgió la idea de que el Espíritu Santo es una "Tercera Persona" procedente? 

¿La Biblia se refiere a Cristo como el Espíritu Santo, o esta es una invención de la Unicidad?


Crisis de identidad

Ya se ha establecido que en su naturaleza divina, Jesús es el Padre que mora en nosotros [1]. Queda por descubrir si el Espíritu Santo del que nos hablan las Escrituras, es el mismo al que los trinitarios llaman la "tercera Persona de la Trinidad", o si esa es una idea impostora.


Admisión Neotrinitaria

Todos los neotrinitarios, han expuesto que su teología habla de un solo Espíritu Divino. La idea de "tres Espíritus divinos omnipresentes", es catalogada por Boyd, como "una idea muy equivocada de la Trinidad". Sobre cada "Persona" de la Trinidad, dice que: "El Espíritu de Dios, existe de un modo distinto" (Boyd, p. 64). Siendo esto cierto, entonces ¡el Hijo de Dios, quien es Jesucristo, es el Espíritu que resulta ser el mismo Espíritu Santo! ¡El Hijo y el Espíritu Santo son el mismo Espíritu! Boyd, tampoco puede escapar de esta conclusión, cuando denuncia como incorrecto hablar de mentes, conciencias o incluso de voluntades independientes en Dios, etiquetando esto como un "retrato crudo" (Boyd, 171).

¡Qué dilema! ¡Los neotrinitarios suponen que Jesús y el Espíritu Santo son personas distintas, pero admiten que son el mismo Espíritu, y que tienen la misma mente y la misma conciencia! ¡Esta admisión lo único que hace es derrumbar la Trinidad! Sería más fácil rescatar pieza por pieza al Titanic y ponerlo a navegar nuevamente, que hallarle lógica a esta contradicción expuesta por el neotrinitarismo.


Ilusión Transitoria al Estilo Neotrinitario

Sin embargo, después de esta admisión, el Dr. Boyd dice que la identificación que hace la Unicidad de Jesús siendo el Espíritu, es "muy sospechosa". Sorprendentemente, para confirmar esta "sospecha", nos dice que: "El Espíritu es de hecho la presencia de Cristo mismo" (Boyd. 128).

¿Cómo puede una "persona distinta" ser la presencia de otra "persona distinta"? ¿Puede ser mi presencia, tu misma presencia? ¡Por supuesto que no! La presencia de una persona indica exactamente eso – que la persona está presente, no un sustituto. ¿Por qué el Espíritu Santo tiene que ser "la presencia de Jesús"? De acuerdo con la doctrina trinitaria de la Pericoresis [2], siempre que una "Persona de la Trinidad" esté presente, las otras dos también están plenamente presentes. Pero los neotrinitarios no han entendido que no habría necesidad de una sustitución de presencia, si Cristo mismo está presente. En Juan 14:18, Jesús declaró claramente que Él es el Consolador, el Espíritu Santo, cuando dijo: "no os dejaré huérfanos; vendré a vosotros".

Sin embargo, el Dr. Boyd cambia lo que Cristo declaró, y recurre a una "ilusión transitoria" (a pesar de que a menudo hace acusaciones falsas, diciendo que los defensores de la Unicidad utilizamos ilusiones transitorias). Boyd escribe: "Jesús simplemente dijo: Yo no los voy a dejar como a unos niños abandonados, mi presencia seguirá estando con ustedes (en referencia a la venida de su Espíritu)" (Boyd, 77). ¿Acaso piensa que una persona sensata podría tragarse eso? ¿Podría alguien dejar una habitación y decir: "mi presencia seguirá estando con ustedes"? Esto es más que una ilusión transitoria, ¡es una ilusión maniática! ¿Qué otra cosa podría estar más lejos de lo que Cristo quiso decir? Lo que Boyd nos pide que creamos, es que la expresión: "vendré a vosotros", lo que realmente significa es: "alguien más vendrá a vosotros".

Hay que tener en cuenta que en el griego, cuando Jesús dijo: "vendré a vosotros", Él hizo uso del pronombre personal "yo" para identificarse como el Espíritu Santo Consolador, eliminando así la posibilidad de una "distinción personal" entre Él y el Espíritu. Esto es el equivalente de decir: "Yo vendré a vosotros" porque "Yo soy el Espíritu Santo". Y sin embargo se nos acusa diciendo, que identificar a Jesús como el Espíritu Santo es atribuirle una identidad que Él nunca se imputó, por lo cual sería como una "identidad secreta". Pero acaso, ¿en dónde está el secreto?


Cristo es el Espíritu de Verdad

En Juan 14:17, Cristo se identificó como el Consolador, el Espíritu Santo, cuando dijo: “el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros”

El Espíritu de Verdad es un "Él", que ya era conocido por los discípulos y había sido visto por ellos, porque moraba en medio de ellos y vivía con ellos ya en ese momento. ¿A quién se refiere sino al mismo Jesús a quién ellos ya conocían, con quién vivían y compartían? Para evitar cualquier malentendido, añadió la siguiente declaración: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18)

Sin embargo, Boyd dice que este análisis que hemos hecho, es: "Sólo una forma de exégesis forzada de estos pasajes, para dar ese sentido de que Cristo y el Espíritu Santo son en todos los aspectos uno y el mismo" (Boyd, p. 129). Pero contrario a Boyd, aquí ninguna exégesis es necesaria, mucho menos una exégesis forzada. Todo lo que uno tiene que hacer es hacer una simple lectura del pasaje ¡Es evidente!

El Dr. Boyd dice que Cristo y el Espíritu Santo "no son uno y el mismo" en todos los aspectos. ¿En serio? ¿Entonces por qué los neotrinitarios enseñan que Cristo y el Espíritu Santo son un mismo Espíritu, con la misma mente, la misma conciencia, la misma voluntad, la misma presencia, totalmente indivisibles y con la misma sustancia? ¿Dónde está la distinción? Lo único que los neotrinitarios explican, es que el Espíritu Santo es Dios, pero en una "manera personalmente distinta". Lo que sea que se supone que significa eso, nunca lo han explicado. 


¿Jesús es el Espíritu? - ¿Podemos Probarlo?

Una vez más, las exigencias que los trinitarios nunca demandan para sí mismos son puestas sobre nosotros, ya que nos piden en consecuencia, que demostremos en qué lugar la Biblia dice que "Jesús es el Espíritu Santo" (Boyd, 125). Mientras tanto, ellos no se preocupan por demostrar en qué lugar la Biblia dice que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad", que es “una manera personalmente distinta en que Dios existe", o por lo menos como ellos dicen, un "aspecto", una "manera" o un "modo de ser". Como los fariseos de la antigüedad, cargan a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero ellos ni aun con un dedo las tocan (Lucas 11:46).

Al igual que cuando ellos nos solicitan un versículo que llame a Jesús el Padre, y respondemos felizmente ante esa demanda [3], también tenemos lo que nos piden en este caso, porque cuando se trata de probar que Jesús es el Espíritu Santo, nuestra carga es ligera.


2 Corintios 3:17

El apóstol Pablo escribe en 2. Corintios 3:17: “Porque el Señor es el Espíritu”

¿Qué podría ser más directo? ¡Sólo hay un Señor! ¿Hay Algún Señor que no sea Cristo? ¡Por supuesto que no! UN SEÑOR, UNA FE, UN BAUTISMO (Efesios 4:5). Y si uno se pregunta quién es este Señor al que hace referencia 2. Corintios 3:17, Pablo despeja cualquier duda en el capítulo siguiente, cuando escribe: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor” (2. Corintios 4:5).

Ahora ellos tienen lo que nos han exigido: ¡Jesucristo es el Espíritu! Así la Trinidad es derribada y ellos deben admitirlo, pero no lo hacen así. Por el contario se ponen furiosos y hacen todos los esfuerzos para intentar desviar el efecto demoledor de este versículo contra su débil teoría.

La primera cosa con la que empiezan es con una gran contradicción, diciendo: "En primer lugar, hay que señalar que el verso no dice textualmente: Jesús es el Espíritu "(Boyd, p. 125). La única manera en que los trinitarios pueden sustentar esta posición, es negando que Jesús es el Señor, y por increíble que parezca, esto es lo que hacen. Por ejemplo, Boyd afirma que “La interpretación de la Unicidad, simplemente asume que la referencia a 'el Señor' es aquí una referencia a Jesucristo" (Boyd, 125). Como se aprecia, se nos inculpa de suponer que ¡Jesucristo es el Señor! Siendo así, estamos encantados de ser "culpables" de este cargo, pues “nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1. Corintios 12:3).

Luego el Dr. Boyd comienza a especular sobre "muchos Señores y muchos Dioses", cuando dice: “Debemos señalar que en el contexto de este pasaje, Pablo usa 'Señor' en dos sentidos". Y otra vez, Boyd dice: "vemos claramente que Pablo está haciendo una distinción entre 'el Señor' y ' el Espíritu del Señor' que también es 'el Señor'" (Boyd, 125). En resumen, según Boyd, el apóstol Pablo está haciendo una distinción entre 'Señor' y 'Señor'. Si se me permite tomar prestada una frase del Dr. Boyd, todo este lenguaje no es más que una ilusión, pero aún más, es manifiestamente absurdo.

A mí no me gustaría tener que emprender la tarea de probar mi doctrina, teniendo que establecer la existencia de dos Señores diferentes. Pero ¿qué otra opción tienen los trinitarios? Lo que hallamos luego en el libro de Boyd (y que es difícil de seguir) es una discusión en la que habla de la Ley, del Antiguo Pacto, del rostro de Moisés, del velo, de los ojos de los israelitas, de la salvación, de la gloria, de la autoridad jurídica externa, del corazón, de los convenios y símbolos. Esperanzado supongo, Boyd vuelve de nuevo al texto del apóstol Pablo con el que comenzó y al mismo punto que estamos analizando, diciendo: “...el Señor a quién Moisés se volvió, es el mismo Señor, el mismo Espíritu a quien los creyentes se vuelven hoy, para que el velo les sea quitado" (Boyd, 126).

¿Y quién es el Señor, sino el Señor Jesucristo, quien es el mismo Espíritu, el Espíritu Santo? Él es el Señor que le dio a Moisés la Ley, Él es la Roca que los seguía en el desierto (1. Corintios 10:4,9; Hebreos 12:24-26), y "el Señor es el Espíritu".


Romanos 8:9-11

Utilizando mucha palabrería, Boyd dice que "sólo en dos pasajes es posible argumentar que el Espíritu es, en cierto sentido identificado con Cristo" (Boyd, p. 117). Una vez más, se nos presenta como una religión de dos versículos. Veo que el Dr. Boyd ignora todos los demás pasajes donde Cristo se identifica como el Espíritu, ya que sólo menciona el pasaje de 2. Corintios 3:17 que acabamos de considerar y el de Romanos 8:9-11 que vamos a considerar.

“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el Espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:9-11)

Aquellos que no pueden ver la Unicidad en este pasaje, son miopes espirituales. Aquella porción contiene más de lo que los trinitarios podrían esperar, y es como si los creyentes de la Unicidad del día de hoy hubiéramos escrito ese pasaje. Si usted es trinitario, usted cree que los creyentes viven en el Espíritu (la  supuesta "Tercera Persona"), pero también debe notar que este Espíritu es definido como el Espíritu de Dios (o sea como también el Espíritu de la supuesta "primera persona" y de la supuesta "segunda persona"). Finalmente, para evitar toda turbación, el apóstol Pablo cierra el círculo muy bien, al identificar a Cristo como el Espíritu. Así que los términos "Espíritu", "Espíritu de Dios", "Espíritu de Cristo" y "Cristo", no sólo se utilizan indistintamente, sino que lo más importante, y que es lo que el Dr. Boyd nunca mencionó, se utilizan para definir cada uno a los otros términos. Ya que el apóstol Pablo enseñó que sólo hay un Espíritu (Efesios 4:4) (algo en lo que los neotrinitarios dicen estar de acuerdo), entonces ¿dónde queda el espacio para la doctrina de las identidades diferentes propuestas por el trinitarismo? ¡Todos los términos se refieren a un mismo Espíritu, que es Cristo!


Colosenses 1:27

En Colosenses 1:27 Pablo habla de "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria", igualando a Cristo con el único Espíritu en nosotros. Ya que el Espíritu que está en nosotros es llamado Cristo, entonces Cristo es el Espíritu en nosotros; o en otras palabras, Jesús es el Espíritu Santo. Si el lenguaje significa algo, esto es lo que quiere decir; de otra manera no podríamos hablar de la bondad de las palabras.

El Dr. Boyd ni siquiera cita Colosenses 1:27 - "Cristo en vosotros" - aunque esta porción es una de las pruebas principales de la identidad de Cristo como el Espíritu Santo. La elección es simple, los cristianos tienen a tres espíritus divinos diferentes en ellos, o Cristo es el Espíritu Santo que habita en ellos. No hay otra alternativa.


¿Pablo fue Confundido?

El último argumento "asombroso" con el que Boyd intenta refutar que Jesús es el Espíritu, es el siguiente:

"No se puede calificar legítimamente que en el versículo anterior (Romanos 8:9-10-ed.), Pablo se refiera al Espíritu de Cristo como 'Cristo'. En este entorno previo a la polémica, el uso informal de la lengua no tiene más importancia que simplemente revelar cómo Pablo asocia estrechamente al Espíritu con Jesús" (Boyd, 128).

