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viernes, 17 de septiembre de 2010

EMISORA DE LA IGLESIA PENTECOSTAL DE COLOMBIA

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EL BAUTISMO EN EL NOMBRE DE JESUS


Por Medio del Bautismo en el Nombre de Jesús, Sepultamos al Viejo Hombre


Por Jorge Enrique López


¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús  [en el Nombre de Jesús] hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6: 3-4)

El bautismo establecido por Dios en las Escrituras, es la muerte y sepultura del viejo hombre que está viciado de delitos y pecados.

La palabra bautizar; significa: sumergir, hundir, zambullir, inmergir, sepultar. 

Cuando se entierra un cadáver, este se deposita en un hoyo (fosa) y luego se cubre con tierra. Posteriormente se le coloca una lápida (piedra). Eso es sepultar. Cuando se habla del bautismo en la Biblia, es el mismo proceso pero dentro del agua.

El día que el Señor Jesús fue bautizado, subió luego del agua (Mateo 3:16). Esto quiere decir que Juan no le derramó el agua en la cabeza, sino que lo sepultó dentro del agua.

Lo mismo sucedió cuando Felipe bautizó al etíope, “…descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hechos 8:38). Queda claro y definido, que el bautismo bíblico es sumergiendo al candidato dentro del agua.

Es menester aclarar que para bautizar a una persona según el orden establecido por Dios, el que bautiza debe tener una investidura ministerial. Si la ha perdido; ese bautismo ya no tiene valor delante de Dios.

De igual manera, tampoco ninguna validez espiritual, ese bautismo sobre el que se derrama agua con sal sobre la cabeza de las personas. La Biblia no hace ninguna mención de bautismos para niños.

El bautismo, es entonces, la obediencia a la fe en la muerte y resurrección triunfal de Jesús, pues por medio del bautismo morimos al pecado, pero vivimos para Dios en Cristo. El que ha sido bautizado en Cristo [en el nombre de Cristo como obediencia a su Palabra] de Cristo está revestido (Gálatas 3:27). Cuando nos bautizamos en el nombre de Jesucristo, estamos creyendo que Jesús fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, que la paga de nuestra paz fue sobre Él;  y que por su llaga bendita fuimos nosotros curados (de la asquerosa lepra del pecado)

Al practicar el bautismo bíblico, creemos que hemos sido sepultados juntamente con Cristo para sepultar la pasada manera de vivir. Porque si fuimos plantados (sepultados, bautizados) juntamente con Él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección. (Roanos 6:5). El que ha sepultado (bautizado) al viejo hombre,  ha sido justificado (exonerado, librado, libertado) del pecado. Y si morimos con Cristo (en el bautismo) creemos que también viviremos con él (Romanos 6:8).

Así también vosotros [que habéis sido muertos con Cristo] consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo (Romanos 6:11).

Ahora, si el individuo no ha sepultado al viejo hombre por medio del bautismo, tampoco ha sido justificado, y menos resucitado (sigue muerto espiritualmente) quien quiera que sea.  Cuando un criminal permanece vivo, el sumario contra él sigue activo. La policía lo busca, lo persigue; pero si este muere, su sumario también muere con él. A un cadáver sepultado, no se le puede sentar en la silla de los acusados y menos hacerle un juicio.

Jesús nos explicó esto con la hermosa figura del grano de trigo. “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra [es plantado, sepultado] y muere, queda solo; pero si muere llevaba mucho fruto” (Juan 12:24). En otras palabras: Cualquier semilla para producir vida, debe morir primero, entonces sí surge la planta. Al enterrarse en la tierra, su caparazón protectora se rompe (muere), entonces surge una vida nueva que estaba encerrada en ella. La semilla brota y crece sin que el labrador sepa cómo, pero en la semilla lleva el precioso fruto de la vida, y esta surge de debajo de la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga (Marcos 4:26-29). La sepultura del grano se hace imprescindible, porque si no se entierra, la semilla se pudre y se pierde y no produce nada. Por medio de la sepultura, la semilla puede producir una nueva forma de existencia, llevando mucho fruto.