Con esto, el Dr. Boyd da a entender que no se puede usar legítimamente este versículo de la Escritura, aunque haya sido inspirado por el Espíritu Santo, porque fue escrito antes de la "polémica" de Nicea, de Constantinopla, de Éfeso, etc., y porque fue escrito antes de las controversias, de los enfrentamientos y de los asesinatos que “aclararon la verdad” para nosotros. Por eso según Boyd, no hay que apresurarse para tomar la inspiración de Pablo demasiado en serio, ya que aún los Padres Capadocios y Agustín no habían “aclarado” esto para nosotros. Para él, estos escritos de Pablo no tienen la mayor importancia, pues simplemente revelan “cómo Pablo asocia estrechamente al Espíritu con Jesús". Pero ¿acaso no es revelación lo que estamos buscando? ¡Sólo negando la inspiración divina de los Escritos de Pablo, es que este argumento de Boyd podría tener peso! Los trinitarios están dispuestos a balancearse hasta el borde de ese punto de vista modernista con relación a la Escritura, para escapar de esta asociación tan cercana que hace Pablo de Cristo con el Espíritu, asociación tan cercana que muestra que Cristo es el Espíritu ¡No es simplemente la asociación - es la identificación! Estoy seguro de que si Pablo se hubiera referido al Espíritu Santo como uno de los "modos personalmente distintos” de Dios, o como un "aspecto" o "tercera Persona", su uso le resultaría muy legítimo a los trinitarios, para el tiempo de antes o después de la polémica.


Referencias del Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento está lleno de referencias que identifican a Cristo como el Espíritu Santo, pero el Dr. Boyd ha hecho caso omiso de la mayoría.

En 1. Corintios 15:45, Pablo se refiere a Jesús como el Dador de Vida o el Espíritu Vivificante, al decir: “...el postrer Adán [Cristo], espíritu vivificante”. ¿Cuándo ocurrió esto? Cuando ascendió, porque: “El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” (Efesios 4:10). Por eso se declara: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo...” (Hechos 2:4). El Cristo ascendido, es el Espíritu Santo que lo llena todo. “La plenitud de Aquel [Cristo] que todo lo llena en todo” (Efesios 1:23).

En Juan 14:28, Jesús se refirió a su ascenso y aclaró que Él es el Espíritu Vivificante, al decir: “Voy, y vengo a vosotros”. Este sería un motivo de regocijo para los discípulos, pues Jesús dijo: “os habríais regocijado” ¿Por qué? “porque he dicho que voy al Padre”. Es decir, regresaría en Espíritu, ilimitado y sin restricciones, porque la esencia original del Padre es la de Espíritu Omnipresente (Juan 4:24).

El Hijo dijo: “porque el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28). Así que Jesús viene a morar dentro de sus hijos en Espíritu (o como el Padre), y el Espíritu es mayor que su presencia física que estuvo con ellos en la carne como el Hijo.

2. Corintios 5:16, dice: “y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así". Esto nunca quiere decir que Jesús no tenga un cuerpo glorioso en el cielo. ¡Por supuesto que no! El cuerpo que tiene ahora es un cuerpo espiritual, pues “se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:44). Él tiene un cuerpo, pero ahora tiene un cuerpo espiritual. Cristo primero tenía un cuerpo natural, pero ahora tiene un cuerpo espiritual (1 Corintios 15:46). El cuerpo espiritual no está limitado, restringido u obstaculizado en ninguna manera. Su omnipresencia espiritual está ahora sin las trabas de la carne, por lo tanto Él puede decir: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20), o “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Esta es la gloriosa verdad del Nuevo Testamento, que enseña que Cristo es el Espíritu Santo. Esta es la explicación del otro Consolador que está con nosotros para siempre (Juan 14:16). No se trata de una persona diferente, sino de Cristo en el Espíritu, en lugar de Cristo en la carne.  Por eso Jesús dijo "no os dejaré huérfanos, vendré a vosotros" (Juan 14:18). Cristo es el Espíritu de Verdad, que procede del Padre (la naturaleza divina de Cristo) como una fuente, por lo que es verdaderamente el Espíritu del Padre y del Hijo (Juan 15:26). La venida del Espíritu a morar en los creyentes, es llamada la manifestación de Cristo, porque Él dijo: “yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). Sin embargo, es también la venida del Padre y del Hijo a vivir en sus hijos y llenar a sus hijos, como se explica en Juan 14:23. No hay contradicción - El Espíritu del Hijo es el Padre, quien también es conocido como el Espíritu Santo.


Cuerpo Espiritual

No hay que pensar que porque Cristo es el "Espíritu Vivificante" (1 Corintios 15:45), que entonces nunca seremos capaces de verlo. El siguiente extracto del libro de Clarence Larkin, "El Mundo de los Espíritus", explica perfectamente la naturaleza del cuerpo espiritual que Cristo tiene ahora. Está libre de todas las limitaciones de la carne, pero todavía es capaz de tener apariencia. El señor Larkin escribe:

"El cuerpo resucitado está dotado de la capacidad de transformarse a voluntad en un cuerpo físico y de nuevo en un cuerpo espiritual.

Esta es la única solución para las apariciones milagrosas de Jesús a sus discípulos durante los 40 días que transcurrieron entre su Resurrección y su Ascensión. Tomemos su cuarta aparición ante Cleofás y su compañero en el camino de Emaús. Jesús asumió un cuerpo físico para caminar con ellos dos y hablarles, pero ellos no lo conocieron porque sus ojos estaban velados. Pero cuando se sentó a comer con ellos, lo conocieron al partir el pan, ya sea porque reconocieron su cuerpo físico, probablemente por sus manos perforadas o por su voz, y al instante desapareció de su vista. Así cambió de nuevo su 'cuerpo físico' en su 'cuerpo espiritual' y desapareció de la visión humana.

Tomemos la quinta aparición de Jesús, cuando entró en la habitación cerrada en Jerusalén. Entró en ella en su 'cuerpo espiritual'. Por eso los discípulos fueron espantados y atemorizados y supusieron que habían visto un espíritu (Lucas 24:37-43). Pero mientras hablaba les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Entonces asumió su cuerpo físico, y como prueba les pidió que contemplaran su manos y sus pies (que habían sido traspasados), y les dijo que un "un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo". Como una prueba más de que era su cuerpo físico lo que veían, pidió algo para comer, y cuando se lo llevaron, Él comió delante de ellos. Un rato después de haber hablado con ellos, “sopló, y les dijo: RECIBÍD EL ESPÍRITU SANTO” (Juan 20:22). Luego desapareció tan de repente y tan misteriosamente como había venido" (Clarence Larkin, El Mundo de los Espíritus, p. 122).



Notable Testimonio de Oral Roberts

Oral Roberts, líder pentecostal trinitario, evangelista y fundador de la Universidad Oral Roberts, es un distinguido erudito en su propio derecho. Él ha producido una definición del Espíritu Santo, que teológicamente va años luz por delante de la comprensión de sus otros compañeros trinitarios. Roberts es digno de elogio por su honestidad intelectual, al haber puesto esta definición por impreso. Aunque el Dr. Roberts es considerado un trinitario, la definición que da sobre el Espíritu Santo está en perfecto acuerdo con la teología de la Unicidad. Roberts es otro ejemplo de los muchos que son etiquetados como "trinitarios", pero en su “corazón de corazones" (para utilizar uno de los términos del Dr. Boyd) son de la Unicidad. El Dr. Roberts escribe lo siguiente:

¿Quién es el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es el otro Consolador (Juan 14:16). Él es el que Cristo dijo que enviaría en su propia forma invisible, ilimitada, para estar (viviendo) 'en'  nosotros y morar 'con' nosotros para siempre (Juan 14:16, 17). ¿Ya ves? Dios es un Dios. "Oye Israel: el Señor nuestro Dios, es el único Señor” (Deuteronomio 6:4). Cuando lo llamamos Padre, Hijo, y Espíritu Santo... no estamos diciendo que sea tres dioses. Él es simplemente Dios... Dios se manifiesta a sí mismo como el Padre con un trabajo específico que hacer, como el Hijo y con un trabajo específico que hacer, y como el Espíritu Santo con un trabajo específico que hacer. Como ejemplo, vamos a tomar el agua. Esta puede manifestarse de tres formas: como líquido, como hielo o en forma de vapor, pero sigue siendo agua. Lo mismo es verdad en Dios. Así como Dios nos ama, Él vino a la tierra como el Hijo nacido de mujer, para convertirse en un ser humano para mostrarnos lo que Él (Dios) quiere de nosotros... Después de que Cristo se despojó de las limitaciones de su cuerpo humano al ser levantado de entre los muertos y ascendido al cielo, oró al Padre para que enviara el Espíritu Santo. Así que el Padre se manifestó como el Espíritu Santo... Así que el Espíritu Santo es Dios mismo, sin las limitaciones del cuerpo humano de Jesús, que se limitó al tiempo, al espacio, y hasta la muerte, como cada uno de nosotros. Al haberse despojado de estas limitaciones, ahora es invisible (y habita en nosotros), donde nunca más se podrá crucificar. También es ilimitado, así que el tiempo, el espacio o la muerte, nunca podrán alcanzarlo de nuevo. Por lo tanto, el Espíritu Santo en nosotros es invisible, Él es ilimitado. El te da el milagro de la vida. Él hace que todo sea posible para ti (Mateo 17:20). Por medio de la morada del Espíritu Santo, quien es Cristo que ha vuelto en su forma invisible, sin límite en ti, estás en la posición de entrar en el milagro de la vida" (Oral Roberts, Tres Pasos muy Importantes para Mejorar tu Salud y el Milagro de Vivir, p. 54-56).

El Espíritu Santo es También el Padre

Algunos pueden cuestionar la afirmación de que el Espíritu Santo es el Padre, pero al hacerlo desafían el registro bíblico, pues el ángel le dijo a José: "…no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es"  (Mateo 1:20).

Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo. Esto hace que el Espíritu Santo sea el Padre de Cristo. Por lo tanto el Espíritu Santo es el Padre, que es el único Espíritu (Juan 4:24). El ángel le dijo lo mismo a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).

Debido a que el Espíritu Santo hizo sombra sobre María, Cristo es el Hijo de Dios. El Espíritu Santo es el Padre del "Santo Ser" - "Cristo el Señor". El Espíritu es el Padre en Mateo 10:20, y es el Espíritu Santo en Marcos 13:11.


El Espíritu en el Apocalipsis

En el libro del Apocalipsis (libro que como ya hemos visto, revela que Jesús es el Padre) [4], Cristo afirma su identidad como el Espíritu durante siete veces en dos capítulos (Apocalipsis 2:7, 11, 17, 29 y Apocalipsis 3:6, 13, 22). Cristo es el que habla exclusivamente a través de estos dos capítulos, y sin embargo Él dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias". Cristo es el Espíritu que habla a las iglesias.


Comparaciones que Demuestran que Cristo es el Espíritu Santo

Cristo dijo que Él proporcionaría a los creyentes palabra y sabiduría en tiempos de persecución. “Porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan” (Lucas 21:15). Sin embargo el pasaje paralelo de Marcos 13:11 dice que el Espíritu Santo es quien lo hará. “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo” (Marcos 13:11).

Cristo es el Espíritu, pues de lo contrario los cristianos estarían provistos de dos abogados distintos para su defensa. Pero ¿para qué se necesitarían dos? Romanos 8:26 nos muestra que el Espíritu es nuestro intercesor. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Sin embargo, Hebreos 7:25 dice respeto a Cristo: “…viviendo siempre para interceder por ellos”. Necesitamos sólo un intercesor y lo tenemos en Cristo, quien ha venido a nosotros en su naturaleza espiritual para interceder por nosotros con "gemidos indecibles".

La Biblia dice en Juan, que Cristo será quien resucite a los creyentes. “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán... porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz” (Juan 5:25-28). Jesús también dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). No hay duda de que Jesús tiene el poder para resucitar. Sin embargo, la Biblia dice que el Espíritu Santo es quien resucitará o dará vida al cuerpo de los creyentes: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). Los trinitarios están cada vez más confundidos, de si será la segunda o la tercera "persona divina" la que traerá resurrección de entre los muertos, pero la Biblia enseña que Cristo es el Espíritu Santo, ya que “el postrer Adán (Cristo), [fue hecho] espíritu vivificante” (1. Corintios 15:45). Así que Jesucristo es por naturaleza el Espíritu que nos dará vida.

Lo mismo vale para la santificación. La Biblia dice que somos santificados por el Espíritu Santo. “ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” (Romanos 15:16). Y Judas nos dice en su epístola: “a los llamados, santificados en Dios Padre”. Esto es fácilmente reconciliable cuando nos damos cuenta que la naturaleza divina de Cristo es el Espíritu Santo, que también es llamado el Padre. Sólo hay un Espíritu que ha podido venir a nosotros para santificarnos desde que Cristo obtuvo su cuerpo glorificado. Los trinitarios enseñan que las tres supuestas “personas divinas" vienen a santificarnos. ¿Por qué necesitaríamos a tres, sobre todo cuando la santificación significa "apartado para el uso de Dios"? ¿Fuimos puestos aparte, y a continuación fuimos otra vez puestos aparte, y luego otra vez volvimos a ser puestos aparte? Hebreos 2:11 destruye la teoría de “los tres santificadores" cuando dice: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos”.


Dos Trinitarios Hablan

¿Qué más se necesita? Lo mismo se aprecia una y otra vez en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo siempre se remonta a Cristo, quien es el Padre que viene a morar en nosotros como el Consolador. Yo no creo que nadie podría haberlo expresado mejor que William Phillips Hall, un erudito trinitario, en su libro Notable Descubrimiento Bíblico:

"Al parecer, a la luz de los hechos bíblicamente revelados, el resucitado y ascendido cuerpo glorificado del Señor Jesucristo - templo del Dios invisible que es el Padre Celestial... desde allí procede o fluye (Juan 15:26) por todo el universo, el Espíritu de Dios en Cristo, que es el Espíritu Santo..." (William Phillips Hall, Notable Descubrimiento Bíblico, p. 30).

Esta bella y bíblica descripción de Cristo glorificado en su cuerpo resucitado y con el Espíritu Santo que emana de Él, contrasta con una doctrina extraña promovida por el trinitario Barry Wood, quien es graduado del Seminario Teológico Bautista del Sureste. En su libro, "Preguntas que no se Hacen los Cristianos de Hoy", dice esto en la página 38 acerca del cuerpo resucitado de Cristo:

"Este cuerpo es temporal. Fue acomodado a nuestros sentidos humanos como prueba de que Jesús fue verdaderamente resucitado de entre los muertos. ¿Y ahora qué le pasó a su cuerpo espiritual en la Ascensión? Fue cambiado... Jesús como Dios, no tiene ningún cuerpo distinto y separado ahora. Él es Dios en la forma prehistórica de Dios - 'absorbida' por así decirlo, como era antes en la Deidad".

¡Qué tan lejos son capaces de llegar los hombres – hablando de “forma prehistórica”, “absorción de Cristo”, “sin cuerpo”, etc.! Pero todo esto lo hacen para evitar el mensaje de las Escrituras sobre la Unicidad, de que Dios estaba en Cristo y en toda su plenitud (1 Timoteo 3:16, Colosenses 2:9). De su plenitud tomamos todos (Juan 1:16) y eso querido lector, ¡se refiere al Espíritu Santo!


Resumen

La Biblia expone de manera clara y sencilla, que la plenitud de la Deidad (el Padre) está en Cristo (el Hijo) y que nosotros hemos recibido de su plenitud (el Espíritu Santo). Jesús incluso dio una lección notable después de su resurrección, para probar que su Espíritu es el Espíritu Santo, y que Él es el único que lo puede dar. “Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22)

Su aliento es el Espíritu Santo. Tanto en el hebreo del Antiguo Testamento (ruwach), como en el griego del Nuevo Testamento (pneuma), la palabra "espíritu" significa lo mismo que "aliento". El aliento de Jesús es su Espíritu, el Espíritu Santo. ¿Caeremos en el error de los trinitarios que intentan hacer una "distinción personal" entre un hombre y su aliento? Cuando entendemos esto, no se nos hace extraño que el Espíritu Santo sea llamado el Cristo (Colosenses 1:27), el Espíritu de Cristo (1 Pedro 1:11), el Espíritu de Jesucristo (Filipenses 1:19) y el Espíritu del Hijo (Gálatas 4:6).

Hemos demostrado por la Biblia, que Jesús es el Padre que mora (en su naturaleza divina) en el Hijo unigénito (su humanidad), y que es el Espíritu Santo por emanación.

Como lo dijera por la radio el Obispo SC Johnson de Filadelfia: “Jesús es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Junto a Él no hay Dios y condeno todo lo demás”.


Notas

[1] Para mayor información lea el artículo Jesús es el Padre, tomado del capítulo 8 del Libro “Si Sabéis Estas Cosas”, escrito por Elder Ross Drysdale.
http://trinitarismo.blogspot.com/2010/02/jesus-es-el-padre.html

[2] La doctrina trinitaria de la pericoresis, es también conocida como la interpenetración de las personas divinas. Según esa falsa doctrina, las supuestas personas de la trinidad forman una comunidad de ser, de manera que la separación de una persona de la trinidad de otra es virtualmente imposible en virtud de que comparten la misma esencia o el mismo ser. Así, sostiene que cada persona de la trinidad, conservando su identidad distintiva, penetra las otras y es penetrada por ellas, al punto que todas tienen una sola voluntad.

[3] Para mayor información lea el artículo Jesús es el Padre, tomado del capítulo 8 del Libro “Si Sabéis Estas Cosas”, escrito por Elder Ross Drysdale.
http://trinitarismo.blogspot.com/2010/02/jesus-es-el-padre.html

[4] Ídem

lunes 1 de febrero de 2010

Jesús es el Padre

Por Elder Ross Drysdale
Capítulo 8 del Libro "Si Sabéis Estas Cosas" (If Ye Know These Things)

Esta es una respuesta a las críticas que hizo el escritor trinitario Gregory A. Boyd contra la Iglesia del Nombre de Jesús, en su libro "Unicidad Pentecostal y Trinidad" publicado en idioma inglés en el año de 1992.

"Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado" (Apocalipsis 4:2)
IDENTIFICANDO LA NATURALEZA DIVINA
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La Biblia toma nota de las manifestaciones misteriosas y milagrosas que emanaron de Jesús cuando Él comenzó su ministerio público. Él podía saber lo que estaba escondido en el corazón humano, podía conocer los pensamientos que estaban en la mente de otros, podía ver a las personas a distancias imposibles para la visión humana, y aún caminaba por el agua sin hundirse (Marcos 2:8; Juan 4:17-18; Juan 1:48; Juan 6:19). Dentro de Él había algo que le permitía hacer estas cosas. En cierta ocasión una mujer lo tocó y fue transferido poder de Él hacia ella (Lucas 8:46); en otra ocasión, ese mismo poder sobrenatural brillo desde adentro de Él e iluminó todo su cuerpo, "y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol" (Mateo 17: 2) ¿Qué era lo que estaba en Cristo que le permitía hacer obras poderosas y sobrenaturales? Cristo mismo dio la respuesta en términos claros e inconfundibles:

"...El Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14: 10).

La única naturaleza divina que Cristo alguna vez identificó como morando dentro de Él, fue la del Padre. Esta es la explicación bíblica del por qué Cristo es llamado Dios, pues "Dios estaba en Cristo" (2. Corintios 5:19).

Trescientos años después de que Cristo identificara su naturaleza divina como el Padre, algunos hombres dejaron a un lado su declaración y buscaron otras explicaciones. Estas nuevas explicaciones fueron más compatibles con la filosofía griega y con la cultura pagana... Postularon que un "logos divino" (diferente al Padre) o "la segunda persona de la Trinidad" fue la que habitó en Cristo. Algunos dirían que un "Cristo celestial" fue quien habitó en el ser humano Jesús, etcétera. La doctrina de la Unicidad de Dios, es un regreso a la explicación original que nuestro mismo Señor Jesucristo dio al mundo:

"Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (Juan 14:11).

Las siguientes páginas están dedicadas a la ampliación de esta verdad.
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REVELACIÓN DE LAS PARÁBOLAS
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Jesús dijo a sus discípulos que había escondido la doctrina del Padre debajo de un velo de parábolas: "Estas cosas os he hablado en parábolas; la hora viene cuando ya no hablaré por parábolas, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre" (Juan 16:25).

Esto muestra que la doctrina del Padre requirió de una revelación especial para los creyentes: "...Nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre, ni quien es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar" (Lucas 10:22).

Sin esta revelación, el conocimiento acerca del Padre y del Hijo, está escondido de los sabios y entendidos de este mundo (Lucas 10:21). ¡Aquellos que dejan de ver que Dios el Padre habita en Cristo y tratan de encontrarlo en otra parte, están en la misma condición lastimosa de Felipe, quien dijo a Jesús "Muéstranos al Padre", mientras que lo tenía al frente y lo estaba viendo! (Juan 14:8). Esta situación indica una falta de revelación y una dependencia en la especulación.


LA PIEDRA ANGULAR DE LA UNICIDAD

Los trinitarios dicen la verdad, cuándo afirman que la piedra angular de la teología de la Unicidad, es nuestra enseñanza de que Cristo es el Padre. Nadie está realmente en el mensaje del nombre de Jesús, hasta que reconoce a Cristo como el Padre. Una persona puede declarar a Jesús como Señor desde que sale el sol hasta que se pone, pero si no puede decir lo mismo que dijo Tomás, "Señor mío y Dios mío" (Juan 20:28), solamente habrá hecho una confesión a medias. Llamarlo Dios, y no querer aceptar que Él es Dios el Padre, es una confesión distorsionada, pues "para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre" (1. Corintios 8: 6). La cadena no puede estar rota ¡Si es el Señor, entonces es Dios, y si es Dios, entonces es el Padre, y lo es! Esta es la línea que nos ha sido trazada, y la prueba de fuego de la verdadera Cristología bíblica. Cualquier otra posición, contradice la propia declaración de Cristo.
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Por Favor, Una Declaración Clara

Nuestros opositores nos han solicitado que reproduzcamos alguna declaración directa de que Cristo es en realidad Dios el Padre, y antes de que nos pronunciemos, ellos nos responden diciendo:

"...Por supuesto tal declaración está totalmente ausente del Nuevo Testamento" (Boyd, 69).

Y como consecuencia de esto declaran:

"los exégetas de la Iglesia Pentecostal Unida, tienen que esforzarse por hallar... rebuscadas y misteriosas referencias sobre su alegada identidad de Jesús..." (Boyd, 69)
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Isaías 9:6

No hemos tenido que hacer un gran esfuerzo para encontrar declaraciones directas donde Cristo sea mostrado como el Padre. A decir verdad, una de estas ha sido archivada durante unos 2700 años. Me estoy remitiendo a Isaías 9:6, donde se anuncia proféticamente el nacimiento de Cristo:

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz".

Eso es tan claro y directo como el lenguaje puede hacerlo. "Un Hijo" quien es "el Padre Eterno" ¿Esto satisface a nuestros opositores? ¡No! Como niños malcriados nunca están satisfechos, no importa que tan claro sea lo que está Escrito, siempre hacen berrinche porque quieren más.

El propio Dr. Boyd va más lejos diciendo: "...Incluso si reconociéramos que tal interpretación esotérica fuera posible, aún hay algunas consideraciones básicas que inmediatamente la demuestran improbable" (Boyd, 72). Así, el Dr. Boyd empieza a enumerar por lo menos ocho alternativas de lo que él cree que dice el texto, pero cada una de estas es más "esotérica" que la anterior. Boyd nos dice que en Isaías 9:6, Padre podría significar: "Padre para siempre", "Padre de todos los tiempos", "No será un déspota", "El rol paternal del Mesías", "Padre sobre sus hijos", "Buen pastor", "Padre de todas las edades", o "Señor del tiempo y de la historia" (Boyd, 71-73).

Los teólogos de todo el mundo son reclutados en este esfuerzo: Leupold, Herbert, Alexander, Mauchline, Young, Wainright, Barnes y Bowman (Boyd, 71-73). ¡Piense en esto! ¡Ocho interpretaciones diferentes, ocho teólogos diferentes, casi setecientas palabras obtenidas de todos ellos en su lucha por explicar sólo una palabra - "Padre"! ¡Parecen muchos bomberos para un fuego tan pequeño! ¡Y aún no se extinguirá! No hay nada que pueden hacer con él, sin importar cuan duro lo traten. Cuanto más lo atacan, más grande se vuelve, al punto que ni siquiera ellos mismos pueden tragarse alguna de sus propias interpretaciones, y quieren que nosotros lo hagamos. Ninguna de estas supuestas explicaciones los satisfacen. Leí éstas y otras más cuando yo era trinitario, así que sé por qué lo digo! Citarán y citarán a alguien, no importa cuan lejos se desvíen, para tratar de frustrar el impacto de este versículo. No les importará que aquel a quien citan sea católico, protestante o judío; esquimal, hotentote o siux. Mientras aquellos tengan cualquier cosa para decir, ellos tomarán como mejor a cualquier alternativa para negarse a creer lo que el texto dice - que Jesús es el Padre. No tienen ningún reparo en transformar a "Padre" en "Pastor", "Señor del tiempo", o "El papel paternal de Mesías", y aún así nos acusan de "hacer un gran esfuerzo" y de "rebuscar" ¿Qué más podría ser catalogado de rebuscado o reforzado, que lo ellos han hecho?

Los teólogos trinitarios no son ni siquiera consecuentes en este esfuerzo, porque admiten libremente que la referencia al Hijo en Isaías 9:6, está hablando de su posición de Deidad, pero nos negarán el mismo privilegio con respecto a la referencia a Él como Padre. ¿Por qué aceptan una parte del texto, pero se niegan a aceptar la otra parte?
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Padre Como un Título Usual

En un intento desesperado por intentar atenuar la fuerza de este versículo, Gregory Boyd nos dice que la palabra "Padre" no fue un título usual para referirse a Dios en el Antiguo Testamento; por lo tanto la referencia para Cristo como Padre en Isaías 9:6, no puede significar "Dios el Padre" (Boyd, 72).

Pero dejemos a un lado al Dr. Boyd y consultemos con el propio profeta Isaías. En Isaías 63:16, leemos: "Pero tú eres nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú oh Jehová, eres nuestro Padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre". Y además en Isaías 64:8, "Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros". Hemos leído dos veces: "nuestro padre", y ambos ejemplos son referencias a Dios como Padre.