El grano de trigo es una hermosa figura de la necesidad de la muerte de Jesús, y con ella la nuestra. ¿Se imagina usted si Jesús no hubiera muerto lo que habría pasado? Primero: No habría resurrección. Al no haber resurrección nuestra predicación sería una mentira y nuestra fe una falacia. Seriamos tan falsos maestros como los que no han conocido la verdad. El evangelio sería una artimaña, un verdadero engaño. Si Jesús no muere y resucita, no se habría cumplido la profecía, entonces Dios y los profetas serían unos mentirosos. Si Jesús no muere y resucita, el diablo sería el líder supremo de este universo; y nuestro viejo hombre se apoderaría de nosotros, con su naturaleza pecaminosa, destruyéndonos.

Jesús tenía que morir, para que se cumpliese todo lo que de Él estaba Escrito, para llevar muchos hijos a la gloria, para vencer al diablo con su muerte, y a la muerte con su resurrección. La sangre de Cristo fue derramada para comprar con ella a la iglesia verdadera. Además era necesaria la muerte de Jesús, para nuestra redención y el perdón de nuestros pecados. 

Si no hay muerte en el bautismo, tampoco habrá resurrección espiritual ni física. Entonces se cumplirá lo que dijo el Señor: “Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir” (Juan 7:34).

Él está vivo, y en su resurrección subió por encima de todos los cielos, por encima de todo principado, sobre toda autoridad, sobre todo poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero (Efesios 1:20-23).

Finalmente, el escritor sagrado, certifica: “Porque si fuimos plantados juntamente con él, en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6: 5-6).

Una vez sepultados juntamente con Cristo para muerte por el bautismo, Dios nos ofrece una vida nueva de mucha calidad, vida que no termina sino que trasciende más allá de las fronteras del sepulcro: Vida eterna. Te invitamos a recibirla, bautizándote en el único nombre que hay para salvación, en el nombre de Jesucristo.

domingo 5 de septiembre de 2010


Bautismo en el Nombre de Jesús

Por Jorge Eduardo Pino Valenzuela
Capítulo 9 del libro El Bautismo en Aguas

¿Por qué Bautizar en el Nombre de Jesús y no invocando literalmente la frase “en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”?

Este es un punto delicado que debe ser abordado desde la perspectiva doctrinal y bíblica adecuada, ya que en la actualidad mucha gente anda confundida en este aspecto, y están más afanados por repetir pero no por obedecer el mandamiento de Jesús, y por causa de esta confusión, en el bautismo no invocan el único nombre dado para salvación, el cual es Jesús.

Hay una serie de razones obvias por las cuales el creyente debe bautizarse en el Nombre de Jesús.

• Todos los textos bíblicos que tienen relación con el bautismo, nos hablan de que éste es en el Nombre de Jesús. (Hechos 2:38; Mateo 12:21; Lucas 24:47; Juan 1:12; Juan 20:31; Hechos 4:12; Mateo 1:21; Hechos 10:43; Hechos 22:16; Hechos 8:12; Hechos 8:16; Hechos 15:17; 1 Corintios 1:13, etc.)

• Mateo 28:19 habla de un sólo nombre, pero no lo menciona explícitamente. Padre, Hijo y Espíritu Santo no son un nombre (ni mucho menos tres nombres), sino títulos referidos a algunos roles que el único Dios ha desempeñado para traernos salvación y para relacionarse con nosotros. De manera que para que sepamos cuál es el nombre al que dicho texto se está refiriendo, debemos leer y comparar a Mateo 28:19 en contexto, recurriendo a los textos paralelos que también nos hablan de la gran comisión. Dichos textos nos muestran sin sombra de dudas, que el nombre al que Mateo 28:19 se está refiriendo implícitamente, es Jesús. En la gran comisión, el único nombre en el que se nos manda a obedecer el evangelio, es el nombre de Jesús:

Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre [el nombre de Jesús] echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas… (Marcos 16:14-17).

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre [el nombre de Jesús] el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas (Lucas 24:44-48).

La gran comisión, como es relatada por los evangelistas Marcos y Lucas, gira en torno a la figura y el nombre de Jesús. Igualmente, si leemos la gran comisión como es expuesta por el evangelista Mateo, vemos que toda la exposición gira en torno al Señor Jesús. Mateo 28:17 dice que los discípulos adoraron a Jesús. En Mateo 28:18, Jesús dice que tiene toda potestad en el cielo y en la tierra, potestad que según el apóstol Pablo, está ligada al nombre de Jesús, que es el nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11). En Mateo 28:20, Jesús nos manda a guardar todas sus enseñanzas y promete estar con su pueblo todos los días hasta el fin del mundo. En Mateo 28:19, Jesús nos manda a hacer discípulos y a bautizarlos en un nombre (no en muchos nombres).