Malaquías también da fe de lo mismo: "¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué pues nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?" (Malaquías 2:10).

Así también lo hizo David. "…bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel, nuestro Padre desde el siglo y hasta el siglo" (1. Crónicas 29:10). El mismo Dios que en Jeremías 3:19, ordenó que los hijos de Israel lo llamaran Padre: "Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí". El rey David en un clamor a Dios, dice: "Él me clamará, Mi Padre eres tú, mi Dios y la Roca de mi salvación" (Salmo 89:26).

Y con todo, muchos trinitarios son capaces de decirnos que "Padre" no era un título usual para Dios en el Antiguo Testamento. Antes de la época de Cristo, los judíos ya reconocían a "Padre" como un título usual para Dios. Basados en este precedente del Antiguo Testamento, dijeron: "...un Padre tenemos, que es Dios" (Juan 8:41).

Por lo tanto, Malaquías, Jeremías, David e Isaías mismo, obran como testigos de que la referencia a Cristo en Isaías 9:6 como Padre, es una referencia a Él como Dios el Padre. ¡Esto es algo que Leupold, Mauchline, Wainright, etc. no pueden soportar!


Volteando la Pregunta

Ya que hemos reproducido una declaración directa en la que Cristo es llamado Padre, ¡pediremos a nuestros opositores que hagan justicia con su doctrina al igual como nos lo han pedido a nosotros! ¿Podrían reproducir una declaración bíblica directa que llame a Cristo "la segunda persona de la Trinidad" o incluso "Dios el Hijo"? ¿Podrían demostrarnos que este no es un concepto con el cual ellos abusan de la Escritura? ¿Acaso es irrazonable preguntar por al menos una referencia que sustente esto? Ya que al Dr. Boyd le gusta definir a Cristo como una "manera personalmente distinta" o un "modo personalmente distinto" en que Dios existe, ¿le importaría mostrarnos la evidencia bíblica (capítulo y versículos) de donde toma esas designaciones? ¡Ciertamente no exigirían de nosotros, lo que ellos mismos no están dispuestos a hacer!

¿Qué tal que si en lugar de llamar a Cristo el Padre Eterno, Isaías hubiera dicho: "su nombre será llamado Dios el Hijo", o "su nombre será llamado el modo personalmente distinto"? De haber sido así, nuestros opositores hubieran sacado a relucir una y otra vez aquel texto. Lo curioso es que exigen que nosotros no lo aceptemos tal y como está Escrito, y que no hagamos objeciones contra sus equivocadas reinterpretaciones. Pero Cristo es el Padre, y Padre Eterno significa justamente eso.
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CRISTO COMO EL PADRE, EN EL EVANGELIO DE JUAN

El evangelio de Juan, suministra abundantes pruebas de que la naturaleza divina residente en nuestro Señor, es Dios el Padre y nadie más. Al leer el evangelio de Juan, uno siempre debe tener en cuenta la definición que Cristo dio sobre Dios en Juan 4:24, cuando dijo: "Dios es Espíritu".
No dijo que Dios sea "tres personas" o incluso "una persona". Dios es Espíritu, y por lo tanto no tiene un cuerpo de materia (Lucas 24:39). Por lo tanto, es capaz de habitar en el cuerpo de su Hijo Jesucristo, y usar ese cuerpo como posesión suya manifestándose dentro del cuerpo de Cristo; haciendo a Cristo por lo tanto, Dios manifestado en carne. Revisaremos los textos de Juan, que identifican a Cristo como el Padre encarnado.
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Juan 10:30

Los judíos exigieron a Cristo, que les dijera claramente quién era Él, y Él lo hizo, respondiéndoles: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Noten que Él nunca declaró lo que los trinitarios enseñan, cuando dicen que Él y el Padre son dos personas distintas y coiguales en una sustancia. Antes bien, en este texto, Él declaró fuertemente su identidad como el Padre.

Los trinitarios siempre han usado dicha declaración de un modo contradictorio. Cuando discuten con los arrianos (como los Testigos de Jehová), lo alardean gustosamente y les dicen: "Jesús es Dios - yo y mi Padre uno somos". Pero cuando discuten con los creyentes de la Unicidad, dan marcha atrás al decir que la palabra "uno" no es absoluta, sino que representa algo así como un marido y su esposa que son uno. Por lo tanto, nunca son capaces de ponerse de acuerdo. Dicho sea de paso, que aunque un marido y su esposa son uno en cierto sentido, no lo son en el mismo sentido que Jesús y el Padre, pues ningún marido podría decir: "Él que me ha visto a mí, ha visto a mi esposa".

El Dr. Boyd, presenta algunos argumentos tradicionales en contra de esta declaración, cuando dice: "...Ser uno con alguien, no es lo mismo que ser idéntico a esa persona..." Entonces utiliza el ejemplo de la iglesia que es una, aunque está compuesta de muchos miembros. También hace la asombrosa aseveración de que Jesús se distinguió del Padre en los versículos inmediatamente anteriores y posteriores a Juan 10:30 (Boyd, 76). Esto nos invita a un examen que demostrará exactamente lo contrario a lo que sostiene el Dr. Boyd.

En los versículos inmediatamente anteriores a Juan 10:30, Jesús se refiere a sus ovejas, los fieles creyentes, y dice que están en su mano (v. 28). Luego dice que todas estas ovejas realmente están en la mano de su Padre (v. 29). Los judíos se preguntaron dentro de sí, cómo era que las ovejas podían estar simultáneamente en la mano de Cristo y también en la mano del Padre. ¿Qué era lo que Cristo estaba aseverando? ¿Qué su mano era la del Padre? Cristo, conociendo sus pensamientos, "Porque Él sabía lo que había en el hombre" (Juan 2:25), respondió "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). En lugar de negar la conclusión que se había formando en sus mentes, la confirmó. Los judíos comprendieron la trascendencia de esto y tomaron piedras para apedrearlo, diciendo, "tú siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:31-33). El día que los trinitarios puedan establecer una diferencia personal entre un hombre y su propia mano, también habrán demostrado su teoría de identidad distinta entre Jesús y el Padre. Y esto es tan imposible, como establecer una diferencia personal entre un hombre y su propio aliento, algo que también deberían hacer para poder demostrar su teoría de que Cristo no es el Espíritu Santo, pues Cristo "sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Juan 20:22). Estas son tareas que tienen pendientes, pero ellos no podrán llevarlas a cabo. Tendrían que cortar de Cristo su propia mano, y detener su propio aliento, pero ellos no pueden hacerlo ¡Gracias Dios!

¡Ah! Pero aún han dicho que en esta porción bíblica, la mano es usada en un sentido figurado, no literal ¡Estupendo! ¡Esperábamos que dijeran eso! El lenguaje figurado siempre tiene como objetivo enseñar una verdad literal. ¿Así que si Jesús está usando "mano" en un sentido figurado, cuál es la verdad que está tratando de ilustrar? Partiendo de la base de que un hombre y su mano son idénticos respecto a la persona, si la mano de Cristo es la mano del Padre, entonces Cristo y el Padre son idénticos respecto a la persona. Cuando un hombre pide figuradamente la mano de una mujer en matrimonio, está esperando que una persona completa se case con él, y no cinco dedos. La realidad siempre es más grande que las palabras usadas para representarla.

Lejos de hacer una distinción entre Cristo y el Padre, los versículos que suceden a Juan 10:30, lo que hacen es proveer pruebas devastadoras contra la teoría de identidad distinta. La declaración final de Cristo es: "...Para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en Él" (Juan 10:38).

En un último esfuerzo por intentar frustrar el impacto de este versículo, el Dr. Boyd ha encontrado algo verdaderamente único mientras que rebuscó en el sótano de la historia de la iglesia - algo utilizado por los "antiguos exponentes de la trinidad" (Boyd, 75). Sostiene que Cristo no puede estar alegando que sea el Padre, porque si eso fuera lo que Él hubiera querido decir, habría dicho: "Yo y mi Padre soy uno". Boyd dice que el uso del verbo en plural (somos), demuestra que hay pluralidad de personas ¿Pero qué pasa con Juan 3:11, donde Cristo usa pronombres plurales y verbos plurales para hacer referencia a sí mismo? ¿También habría allí una pluralidad de personas en el Hijo, sólo porque Cristo dijo: "…lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio"? ¿O será que el Dr. Boyd prefiere que lo retraduzcamos así: "…lo que sé hablamos, y lo que he visto testificamos"?

"Ciertamente vosotros sois pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría" (Job 12:2).
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Juan 14:7-10

"¿Quién dices que soy?
¿Sabes de dónde vengo?
¿Conoces al Padre?
¿Puedes mencionar su nombre?"

Hemos hecho referencia a una antigua canción de la Unicidad, que trata de una cuestión muy profunda: ¿Conoces al Padre?

Felipe quería conocer al Padre, y dijo a Jesús: "Muéstranos al Padre y nos basta". Inmediatamente, Jesús se identificó como el Padre encarnado cuando respondió: "...no me has conocido, Felipe?". Y añadió: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" (Juan 14:8-9). ¿Qué podría ser más directo que esto? Felipe pidió ver al Padre y Jesús lo reprendió diciéndole: "¿no me has conocido?".

Haciendo uso de la revelación progresiva, Jesús reveló la doctrina de que el Padre moraba en su cuerpo de carne, cuando dijo: "¿No creéis que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14:10). Esta es la encarnación del Padre en el Hijo. El Padre, que es Espíritu respecto a su esencia, ha establecido su residencia en un hombre, su Hijo, por medio de un engendramiento sobrenatural, y está operando a través de Él. Dios habita en Cristo, al punto que Cristo posee todos los atributos y el poder de Dios, y puede ostentar todos los derechos y los títulos de la Deidad. Jesús es el templo humano del Padre invisible (Juan 2:19). El Padre es por lo tanto la naturaleza divina de Cristo.

La potencia de estos versículos es tan inmensa, al punto que el Dr. Boyd solo puede comentar lo siguiente: "En cierto sentido, por supuesto, estos versículos insinúan que Jesús es la manifestación o la encarnación del Padre. El propósito principal de Juan 14:7-10, es garantizarnos que el Padre no es un "Dios diferente" que el Dios manifestado en Cristo. Uno no puede mirar hacia otra dirección para ver y conocer a Dios el Padre" (Boyd, 73).

¡Que admisión! ¡Jesús es la encarnación del Padre! El diccionario Webster, o cualquier otro diccionario, definen la palabra "encarnación" como: "Ser revestido con carne humana, una manifestación en forma humana". Por lo tanto, el Dr. Boyd ha admitido, a sabiendas o inconscientemente, que Jesucristo es la encarnación del Padre. Por ende, somos advertidos a no caer en la trampa de representar al Padre (o al Espíritu) al lado de Jesús, o de un "tipo de trinidad horizontal con tres cuerpos cada uno al lado de los otros" (Boyd, 74).

Por desgracia, Boyd hace caso omiso de su propia advertencia, porque solo una página más adelante dice: "...Cristo es el único que está al lado del Padre y el único a través del cual debemos ir al Padre" (Boyd, 75). Esto suena muy "horizontal", o la doctrina de un divino al lado de otro divino. Un poco después, empieza a bajar el tono de su declaración anterior, cuando dijo que Jesús es la encarnación del Padre, y dice que Jesús "hace visible ("encarna" Juan 1:14) el amor del Padre invisible, que de otra forma no sería visible. Pero Él no es el mismo Padre invisible" (Boyd, p. 75).

Esto es ya un gran cambio. Ahora dice que Jesús solamente "encarna el amor del Padre invisible". ¡Eso también podría decirlo cualquiera acerca de la madre Teresa! El Dr. Boyd acostumbra a hacer resonantes declaraciones de la Unicidad, pero luego comete el error de echarse para atrás.


Juan 8:19-30

"Ellos le dijeron, ¿dónde está tu Padre?" (Juan 8:19).

Los fariseos exigieron conocer la ubicación del Padre, al que Jesús repetidamente hacía referencia. Esta pregunta, que parece ser una calumnia sobre su nacimiento, incitó a un debate muy esclarecedor ¿Dónde estuvo el Padre mientras que Cristo recorrió la tierra? La mayoría de los trinitarios contestarían que el Padre estaba mirando y esperando en el cielo. Vean como una escritora trinitaria, describe la llegada de Cristo al cielo, luego de su resurrección:

"Entra en la presencia de su Padre. Exhibe su cabeza herida, su costado traspasado, sus pies perforados... los brazos del Padre rodean al Hijo, y declara estas palabras: "Adórenle todos los ángeles de Dios" (Elena G. de White, Deseo de las edades, p. 834).

Este tipo de escenas, es exactamente el resultado de predicar por más de 1600 años la teoría de las "Personas distintas".

Ante la pregunta "¿ Dónde está tú Padre?", Cristo respondió: "Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais" (Juan 8:19). Y les dijo: "Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba" (Juan 8:23). Y hemos aprendido esto: "Él que de arriba viene, es sobre todos" (Juan 3:31). Aquel que es sobre todo, no es otro que Dios el Padre (Efesios 4:6). En el próximo versículo Cristo dice: "...Si no creéis que Yo Soy, en vuestros pecados moriréis" (Juan 8:24). En ese momento, cuando su identidad era un tema de vida o muerte, los fariseos exigieron saber quién era Él: "¿Tú quién eres?" (v. 25). Jesús les respondió: "Lo que desde el principio os he dicho" (Juan 8:25) ¿Y de quién estaba hablando al principio, cuando inicialmente le plantearon la pregunta? ¡Del Padre, por supuesto! (v. 19) ¿Será que lo comprendieron? No, porque leemos: "Pero no entendieron que les hablaba del Padre" (Juan 8:27).

Aunque por la divina inspiración les había proporcionado la respuesta para su pregunta (v. 26), todavía no pudieron ver más allá del velo de carne. Por eso definitivamente les dice: "Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que Yo Soy, y que nada hago por mí mismo…" (v. 28). "Conoceréis que Yo Soy", o sea, que Él es el mismo Padre del que han estado hablando.

"No hago nada por mí mismo" - Como un Hijo, o ser humano, Él no podía hacer las señales y milagros. Es solamente a través del Padre que habita en Él, que estas obras fueron hechas. "El padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14:10).

El próximo versículo, es una de las declaraciones más asombrosas con las que nos encontramos de los propios labios de Cristo, porque en una frase anula por completo el dogma de la Trinidad: "Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre…" (Juan 8:29). Esto es contrario a las centenarias tradiciones, que describen al Padre en el cielo, enviando a un Hijo a la tierra. No fue enviado a solas para hacer este gran trabajo. ¿Si el Padre vino con Él, entonces donde estuvo el Padre? Esto lo responde luego, cuándo dice: "El Padre está en mí" (Juan 10:38). Ahora todo encaja en su lugar. El Padre está con Él y dentro de Él como su naturaleza divina; y este es el "Yo Soy" al cual los fariseos no entendieron que se refería, "el que de arriba viene" que "es sobre todos".

Pero sin estar dispuestos a reconocer que el poder que operaba en Cristo era el del Padre que habitaba en Él, los fariseos lo acusaron de tener un demonio blasfemamente. Jesús refutó la acusación diciendo: "Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis" (Juan 8:49). No estaba poseído por el demonio ¡Estaba poseído por el Padre, pero ellos lo deshonraban! Y "El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió" (Juan 5:23). El Padre no solo lo envió a los hombres, sino que también estaba con Él y en Él.

Jesús culminó su discusión con ellos diciendo: "Antes que Abraham fuese, Yo Soy" (Juan 8:58). Aquí aplicó para sí mismo, el "Yo Soy" del Antiguo Testamento. Jehová se identificó como el Gran Yo Soy (Éxodo 3:14) y más tarde se reveló como el Padre (Isaías 63:16). Esta aseveración de Deidad Suprema, no pasó desapercibida por sus oyentes judíos, porque "tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo…" (v. 59).

"Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas" (Isaías 45:15).


Juan 12:44

"El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió"

Cuando usted cree en Cristo, en realidad está depositando toda su fe y su confianza en el Padre que lo envió y que mora en Él. Aquellos que creen en Cristo, creen simultáneamente en el Padre, porque el Padre y el Hijo son uno.
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Juan 12:45

"Y él que me ve, ve al que me envió"

El Padre invisible fue mostrado y hecho visible en la carne de su Hijo en la cual se encarnó, pues Dios fue manifestado en carne" (1. Timoteo 3:16).
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Juan 13:20

"El que me recibe a mí, recibe al que me envió".

¿Usted recibió a Cristo como su salvador personal? ¡Bien! ¡Usted recibió al Padre!
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Juan 15:23

"El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece".

Cuando una persona odia a Jesús, en realidad está odiando al Padre que vive en Él y habla a través de Él.

"Tú, oh Padre, en mí, y yo en ti" (Juan 17:21).

Incluso en su vida de oración, Cristo siempre estuvo consciente de que el Padre moraba en Él, y de la interpenetración mutua entre sus naturalezas humana y divina.
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Juan 17:5
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"Ahora pues Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese".

En su resurrección, Cristo fue glorificado por la propia naturaleza divina del Padre que mora ahora mismo en su cuerpo humano resucitado. Si la identidad completa del Padre está en Él, Entonces Él es el mismo Padre.


Juan 14:11

"Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras".

Si Cristo hizo las obras que solamente el Padre puede hacer, entonces el Padre debe estar en Él, porque el Hijo no puede hacer nada por sí mismo (Juan 8:28).
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Juan 14:24

"La palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió".

Todas estas palabras que tratan de cosas que están más allá del alcance humano normal, provinieron del Padre que lo envió y vivió en Él. Por eso no es asombroso que Él dijera: "Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Juan 6:63). Estas vinieron del Gran Espíritu Eterno (Juan 4:24) y dador de vida (1. Juan 1:2), que habita en el templo del Hijo (Juan 2:19, Apocalipsis 21:22).
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Juan 15:24

"¿Pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre".

¿Cuándo fue que los fariseos odiaron al Padre? ¡Cuando vieron a Cristo!
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Juan 14:20

"En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros".
Aquí un credo para repetir si usted no tiene alguno.

"Estoy en mi Padre" – Ésta es la doctrina del Padre, pues Jesús dijo "el Padre está en mí, y yo en el Padre" (Juan 10:38).

"Y vosotros en mí" – Ésta es la doctrina del Hijo. "Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gálatas 3:27).

"Y yo en vosotros" – Ésta es la doctrina del Espíritu Santo, que es "Cristo en vosotros la esperanza de gloria" (Colosenses 1: 27).

Ésta es la confesión verdadera del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y es todo Cristo como nuestro todo – Todo está centrado en Jesús.
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Juan 8: 16

"porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre".

Cristo no se puede tomar aislado como Hijo, porque también incorpora al Padre que lo envió. Esta enseñanza es concluida dos capítulos más adelante, cuando el Hijo dice: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10: 30).
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Juan 5:43

"Yo he venido en nombre de mi Padre"

El nombre de Jesús (en hebreo Jehová - salvador) es el nombre del Padre. Esto es demostrado por el bautismo en agua, cuya ordenanza fue dada a los apóstoles para llevarlo a cabo en el nombre del Padre (Mateo 28:19). Ellos entendieron consistentemente que el bautismo es en el nombre de Jesús y así lo administraron (Hechos 2:38; 8: 16; 19: 5; 10: 48). Si solo hay un nombre, entonces éste se refiere a un solo Ser, porque hay un Señor y uno es su nombre (Zacarías 14: 9).
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Juan 3:35

"El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano".

A través de la manifestación del Padre en el Hijo, Cristo posee todos los atributos del Padre. Cristo posee todos los atributos y prerrogativas de Dios, ya que al poner su morada en el Hijo, el Padre le ha transferido todos sus poderes, y ahora son de Cristo. Eso fue lo que Él declaró cuando dijo: "Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16:15). Y también cuando dijo: "todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos" (Juan 17: 10). Colosenses 2:3 llama tesoros, a todos esos atributos suyos. Esto solo fue posible porque Dios está en Cristo, pues el Hijo dijo: "nada hago por mí mismo" (Juan 8:28), y "no puede el Hijo hacer nada por sí mismo" (Juan 5:19).

Por lo tanto:






  • Como el Padre es Omnipresente, el Hijo también lo es (Juan 3:13), ya que su Omnipresencia, es la Omnipresencia del Padre.






  • Como el Padre tiene vida en sí mismo, el Hijo también la tiene (Juan 5:26), ya que su Autoexistencia, es la Autoexistencia del Padre.






  • Como el Padre sabe todas las cosas, el Hijo también las sabe (Juan 21:17), ya que su Omnisapiencia, es la Omnisapiencia del Padre.






  • Como el Padre es Todopoderoso, el Hijo también es Todopoderoso (Mateo 28:18), ya que todo su poder, es todo el poder del Padre.






  • Como el Padre tiene naturaleza divina, el Hijo también la tiene (Tito 2:13), porque Dios fue manifestado en carne, y Jesús es Dios con nosotros.
Cada aspecto de su Deidad, es el resultado de la encarnación del Padre al manifestarse en carne.
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Juan 2:19

"Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré"

¿Cómo podría Jesús, levantar su propio cuerpo (o templo) muerto? El Hijo de Dios, el Mesías, es el templo. Jehová, el Padre, es la naturaleza divina que habita en Él. "…Y vendrá súbitamente a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis…" (Malaquías 3:1).

Cuando Cristo el Hijo estaba agonizando, el Padre se retiró del templo de carne de su Hijo, justo antes de su muerte (Marcos 15:34). Tres días después, el Padre volvió a entrar en ese templo, y lo levantó de entre los muertos (Romanos 6:4). Por lo tanto, el Padre levantó su propio templo, o el cuerpo de Cristo de entre los muertos, y lo glorificó. Nada más que la doctrina de Cristo siendo el Padre, puede explicar este verso.
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Juan se Refiere a la Unicidad Desde el Principio Hasta el Fin

Cuando el apóstol Juan se acercó a su muerte, su visión de Cristo siendo el Padre y el Hijo, no cambió de lo que él había escrito en su evangelio. En Apocalipsis 22:3-4, escribió: "…y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes".

Dios y el Cordero son descritos como un solo Ser, con un solo rostro y un solo nombre, pues justamente Dios y el Cordero constituyen el templo. "Y no vi en ella templo; Porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero" (Apocalipsis 21:22).

En sus epístolas, el apóstol Juan enseñó el mismo mensaje:

"Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre" (1. Juan 2:23). "El que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2. Juan 1:9).
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¿SOBRE QUÉ NOS PARAMOS?

El Dr. Boyd, ha dicho que los versículos de Isaías 9:6 y de Juan 14:10 sobre los cuales se apoya la doctrina de la Unicidad, son "misteriosos" y "rebuscados", y "simplemente no nos permiten estar de pie" (Boyd, p. 69).

¿Dos versículos nada más? Para utilizar una de las propias expresiones del Dr. Boyd, "algo suena aquí un poco frío". ¿Si sólo tenemos dos versículos y nada más, por qué tuvo que escribir un libro de 234 páginas para refutarlos? Esa es mucha tinta impresa para refutar a "una religión de dos versículos". "¿Acaso rebuzna el asno si tiene pasto?" (Job 6:5). ¿O más bien son solo "los discursos de un desesperado, que son como el viento"? (Job 6:26). Como hemos visto, lejos de apoyarse sólo sobre dos "piernas", la doctrina de la Unicidad tiene tantas "piernas" que un ciempiés estaría celoso.

Las porciones de la Escritura que hemos considerado, son abundantes en su testimonio que declara que Cristo es el Padre. Él es declarado siendo el Padre Eterno, cuando dice que es uno con el Padre (Juan 10:30), que el Padre habita en Él (Juan 14:9), que quien lo ve a Él en realidad ve al Padre (Juan 12:45, Juan 14:9), que quien lo oye a Él oye al Padre (Juan 14:24), que el que lo recibe a Él recibe al Padre (Juan 13:20), y que el que lo aborrece a Él aborrece al Padre (Juan 15:23). Sobre todo cuando dice que todo aquel que cree en Él, en realidad cree en el Padre (Juan 12:44). Jesús anunció que tenía la morada de la propia identidad del Padre en Él (Juan 14:10). Las palabras que salían de su boca eran las palabras del Padre (Juan 14:24). También dijo que su nombre era el nombre del Padre (Juan 5:43, Juan 17:6, 17:26). Todos los atributos divinos del Padre son suyos (Juan 3:35, 16:15, 17:10). Se nos dice que si estamos o permanecemos en el Hijo, por ende estamos o permanecemos en el Padre (2 Juan 1:9). El Padre y el Hijo constituyen un templo, que tiene un rostro y un nombre (Apocalipsis 21:22). Jesús dijo que el Padre está en Él y Él en el Padre (Juan 10:38, 14:10). La única naturaleza divina que Jesucristo mencionó habitando en Él, fue la del Padre (Juan 14:10-11, 2. Corintios 5:19). Ningún milagro fue realizado por alguien distinto al Padre que mora en Él (Juan 14:10). El Hijo no puede hacer nada por sí mismo (Juan 5:19, 8:28). El Padre en Él, es el que obra y habla (Juan 14:10, 14:24). Su gloria es la gloria del Padre (Juan 13:31-32, 14:19, 17:1); su honra es la honra del Padre (Juan 5:23); su nombre es el nombre del Padre (Juan 5:43, Juan 17:6, 17:26); su identidad es la identidad del Padre (Isaías 9:6, Juan 8:24).

¿En dónde está la supuesta identidad distinta del Padre y del Hijo? No son distintos respecto a la visión, porque "el que me ve, ve al que me envió" (Juan 12:45). No son distintos respecto a la voz, porque "la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió" (Juan 14:24). No son distintos respecto a la doctrina, porque "el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 1:9). No son distintos respecto a la cantidad, porque "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). No son distintos respecto a la ubicación, porque "yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (Juan 14: 11). ¿Entonces en qué manera son distintos?

¿Tuvimos que "hacer un gran esfuerzo" o tuvimos que "rebuscar" nuestras referencias? ¿Nuestras referencias son muy "misteriosas"? ¿Durante nuestra investigación descubrimos a Cristo diciendo alguna vez "Yo y el Padre somos dos distintos"? ¿Será que podríamos encontrar algún texto bíblico en el que Jesús diga: "el que me ha visto a mí, ha visto a una de las maneras personalmente distintas en las que Dios existe"? ¿Podríamos encontrar alguna declaración bíblica de Cristo en la que Él diga: "Si no creéis que yo soy el segundo, en vuestros pecados moriréis"?
Aún a pesar de todo este testimonio del Padre en la persona del Hijo, Gregory A. Boyd dice de la Unicidad que, "esta enseñanza no sólo es oscura en la Biblia, sino que es completamente inexistente". Cuando Boyd reduce todo a dos versículos bíblicos, y dice que la Unicidad es "completamente inexistente", entonces nos preguntamos: ¿De qué Biblia estará hablando?