Dado que la misma Escritura nos manda a hacer todas las cosas de obediencia a la fe en el nombre de Jesús (Colosenses 3:17), que el nombre de Jesús es el nombre que está sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11), que Jesús es el único nombre en el cual podemos ser salvos (Hechos 4:11-12), que los pasajes paralelos de la gran comisión giran en torno a la figura y el nombre de Jesús (Marcos 16:14-17, Lucas 24:44-48), y que la gran comisión como es expuesta por Mateo gira en torno al Señor Jesús, concluimos que el único nombre al que se refiere Mateo 28:19, es Jesús.

Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:17-20).

La gran comisión, nos da cuenta de que Jesús envió a bautizar en UN NOMBRE, el NOMBRE DE JESÚS. A continuación, analizaremos que Padre no es un nombre, sino un rol de Dios, al igual que mi nombre no es padre, sino un rol que yo ejerzo por tener hijos. Lo mismo podría hacerse para los otros títulos de Hijo y Espíritu Santo.

La revelación del Nombre del Padre

El Único Dios es llamado el Padre, por ser el Origen y Creador de todas las cosas (Isaías 64:8, Apocalipsis 4:11), porque es el Sustentador y Cuidador de su pueblo (1. Crónicas 29:10, Isaías 63:16, Santiago 1:17), y porque ha adoptado como hijos suyos a los creyentes que han nacido de nuevo (Gálatas 4:6; Hebreos 1:5; 12:9). Entonces, Padre no es un nombre, sino un rol que tiene sentido cuando entendemos todas estas funciones de Dios citadas anteriormente.

Dado que Padre no es un nombre, entonces ¿Cuál es el nombre del Padre? Una respuesta que inmediatamente puede venir a nuestra mente, es JEHOVA. Tal vez ese nombre se nos venga a la memoria, dado a las miles de veces que aparece en nuestras versiones españolas de la Biblia., Sin embargo, este nombre "Jehová”, es una latinalización que se hizo del tetragrámaton (YHWH). La correcta pronunciación del nombre de Dios revelado en el Antiguo Testamento y representado por estas cuatro sílabas hebreas aún se discute. Muchos dicen que debería ser algo como YAVÉ, otros YVÉ, y otros YVY, pero eso es tema aparte.

YHWH, significa "YO SOY EL QUE SOY” ¿De dónde nace este nombre? Veamos los textos bíblicos donde Dios comenzó a presentarse con dicho nombre.

Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos (Éxodo 6:2-3).

Fíjese que es a MOISES cuando se presenta por primera vez como YHWH. Nunca antes se había presentado con este nombre al linaje escogido ¿Cómo aparece entonces antes del Éxodo este nombre? ¡pues muy fácil!, MOISÉS ESCRIBIÓ EL GÉNESIS después de haber tenido el encuentro con YHWH.

¿Pero, cómo fue el episodio en que se dio a conocer como YHWH a Moisés?

"Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y Él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que Él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y Él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y Él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con Él se me recordará por todos los siglos (Éxodo 3:1-15).


Si uno es cuidadoso en leer este texto, Moisés pidió saber el nombre del Dios al que iba a representar, y Dios le dice: "YO SOY EL QUE SOY”. Con este nombre debía ser recordado para siempre, pero sabemos que el cumplimiento máximo de toda la revelación de Dios se dio en Jesús. En Jesús, el nombre divino tomó un nuevo esplendor para el periodo de la Gracia, pues Jesús significa YHWH Salvador, o Jehová se ha convertido en nuestra salvación. Jesús, en hebreo es Yeshuwah, y la palabra hebrea para salvación es prácticamente idéntica. Para un mayor entendimiento, note como YHWH está inmerso en el nombre hebreo Yeshuwah. Del mismo modo, todos los sacrificios de la Ley, la quema de incienso y guardar el Shabbat, son recordados para siempre en Jesús. Ahora no practicamos ceremonialmente dichos ritos, pero en Cristo Jesús los observamos, pues cuando lo aceptamos a Él hemos acudido a la virtud de su sacrificio redentor, cuando oramos a Él elevamos el incienso agradable para Dios, y cuando permanecemos en la vida que Cristo nos ofrece gozamos de su reposo, del cual el séptimo día era sólo una sombra.