JESÚS ES EL PADRE, COMPARANDO LA ESCRITURA CON LA ESCRITURA

En un intento de censurar el estudio franco sobre la doctrina de la Divinidad, el Dr. Boyd hace una advertencia larga y fuerte contra lo que él llama "referencias cruzadas". Algunas letras en negrita de la página 85 de su libro, advierten: "Tenga cuidado de los argumentos de referencias cruzadas". Lo que por supuesto él realmente quiere decir, es que se cuiden de las referencias cruzadas que demuestran los errores de la doctrina de la Trinidad.

Curiosamente el propio Dr. Boyd, usa referencias cruzadas de manera bastante incorrecta. ¡Él toma referencias que muestran a Jesucristo como Dios, y las cruza con otras referencias que dicen que Cristo ha muerto, para producir la horrorosa doctrina de que Dios murió! Esta rara conclusión monofisista, no sería posible sin un cruce inapropiado, basado en una idea extrabíblica de que todo lo que le pase a la naturaleza humana de Cristo, también debe pasarle a su naturaleza divina. El hecho de que Dios es Inmortal y por lo tanto nunca puede morir, es ignorado por completo de este análisis. Este tipo de "exégesis", favorece en realidad la doctrina de un "Jesús diferente" al de la Escritura.

Este cruce defectuoso de referencias del Dr. Boyd (que él no permitirá que hagan otros), también es ilustrado en su discusión sobre ser llenos del Espíritu Santo. Él usa el Antiguo Testamento y ejemplos anteriores a la ascensión de Cristo, para hablar de personas llenas del Espíritu Santo, y los cruza con referencias del libro de los Hechos de los Apóstoles (después de la resurrección y ascensión de Cristo), para negar que en el tiempo de la Iglesia, las lenguas son prueba necesaria de ser llenos del Espíritu. Esto ignora por completo, que en los Hechos de los Apóstoles la llenura del Espíritu viene como un regalo permanente del Cristo resucitado y son tan diferentes a los ejemplos del Antiguo Testamento y al tiempo anterior a la ascensión de Cristo, al punto que la Biblia dice: "…aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado" (Juan 7:39). Así que sería muy difícil encontrar otro peor ejemplo de referencia cruzada que este.

La referencia cruzada, correctamente utilizada, es muy provechosa para el estudio bíblico. A decir verdad, ¿cómo se estudiaría cualquier tema bíblico sin referencias cruzadas? ¡Es por eso que las referencias cruzadas se ponen al margen de ciertas ediciones, y es por eso que la Biblia de Referencia Thompson, continúa siendo un éxito de ventas! Jesús mismo utilizó referencias cruzadas en Lucas 20:37-38, cuando cruzó la referencia sobre la zarza ardiente (Exodo 3:6) con una declaración de Isaías (Isaías 38:18-19), a fin de demostrar la inmortalidad del alma y la resurrección de los muertos. ¡Este es un ejemplo muy claro del buen uso de referencias cruzadas para sustentar una doctrina!

La Biblia misma recomienda el método de referencia cruzada para obtener la verdad doctrinal. Isaías escribió: "Porque mandamiento sobre mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá" (Isaías 28:10). Y esto debe ser hecho para comprender la doctrina.

Para una adecuada comprensión de cualquier doctrina bíblica, usted debe adherirse a todas las declaraciones relacionadas con ella. Todas las partes son necesarias para completar el "rompecabezas", a fin de poder ver el cuadro completo. ¡Pero así como los trinitarios hacen una doctrina errada al tomar aisladamente el texto de Mateo 28:19, excluyendo los versículos que demuestran que el bautismo es en el nombre de Jesús (especialmente los del libro de los Hechos); del mismo modo quieren que nosotros excluyamos los textos que demuestran que Jesús es el Padre! En realidad, cualquier estudiante de la Biblia (crea o no en la Unicidad), debe disgustarse por ese intento arrogante que pretende eliminar la referencia cruzada, como un método legítimo para el estudio de la Palabra de Dios. En términos sencillos, eso es preocupante, especialmente cuando el propio crítico de este método, se reserva el privilegio de usarlo subjetivamente. Es totalmente incoherente, que una persona objete el uso de referencias cruzadas, mientras que por otra parte no tiene ninguna objeción de tomar sólo media idea de los textos bíblicos, como lo hizo con Romanos 8:1, para obtener su "revelación" en el parqueadero (donde escuchó miles de campanas tocando en la Iglesia), cuando decidió apartarse de la Iglesia del Nombre de Jesús para adherirse a la forma de vida del trinitarismo, al sostener que "no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús" pero ignorando la otra parte del texto que dice que esto sólo aplica a "los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu".

La verdadera razón por la que el Dr. Boyd (y otros) objeta(n) nuestras referencias, es porque éstas transmiten con mucha eficacia nuestro mensaje. La conclusión a la que se llega por comparar estos textos ("empalmándolos juntos" como lo expresa Boyd) es que no sólo sería innecesario que dos Personas divinas llevaran a cabo una misma acción, sino que estas acciones son mutuamente excluyentes y contradictorias. Veamos algunos ejemplos:
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¿Quién resucitó a Cristo?

La Biblia dice que Dios el Padre resucitó a Cristo de entre los muertos (Gálatas1:1), y Juan 2:19 dice que Jesús mismo se levantó de entre los muertos. Por lo tanto, Cristo es el Padre que levantó ese cuerpo de la tumba. ¿Pero cómo pudo hacer esto? La naturaleza del Espíritu Divino que era propia de Cristo, es decir la naturaleza del Padre, se retiró de su cuerpo humano cuando estaba sobre la cruz, lo cual queda demostrado cuando Cristo dijo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Marcos 15:34). Tres días después, el mismo Espíritu (el Padre) volvió a entrar a ese cuerpo, lo levantó, lo glorificó y lo llenó como su templo permanente. Por lo tanto, Cristo en su naturaleza divina como Padre, levantó su propio cuerpo de entre los muertos.

Pero el Dr. Boyd dice que eso no es cierto, pues a su modo de ver, todas las tres personas de la Trinidad participaron en este trabajo, pues "finalmente obraron a través del Hijo encarnado como un hombre" (Boyd, p. 89). Pero con esto, el Dr. Boyd olvidó su enseñanza más temprana, que había expuesto en la página 58, a saber ¡que el "Hijo encarnado como un hombre" estaba muerto! Para "cuando Cristo sufría una muerte desamparada", Boyd escribe que "Dios sufría una muerte desamparada". Según Boyd, ¡Dios estuvo muerto en ese momento! ¿Así que cómo podría un Dios muerto, resucitar a una persona muerta? ¡Qué contradicción! Primero tiene a un Dios moribundo (p. 58), luego tiene a un hombre muerto resucitado (p. 89) ¿Desde cuando los muertos pueden levantar muertos? Es asombroso que el propio Dr. Boyd declare que cualquier especulación adicional sobre este punto sería una "pregunta infructuosa" (Boyd, p.88). ¡Es provechoso que él mismo reconozca que esos son cuestionamientos infructuosos, así que no malgastaremos nuestro tiempo intentando cosechar algo de ellos!

Este punto es muy penoso para el Dr. Boyd, por todo a lo que lo lleva más adelante, pues en la página 188 dice: "Lo que Jesús soportó, lo soportó la totalidad de la Deidad".

Si Jesús soportó la muerte (y por lo tanto murió), entonces de acuerdo con esta premisa, la totalidad de la Deidad también sufrió la muerte y murió ¿Entonces quién quedó vivo para hacerlo levantar de entre los muertos? De acuerdo con esta doctrina, toda la Deidad murió en Cristo. No pueden salirse diciendo que sólo murió la "Segunda Persona" de la Deidad, porque eso no sería la totalidad de la Deidad, si es que imaginamos que hay otras dos personas. Quizá si los trinitarios cesaran, y empezaran a creer en lo que Cristo dijo, a saber que Él es el Padre encarnado (Juan 14:10), el problema desaparecería. ¿En qué lugar de la Biblia se dice que "Cristo era el Hijo encarnado"?

Cuando se le pregunta a los trinitarios de dónde obtuvieron tales enseñanzas, dan la misma respuesta falsa con la que Jacob engañó a Isaac hace mucho tiempo, cuando hizo pasar la carne de cabra por una presa de cacería: "…Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí" (Génesis 27:20).


¿Quién Responde a las Oraciones?

El fundamento de cualquier religión es identificar quién responde a las oraciones, pues así averiguamos quién es Dios. En Juan 14:14, Jesús dijo que Él responde a las oraciones: "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré". En el griego está mejor: "Si algo ME piden en mi nombre, yo lo haré". En Juan 15:16, se dice que el Padre es quien responde las oraciones. La conclusión bíblica es obvia. Jesús enseñó que Él mismo es el Padre que responde las oraciones en su naturaleza divina. Esto es confirmado por el texto que dice: "El Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14: 10), y eso indudablemente incluye responder a las oraciones. Esto también es demostrado por Juan 14:13 que dice: "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo".

La respuesta que da el Dr. Boyd para todo esto, es sólo un eco de la vieja teoría trinitaria de que "dos personas" se hacen cargo y responden a las oraciones. Por eso dice: "Tanto el Padre como el Hijo, tienen distintas capacidades en su respuesta a las oraciones - concretamente el Padre lleva a cabo todas las actividades por y en él [en el Hijo]" (Boyd, p. 89). En otras palabras, el Padre trinitario realmente respondería a las oraciones; mientras que el Hijo trinitario sería el instrumento que el Padre trinitario usa, para llevar a cabo sus obras a través del Hijo trinitario.

Jesús contradijo esta teoría cuando dijo: "En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama" (Juan 16:26-27). Este es un trabajo directo de la naturaleza divina de Cristo, que como hemos visto es el Padre, y nadie más.

El Dr. Boyd dice que lo que era cierto del "Hijo encarnado" sobre la tierra, es cierto del "Hijo encarnado" en cielo (Boyd, p. 89). Bien, ¡el Hijo estando sobre la tierra, dijo que no podía hacer nada por sí mismo (Juan 5:19, 8:28), lo que también sería verdad en el cielo! ¿Así que quién responde a las oraciones? ¡Tiene que ser el Padre! Aún más, Cristo dijo que Él mismo respondería a las oraciones; así que el Padre debe ser la naturaleza divina de Cristo. Es por lo tanto el Padre en el Hijo quien responde a las oraciones, y no dos "personas distintas", de las cuales una habría dicho que no puede hacer nada por sí misma.


¿Quién Envía el Espíritu?

En Juan 14:26, Jesús dice que el Padre enviará el Espíritu: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará…". Sin embargo en Juan 15:26, Cristo dice que Él mismo es quien enviará el Espíritu: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré…". Por lo tanto Jesús es el Padre que envía al Espíritu, y el Espíritu es su propia naturaleza divina. "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (Juan 14:18).

El Consolador es el mismo Espíritu llamado Padre. Al referirse a Él como la fuente, se indica que viene a morar como el Espíritu Santo en quienes obedecen el evangelio, y que también es la naturaleza divina de Cristo, que habita en su templo humano. Se dice que el Espíritu procede del Padre, así como una corriente de agua procede de un embalse o de un lago, que es la fuente. Una corriente de agua que procede de un embalse, no es distinta de su fuente u origen, sino que es un flujo que proviene de ella. Así que el Espíritu Santo emana del Padre, del cuerpo de Cristo, en donde tiene su morada. Dios dijo: "derramaré mi Espíritu sobre toda carne" (Joel 2:28), y eso es exactamente lo que está ocurriendo. El Padre está siendo derramado desde el cuerpo de Cristo (su habitación), para venir sobre nosotros como el Espíritu Santo. Esto es lo que se entiende por "el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre", en Juan 15:26.

Los trinitarios enseñan una idea completamente absurda, en la que dicen que una tercera persona distinta, está procediendo de una primera persona distinta, por la orden (y quizás también, a través) de una segunda persona distinta. Pero Dios no es el autor de esa confusión. Esta idea proviene de los "padres post-nicenos" y de la subsiguiente cláusula filioque (que en latín significa "y del Hijo"), de la que trataremos a continuación.

De una forma totalmente desconcertante, el Dr. Boyd ha intentado corromper la hermosa verdad de que Cristo envía el Espíritu, debido a su incapacidad de comprender la expresión: "procede del Padre" (Boyd, p.90). ¡Espero que esta explicación bíblica le haya clarificado este punto al Dr. Boyd, si es que ya no es demasiado tarde! El problema, es que el Dr. Boyd así como otros trinitarios, han asumido extrabíblicamente que el Espíritu Santo es "una persona" que tiene que provenir de otras "dos personas distintas". Por eso dice que los creyentes de la Unicidad: "Suponen que el Espíritu Santo proviene solamente de una" (Boyd, p.90).