Aunque Dios reveló su nombre a Moisés, el prometió revelar su nombre con mayor esplendor durante el periodo de la Gracia, al hablar por medio del profeta Isaías, lo siguiente sobre la venida del Mesías prometido.

Por tanto mi pueblo (DICE JEHOVA) sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí, estaré presente. ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina! Voz de tus atalayas: alzarán la voz, juntamente jubilarán; porque ojo a ojo verán, como torna Jehová a traer a Sión. Cantad alabanzas, alegraos juntamente, las soledades de Jerusalén: porque Jehová ha consolado su pueblo, ha redimido a Jerusalén. Jehová desnudó el brazo de su santidad delante de los ojos de todas las naciones; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro. (Isaías 52:6-10 RV1865)

Aquí hay dos cosas importantísimas:

1) El pueblo no conocía todavía la plenitud del nombre de Dios, sino que lo iba a saber en un futuro, ¿Cuándo? al llegar el mensaje del evangelio (Evangelio significa: buenas nuevas).

2) El motivo por el que conocerían su nombre, es porque Jehová mismo estaría presente con ellos. (Definitivamente Jesús es Jehová, el Único Dios que se manifestó en carne).

Para este segundo punto, hay dos textos importantes:

Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mí siervo, que yo escogí: para que me conozcáis, y creáis, y entendáis, que yo mismo soy: antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano escape: si yo hiciere, ¿quién lo estorbará? (Isaías 43:10-13 RV1865).

Este texto está hablando del siervo que vendría en el futuro, el mismo que en Isaías 53 se relata como el siervo sufriente (Cristo)… ¿Qué se dice de este siervo?, se dice que debemos:

1) Conocer
2) Creer
3) Y entender que este siervo es el mismo Jehová, que antes de Jehová no fue formado un Dios diferente, ni será formado un Dios diferente después de Jehová.

Fuera de Jehová nadie salva… Jesús es Jehová o NO podría salvar.

Ahora, ¿existirá alguna afirmación de Jesucristo, diciendo que Él porta el nombre del Padre?

Juan 5:43. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a aquel recibiréis.

No tan solo eso, sino que el autor de la carta a los Hebreos, señala que el Hijo de Dios (es decir, la manifestación de Dios en carne), recibió su nombre como herencia, porque éste es también el nombre de Dios en toda su Deidad, como Padre.

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó por heredero de todo, por el cual asimismo hizo los siglos; el cual siendo el resplandor de su gloria, y la [misma] imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, [por] cuanto alcanzó [por herencia] más excelente nombre que ellos (Hebreos 1:1-4).

El Hijo de Dios (o la manifestación de Dios en carne, ejerciendo el rol de humano perfecto), alcanzó por herencia un nombre mejor que el de los ángeles. ¿De quién heredó este Nombre? ¡De su Padre! Por lo tanto, ¡¡¡El Nombre del Padre es Jesús!!!

Con razón los siguientes textos son tan importantes:

Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:11-12).

Juan 1:12. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Juan 2:23. Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.

Juan 20:31. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Hechos 3:16. Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por Él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.

Hechos 10:43. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

Lucas 24:47. Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Por eso es que el NOMBRE que debe ser invocado en el Bautismo, es el Nombre de Jesús:

Hechos 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tuspecados, invocando su nombre.

Hechos 4:11-12. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Mateo 28:19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Hechos 10:45-48. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Hechos 2:36-38. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Hechos 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Lucas 24:46-48. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.

En definitiva, cuando decimos “El Padre”, no estamos llamando a Dios por su Nombre, porque su Nombre es JESÚS.

domingo 15 de agosto de 2010


El Bautismo y Hechos 2:38

Por el pastor Cohen Gary Reckart
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Hechos 2:38 es el versículo sobre el bautismo, más controvertido de la Biblia. Los trinitarios lo odian y han luchado duramente para modificar el texto o el significado de sus palabras. En él están en juego dos cosas: (1) El nombre que se invoca sobre el converso, y (2) si el bautismo en agua por la fe es esencial para la salvación.