Sin embargo, está "suposición" con la que Gregory A. Boyd tergiversa la posición de la Unicidad, al decir que nosotros suponemos que el Espíritu Santo procede únicamente de "otra persona divina y distinta" ¡era en realidad la doctrina original de los propios trinitarios! Todos los padres tempranos de la iglesia trinitaria compartieron dicha suposición, siendo la doctrina usual de aquellos primeros eruditos trinitarios. En aquellos primeros siglos, ninguno de ellos la negó, y así fue aprobada en todos los concilios ecuménicos. Inclusive, todavía es la idea oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega. La idea de una "persona divina" llamada el Espíritu Santo, procediendo de otras dos "personas divinas" llamadas el Padre y el Hijo, no tuvo precedentes hasta que la Iglesia Católica Romana inventó dicha doctrina y trató de imponerla sobre todos, alrededor de ¡unos mil años después de Cristo! Los católicos añadieron al Credo Niceno-Constantinopolitano, la frase "y del Hijo" (en latín "Filoque"), para indicar que la "tercera persona" no procedía únicamente de "otra persona distinta" llamada Padre. La Iglesia Ortodoxa Griega se negó a aceptar dicha "teoría de la procesión doble" y se separó del catolicismo romano en 1504 d.C.

"Sobre una sola palabra (filoque), se dieron muy fuertes debates, fueron escritos un número no revelado de libros, e incluso fue derramada sangre en este amargo conflicto" (Jesse Lyman Hurlbut, Historia de la iglesia Cristiana, p. 126).

Como vemos, las perspicacias trinitarias son raras veces originadas sin necesitar mucho derramamiento de sangre. El argumento Ortodoxo Griego en contra de la "teoría de la procesión doble" es muy simple: ¡Cristo solamente mencionó una procesión (Juan 15:26)! Los Ortodoxos Griegos están mucho más cerca de la verdad en este punto que el Dr. Boyd y los neotrinitarios, pues estos últimos prefieren adherirse al dogma católico romano que se inventó en un tiempo mucho más tardío (alrededor de un milenio después de Cristo).


¿Quién Atrae a los Hombres?

Jesús dijo en un pasaje, que el Padre atraerá a los hombres: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere. (Juan 6:44). Pero en Juan 12:32 dijo: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo". Por tanto, Cristo en su naturaleza divina, es el Padre que atrae a los hombres. No hay aquí nada de ese "tira y afloje" trinitario, que dice que "dos personas distintas" atraen al pecador hacia Cristo. ¿Por qué no aceptar simplemente lo que Cristo dijo? "…el Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14:10).

El Hijo por sí mismo, no puede atraer a nadie, pues su propio testimonio fue que "no puede el Hijo hacer nada por sí mismo" (Juan 5:19, 8:28). Solamente por el Padre, quien hace todas las obras encarnado en Él, es que Cristo pudo decir: "a todos atraeré a mí mismo". Su naturaleza humana (el Hijo) no puede hacerlo; pero su naturaleza divina (el Padre) sí puede hacerlo, y en efecto lo hace.
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¿Quién Resucitará a los Muertos?

Está claro que Cristo es quien resucitará a los muertos, pues Él dijo acerca de todo aquel que cree: "y yo le resucitaré en el día postrero" (Juan 6:40). Sin embargo se dice del Padre que Él "da vida a los muertos" (Romanos 4:17). Como siempre, no es el Hijo, (su humanidad) el que hace esto, sino que el que da vida es el Padre que habita en Él.

Como nos tienen acostumbrados, los trinitarios insisten en que "tres personas" están involucradas en la resurrección. Sin embargo, el Dr. Boyd dedica la menor atención a este asunto particular, prefiriendo en cambio, gastar su tiempo discutiendo sobre el "conmutador de voz" que según él enseña la doctrina de la Unicidad (algo de lo que yo nunca había oído hablar, aunque llevo más de 30 años en la Unicidad).

Pero no nos vamos a alejar del asunto de la resurrección tan rápidamente. El apuro conduce a desperdicios, incluso en cuestiones doctrinales. Precisamente, hablando sobre la resurrección, fue cuando Jesús hizo más evidente su doble naturaleza. En Juan 5:19 Él dijo: "De cierto, de cierto, os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre". "Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que Él hace" (Juan 5:20).

La fuente de todo lo que Jesús hace, es el Padre; el mismo Padre que estaba encarnado en Él (Juan 14:10, 10:38). El Hijo solo, sin la naturaleza divina, no podía hacer nada. Pero el Padre, ha otorgado poder y le ha permitido al Hijo hacer estas cosas mediante la colocación de su vida, y su esencia o naturaleza dentro de Él, para operar a través de Él. "Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre" (Juan 5:26-27).

Esto explica el por qué, el apóstol Pablo podía decir que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo (2. Corintios 5:19). Y esa reconciliación incluirá la resurrección que Dios llevará a cabo en Cristo, una obra que Cristo no podría hacer, si el Padre no habitara en Él. No es necesario postular a "tres personas distintas", para comprender cualquiera de estos pasajes en discusión. La doctrina de Dios en Cristo - "Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (Juan 14:10-11) - esclarece suficientemente todas estas porciones de la Escritura.

Nada de lo que ha sido promovido por los trinitarios, y por el Dr. Boyd en particular, puede anular el hecho de que el Padre es la única naturaleza divina, que Cristo alguna vez identificó habitando dentro de Él. Por lo tanto, Jesucristo puede ser llamado Padre, tal como Isaías lo profetizó (Isaías 9:6), y como el mismo Cristo lo anunció (Juan 10:30). En la Biblia, Cristo nunca es llamado el "Hijo encarnado", como los trinitarios lo presentan.


JESÚS COMO EL PADRE EN EL LIBRO DE APOCALIPSIS

El último libro de la Biblia, es correctamente titulado: ¡La Revelación de Jesucristo! No pretende ser una revelación de los sellos, de las bestias, de las trompetas y de las copas, aunque todo esto se encuentre allí, sino que es ¡La Revelación de Jesucristo!

¿El libro de Apocalipsis enseña que Jesús es el Padre? Nosotros creemos que sí, y que lo hace claramente y en repetidas ocasiones. Los trinitarios sienten que no es así, y por eso Boyd escribe: "Indudablemente, esta no es la visión general del libro de Apocalipsis" (p. 81), y "Esta diferencia entre el Padre y Jesús, es continua por todo el libro de Apocalipsis" (p. 81).

Veamos quien tiene la razón.
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El Anciano de Días

La primera cosa que Apocalipsis nos revela, es una descripción de Jesús en su cuerpo glorificado.
"Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas" (Apocalipsis 1:14-15).

Este es Cristo, quien estuvo muerto y ahora vive (v. 18). Esta es también la misma descripción exacta que nos dio el profeta Daniel, sobre su visión del Anciano de Días.

"Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente (Daniel 7:9).

Tan pronto como comienza el libro de Apocalipsis, nos revela una imagen de Cristo como el Anciano de Días, quien es el Padre.


¿Al lado del Trono o Sobre el Trono?

Jesús afirma aún más: "yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apocalipsis 3:21). Jesús está sentado en el trono del Padre, no al lado de éste. Cuando Juan vio este trono, nos informó "y en el trono, uno sentado" (Apocalipsis 4:2). Juan no dijo: "He visto al Padre, quien es una Persona, y al Hijo, que es otra persona, sentados en el trono"; Juan habló sólo de uno. Ya que Jesús dijo que Él está sentado con su Padre en el trono, la respuesta ahora debe ser evidente. Cuando Cristo, el templo visible del Padre, se sienta sobre el trono, Dios el Padre también está allí, porque Él vive y reside en el Cuerpo de Cristo. "El Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14:10). El Hijo puede ser visto, pero el Padre invisible también está ahí, encarnado en Cristo. Esto constituye una prueba irrefutable en el libro de Apocalipsis, de que Dios está en Cristo.

Pero Boyd dice que Cristo "es mostrado algunas veces, junto al trono de su Padre". Él cita Apocalipsis 5:13, que no dice absolutamente nada acerca de que Cristo está sentado al lado del Padre. Luego, Boyd dice cosas que no son bíblicas. Él dice que Cristo es presentado "sentado sobre su propio trono, junto al Padre que se sienta sobre su propio trono". Como apoyo cita Apocalipsis 3:21, en el que Cristo dice: "me he sentado con mi Padre en su trono"; pero para su infortunio, en este versículo ¡no hay ninguna mención de un trono junto a otro trono! Por eso no es extraño que evada la transcripción de las "referencias" y que simplemente se limite a colocar las citas bíblicas. ¿Acaso esperaba que no las buscáramos? Es curioso que Boyd se refiera a nuestra interpretación como "ilusoria" (p. 82), mientras que él ve a dos tronos que no aparecen en estas porciones de la Escritura.


Alfa y Omega

En Apocalipsis 21:6-7, el Alfa y la Omega, quien es inequívocamente Jesucristo (Apocalipsis 22:12-13,16), le dice a los verdaderos creyentes que Él será su Dios y Padre: "El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo". Si yo soy su hijo, entonces Él es mi Padre; y si Él también es Dios, entonces Él es Dios mi Padre.

Con el fin de escapar a esta declaración clara de Cristo siendo Dios el Padre, Boyd se enreda de nuevo en un razonamiento circular, que es una falacia que se aprende cuando recién se empieza a estudiar lógica. Su argumento, si es que se puede llamar así, es éste:

"¡Si las Escrituras (que incluyen al Apocalipsis) enseñaran que Jesús es el Padre, entonces dichos versículos se podrían leer como una referencia muy profunda de Cristo siendo el Padre; pero como la Biblia no enseña esto, por lo tanto deben significar otra cosa!" (Boyd, p. 80-81).

Al reducir dicho argumento, apreciamos la falacia circular:

Argumento trinitario: "La Biblia no puede enseñar que Jesús es el Padre, porque la Biblia no enseña que Jesús es el Padre!".

Pregunta para los trinitarios: "¿Pero cómo sabemos que la Biblia no enseña que Jesús es el Padre?".

Respuesta trinitaria: "Porque el dogma trinitario sostiene que no hay referencias que lo demuestren".

Pregunta para los trinitarios: "¿Pero acaso qué pasa con estos versículos que nosotros continuamente hemos encontrado?".

Respuesta trinitaria: "Estos versículos no pueden significar que Jesús es el Padre, pues de acuerdo a como fuimos instruidos, la Biblia no enseña esto".

Como podemos apreciar, la negación de Jesús siendo el Padre, parte de mero razonamiento circular.
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¿Dos Alfas y Omegas?

Después de algunas discusiones intrincadas, el Dr. Boyd concluye con esta triste nota:

"El hecho de que quien habla aquí se refiera a sí mismo como 'el Alfa y la Omega', no demuestra el punto, aunque también es cierto que sólo hay uno que es 'el Alfa y la Omega' (confrontar con Isaías 43:10). En los contextos en los que claramente lo distinguen de Jesús, el Padre habla en términos similares (Apocalipsis 1:4-5; 11:15-17)".

Solo hay un Alfa y Omega, que es Jesús; pero el Dr. Boyd dice que el Padre también es un Alfa y Omega, ¡pero diferente! Y cuando se considera que el Alfa y la Omega es el Principio y el Fin, ¿entonces tenemos dos principios y dos finales? ¡Qué disparate! Las referencias que el Dr. Boyd citó para intentar probar esto, ni siquiera contienen las palabras el Alfa y la Omega, (aunque él se cubrió diciendo que sólo se trataba de terminología "similar").

En Apocalipsis 1:8, el Alfa y la Omega, quien es Jesús, se identifica como el Todopoderoso. Este es el nombre del Padre que Él mismo utilizó para identificarse a Moisés, cuando además le reveló el nombre Jehová (Éxodo 6:3). También es el título que el Padre utilizó para identificarse a sí mismo, cuando dijo a Abraham: "Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y se perfecto (Génesis 17:1).

Del mismo modo, es el título utilizado en otras partes del Apocalipsis para identificar al Padre (Apocalipsis 21:22). Debido a que no puede haber sino un solo Todopoderoso (uno solo poseyendo todo el poder), ese uno es Cristo, quien también es el Alfa y la Omega, Dios el Padre.
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Cristo, el Templo de Dios

Apocalipsis 21:3 dice: "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios". Tanto tabernáculo como templo, son términos bíblicos que pueden referirse al cuerpo (2 Corintios 5:4). El cuerpo que Dios tomó para manifestarse en carne, morará con los hombres. En dicho tabernáculo o cuerpo, habita toda la plenitud de la Deidad, es decir el Padre (Colosenses 2:9). Por eso Apocalipsis 21:22, dice acerca de la Nueva Jerusalén: "Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso [es decir, el Padre] es el templo de ella, y el Cordero [es decir, el Hijo]. ¡El Padre y el Hijo son uno Templo! No sólo eso, sino que Dios el Padre iluminará aquella ciudad a través del Cuerpo del Cordero en el que vive, y que es la lumbrera de la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:23). Esto es lo que Pedro, Jacobo y Juan vieron previamente cuando Jesús se transfiguró, y vieron la gloria del Padre en el cuerpo de Cristo (Mateo 17:1-2).

Se habla de un solo trono para Dios el Padre y el Cordero, y se dice que el único que se sienta sobre el trono tiene un solo rostro y un solo nombre, porque el Padre y el Hijo constituyen un "Él" y no un "ellos". "Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (Apocalipsis 22:3-4). No es de extrañar que en Apocalipsis 14:1 diga: "el nombre de Él y el de su Padre escrito en la frente" (Apocalipsis 14:1). El nombre del Cordero estará en la frente de los vencedores, y Apocalipsis 14:1 dice que este nombre es también el nombre del Padre. ¡Así que el nombre del Padre y el nombre del Cordero es uno y el mismo nombre! Esto no nos sorprende, pues Juan mismo llamó a este libro la Revelación de Jesucristo y no "la revelación de alguna Trinidad".
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El Cordero con el Libro

A menudo se presenta como una "prueba" de la teoría de las "dos personas", al texto de Apocalipsis 5:7, donde el Cordero "vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono" (aunque este planteamiento no lo hace Boyd). Si Jesús es el que está sentado en el trono, entonces ¿quién es el Cordero que tomó el libro? En esta presentación dramática (una visión) de la que Juan fue testigo, una extraña criatura con "siete cuernos y siete ojos" (v. 6), estaba de pie aunque parecía como inmolada (sacrificada, asesinada), y se dirigió hacia el trono tomando el libro. Este Cordero inmolado con siete cuernos y siete ojos, no es una persona, y mucho menos es nuestro Señor Jesucristo. ¿Quién espera ver a Cristo con siete cuernos y siete ojos cuando llegue al cielo? En Apocalipsis 1:12-15, tenemos una descripción del Cristo resucitado, y no incluye "siete cuernos y siete ojos".

Entonces, ¿qué significa este Cordero con siete ojos, del cual leemos en Apocalipsis 5? Simplemente es un símbolo, un recurso literario que representa la muerte de Cristo, quien es llamado el Cordero, porque fue inmolado para pagar el precio de nuestros pecados. Debido a su muerte y posterior resurrección, Él está acreditado para abrir el Libro de la Vida que estaba atado con siete sellos. Juan nos revela su visión, que es un espectáculo simbólico creado especialmente para describir verdades espirituales. El cordero con siete cuernos y sietes ojos, es exactamente eso - un cordero. Sin embargo, representa a Cristo, el "Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" (Apocalipsis 13:8) en la presciencia de Dios. Como punto de comparación, en el bautismo de Jesús, Dios utilizó la visión de una paloma para simbolizar al Espíritu Santo, pero sólo alguien sin sentido, se imaginaría que el Espíritu Santo es efectivamente una paloma.
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Resumen de lo Descrito en Apocalipsis

Hemos visto que el Libro de Apocalipsis, en lugar de establecer una identidad separada del Padre y de Cristo, en realidad demuestra que Cristo y el Padre constituyen el único individuo que está sentado en el trono, el Alfa y la Omega, ¡el único que podrá ser visto alguna vez!
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Un Ex- Testigo de Jehová Nota Algo

Ted Dencher, estuvo por muchos años esclavizado en la organización de "La Torre del Vigía". Milagrosamente, Dios lo sacó fuera de ella y esto causó que él escribiera su maravilloso testimonio en un libro titulado: "Por qué Dejé a los Testigos de Jehová".

Aún cuando se identifica como trinitario, el señor Dencher ha hecho el mismo descubrimiento sorprendente de la Unicidad acerca de Cristo en el Apocalipsis, que he reproducido en este capítulo. Las siguientes, son algunas citas de su popular libro:

"Según los Testigos de Jehová, Jesús y Jehová son considerados como dos entidades separadas, y pensar cualquier otra cosa acerca de ellos sería un error. Los textos más sorprendentes de toda la Biblia, que demuestran que ellos están equivocados en esto, son Apocalipsis 22:1,3,4. Éstos deben ser leídos cuidadosamente, para recibir el impacto de lo que allí se dice. El versículo 1 dice, usando la columna de la derecha: 'Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero…' Dios y el Cordero ocupan el mismo trono, no dos tronos, lo que indica desigualdad de rango o naturaleza, pero son uno".


"Ahora, el versículo 3, columna de la derecha: 'Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos le servirán' ¿Puede ver esta oportunidad en la que las referencias "sus" y "le", son aplicadas juntamente a Jehová como a Jesús? ¿Podría haber alguna unidad más completa?


"Ahora note lo que dice el versículo 4: 'Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes'. ¡Jehová Dios y el Cordero, en conjunto tienen una sola cara y en definitiva un solo nombre! Testigos de Jehová, ¿Cuál es ese nombre? El nombre excelente que ustedes escojan, es aplicable igualmente a ambos, a Dios y al Cordero. La referencia a Dios y al Cordero no es presentada como 'Ellos' sino como 'Él'. La unidad perfecta del nombre y de la naturaleza. No "rostros" sino el "rostro'. ¡Pido a cualquier Testigo de Jehová que se dirija a su congregación desde el púlpito y lea este pasaje! ¿Usted se atrevería a exponer este asunto sin contar con un servicio de escoltas?" (Ted Dencher, Por qué Dejé a los Testigos de Jehová, Cruzada de Literatura de Cristiana, Fort Washington, PA., 1985, pp. 241-242).

Si un ex - Testigo de Jehová (que fue entrenado durante años para ver "tronos distintos", "Personas distintas" y "un dios menor al lado de Dios"), fue capaz de ver la perfecta unicidad del nombre y la naturaleza en el libro de Apocalipsis, ¿por qué no puede verla el Dr. Boyd? Cualquier alma honesta, tiene un testimonio bíblico que puede leer, y que habla de un trono, de un nombre y de un rostro para Dios en Cristo, que constituyen un templo. Si el Señor Dencher expusiera esta verdad desde el púlpito de una congregación neotrinitaria, se sorprendería de que allí también tendría que contar con un servicio de escoltas que lo protegiera cuando se atreviera a exponer esta doctrina.
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EL USO DE KAI

Otra prueba interesante de la identidad de Jesús como Padre, es suministrada por los saludos del Nuevo Testamento encontrados en las epístolas. Leemos por ejemplo: "Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo" (Romanos 1:7). Dicha lectura no constituye ningún obstáculo para la doctrina de la Unicidad, porque nosotros creemos en Dios el Padre y también en el Señor Jesucristo, su Hijo. Y esto de ninguna manera desluce la verdad presentada en el Nuevo Testamento, de que Dios el Padre habita en el Señor Jesucristo, su Hijo. El apóstol Pablo también tuvo el cuidado de recordar esta verdad a sus lectores (Colosenses 2:9; 1. Timoteo 3:16; 2. Corintios 5:19). Bíblicamente hablando, la creencia del Padre en el Hijo, es también la creencia del Hijo en el Padre (Juan 10:38).

Pero algo más puede estar indicado en estos saludos, por medio de la palabra griega "kai", que ha sido traducida como "y", pero que también puede ser traducida como "igualmente" o "que es". De hecho, así se ha traducido en otros textos. Por ejemplo, "kai" se traduce "igualmente" en 2. Corintios 1:3 de la versión inglesa del Rey Jaime, que dice: "Bendito sea Dios, igualmente Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación". También Santiago 3:9: "Con ella bendecimos a Dios, igualmente Padre, y con ella maldecimos a los hombres que están hechos a la semejanza de Dios". Y 1. Tesalonicenses 3:13, dice: "Dios, igualmente nuestro Padre". También debería haber sido traducido "igualmente" en Gálatas 1:4, que menciona "la voluntad de Dios y nuestro Padre"; y también en Colosenses 3:17, que habla de dar "gracias a Dios y el Padre por medio de Él" La intención es significar claramente "Dios y Padre" en lugar de "Dios y el Padre". ¡Incluso los trinitarios admiten que "Dios" y el "Padre" son una y la misma persona!

Siendo esto así, entonces también es posible hacer "kai", como "igualmente" en lugar de "y" en Romanos 1:7, que quedaría como sigue: "Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre, igualmente Señor Jesucristo" o "Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre, el Señor Jesucristo". Asimismo quedaría 2. Tesalonicenses 1:2, y así sucesivamente en todas las epístolas. Esta sería una gran adición al ya considerable arsenal de textos que prueban que Cristo es el Padre. No hay ningún impedimento gramatical o lingüístico para hacer la traducción de esta manera.

Por supuesto, el Dr. Boyd y sus compañeros trinitarios no se agradan de esto. Ellos consideran que este uso de kai que hemos propuesto, habría confundido a los lectores del apóstol Pablo en el Nuevo Testamento. Por eso Boyd escribe: "No podría haber nada más confuso para los lectores de Pablo, que tener a Pablo cambiando la 'identidad' de Jesús de una frase a la siguiente" (p. 80). Pero contrario al planteamiento de Boyd, lo que sí habría sido bastante confuso para los lectores de Pablo, serían cosas tales como "la Trinidad en la unidad", "la generación eterna" y la "pericoresis". Gracias a Dios, el apóstol Pablo no escribió nada de eso. Además, los lectores de Pablo no fueron confundidos por la naturaleza dual de Cristo como Dios y hombre. Pablo les había enseñado la doctrina con claridad. (Filipenses 2:6-9, Colosenses 2:9, 1. Timoteo 3:16, 2. Corintios 5:19). No es una cuestión de "cambio de identidad", lo que se supone que significa esto, sino de reconocer las dos naturalezas, y de como operan en un solo Cristo.

Antes de que se introdujera el "misterio de la Trinidad" los primeros cristianos eran muy expertos en esta distinción referente a Cristo. Incluso, Juan Crisóstomo fue capaz de seguir este asunto sin ser confundido, ya que él escribió:

"Cuando oigo de Cristo, no creo que él únicamente sea Dios, o que sólo sea hombre, sino ambos. Porque yo sé que Cristo tuvo hambre, pero sé que con cinco panes dio de comer a cinco mil hombres, sin contar ni a las mujeres ni a los niños. Sé que Cristo tuvo sed, pero sé que Cristo convirtió el agua en vino. Sé que Cristo se transportó en una embarcación, pero sé que Cristo caminó sobre las aguas. Sé que Cristo murió, pero sé que Cristo resucitará a los muertos. Sé que Cristo fue llevado delante de Pilato, pero sé que Cristo está sentado con el Padre. Sé que Cristo fue adorado por los ángeles, y sé que Cristo fue apedreado por los Judíos. En verdad, algunas de estas acciones las atribuyo a su humanidad, pero las otras a su naturaleza divina, pues por razón a esto, se dice que los dos están juntos "(¿Cristo Fue Dios?, Spiros Zodtheotes, p. 91).

No es de extrañar, que en los saludos del Nuevo Testamento, los traductores de la Biblia no hayan vertido "kai", como "igualmente", ya que casi todos ellos eran trinitarios y realizaron sus trabajos bajo el prejuicio de la Trinidad. Los traductores de la Versión del Rey Jaime, todos ellos fueron trinitarios. Los traductores de la Nueva Versión Internacional, fueron trinitarios. Phillips fue trinitario. Moffat fue trinitario, y así sucesivamente.

En resumen, ellos sostienen que cuando el Nuevo Testamento dice "Dios y Padre", se debe interpretar como "Dios, igualmente Padre", "Dios, que es el Padre" o "Dios el Padre", porque se refiere a una persona: el Padre. Pero cuando el Nuevo Testamento habla de "Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo", no debemos entenderlo como "Dios nuestro Padre, igualmente el Señor Jesucristo", "Dios nuestro Padre, que es el Señor Jesucristo" o "Dios nuestro Padre, el Señor Jesucristo", a pesar de que la conjunción griega "kai" es la misma en ambos casos. Pero, ¿cuál es la razón por la que no se puede traducir como "igualmente" en la segunda oportunidad? Debido a que los trinitarios son presa del razonamiento circular trinitario, nos han dicho que estos versículos no pueden enseñar a dos personas distintas, porque estos versículos no enseñan a dos personas distintas!

Finalmente, el Dr. Boyd nos dice que no se les permite hacerlo, porque al traducir "kai", como "igualmente", nosotros: "estaríamos en contra de una tradición de tan buena reputación" (Boyd, p. 80). O sea que según Boyd, debemos ser cuidadosos de no hacer eso, porque la tradición nunca debe ser contradicha. Sin embargo, él y sus compañeros neotrinitarios, no dudan en ir en contra de cerca de 2.000 años de tradición, cuando insisten en aplicar un monstruoso error de traducción, para decir que la palabra griega "monogenes" que aparece en Juan 1:18 debe vertirse como "único", en lugar de la traducción correcta "unigénito". Ni los léxicos griegos, ni "los duendes irlandeses" podrán liberarlos de esa contradicción!

En conclusión, los traductores trinitarios de la Biblia, han sido inconsecuentes con su traducción de la palabra griega KAI, oscureciendo el hecho de que Cristo es presentado como el Padre en el Nuevo Testamento.
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JESÚS ES EL DIOS VERDADERO

El Hacedor del universo
Como hombre, fue hecho maldición por el hombre
La observancia de las leyes que Él había establecido
Con el máximo esplendor acató

Sus dedos sagrados hicieron la rama
Que produjo las espinas que coronaron su frente
Los clavos que perforaron sus manos fueron extraídos
De lugares secretos que Él diseñó

Hizo el bosque de donde brotó
El árbol sobre el que su cuerpo colgaba
Murió sobre una cruz de madera
Y aún hizo la colina sobre la que ésta fue levantada

El cielo que se oscureció sobre su cabeza
Fue extendido por Él, encima de la tierra
El sol que se ocultó de su rostro
En su decreto fue suspendido en el espacio
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La lanza que derramó su sangre preciosa
Fue templada en el fuego de Dios
La tumba en la que su cuerpo fue colocado
Fue excavada en rocas que sus manos habían hecho

El trono sobre el que ahora aparece
Fue suyo desde los tiempos eternos
Pero una nueva y gloriosa corona lleva en su frente
Y ante Él toda rodilla se doblará.

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