El bautismo no fue inventado por el hombre y no es una obra creada por el hombre (vea por ejemplo Juan 1:33, donde Juan el Bautista dice -"el que me envió a bautizar"-. Por lo tanto, es de Dios.  El tema aquí, es: ¿Cuál fue el propósito de Dios en el bautismo? Si el propósito fue que nosotros demostráramos la fe en el Mesías, en su obra en el Calvario y en su resurrección ¿Cómo pueden los hombres negar la santidad y necesidad del bautismo?  Sólo a través de este acto de fe, una persona ha resucitado con Cristo a una nueva vida (Romanos 6:4).  Una persona no ha resucitado con Cristo, si no ha sido bautizada por la fe.  El bautismo es un acto de fe y es un requisito esencial para la salvación. "El que creyere y fuere bautizado, será salvo" (Marcos 16:16).

Hechos 2:38 es la obediencia de Pedro, al mandato de Cristo encontrado en Lucas 24:47-49. El bautismo en el nombre de Jesús, fue la única fórmula bautismal utilizada por la Iglesia del libro de los Hechos (Hechos 2:38, Hechos 8:16, Hechos 10:48, Hechos 19:5, Hechos 22. 16, Colosenses 3:17, Efesios 4:5, Santiago 2.7). No existe algún registro bíblico que indique que alguna vez se invocaron los títulos sobre alguien que fue bautizado. No existe ningún registro bíblico sobre el uso de alguna fórmula trinitaria. Solo la gente que no le cree a la Palabra de Dios, se atreve a decir que Pedro se equivocó.  

Tras un examen minucioso, veremos que Romanos capítulo 6 enseña la regeneración (el nuevo nacimiento) en el bautismo.  Cuando los trinitarios son derrotados en la fórmula bautismal al ser incapaces de demostrar por la Biblia que alguien fue bautizado mientras se le repitieron literalmente los títulos “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, entonces ellos pasan a decir que el bautismo no es esencial para la salvación por fe, y atacan el concepto de regeneración bíblico.  Pero Romanos 6 los deja sin salida. Los que son bautizados se identifican con la muerte de Cristo, y cuando son levantados de entre las aguas, en la semejanza de la resurrección de Cristo, son regenerados viniendo a una vida nueva en Cristo.  Si esto no fuera cierto, entonces no sería esencial el ser sepultados con Cristo en el bautismo y no sería esencial la semejanza que se plantea con su resurrección.  Pero preguntémonos ¿La regeneración bautismal es una verdad bíblica?  Echemos un vistazo a Tito 3:5.

"nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".

Del léxico de Strong con números de referencia, tenemos la siguiente información sobre las palabras griegas que usa la Biblia y que están ligadas con el concepto de regeneración: Regeneración: # G3824 paliggenesiapalin = renacimiento (nacido de nuevo), # G3825 palin = de nuevo, una vez más y # G1078 génesis = nacimiento, lugar de nacimiento.

Regeneración se refiere al segundo nacimiento, que en la Biblia también es llamado nacer del Espíritu (Juan 3:8); nacer de nuevo (1 Pedro 1:23); nacido de Dios (1 Juan 3:9, 4:7, 5:1, 5:4).

En Tito 3:5, regeneración es lo mismo que renacimiento o nacer de nuevo, según lo encontrado en Juan 3:3-5.  Ahora ¿En dónde hay un lavamiento de la regeneración, sino en las aguas del bautismo como se encuentra en Romanos 6:4-5?

¿Una persona recibe el lavamiento de la regeneración y la resurrección a una nueva vida en Cristo, solo con decir: “acepto a Jesús en mi corazón”?  ¡No!  ¿Lo recibe diciendo: “acepto al Señor Jesús como mi Salvador personal”? ¡No!

¿En qué versículo de la Biblia se expone el lavamiento por la sangre de Jesús que nos salva, y que del mismo modo nos habla de la renovación por el Espíritu Santo? Se encuentra exclusivamente en Hechos 2:38 y no se encuentra agrupado en ningún otro texto del Nuevo Testamento.  Es un texto en el que tenemos las dos cosas, y Pablo escribiendo a Tito, le dice que ésta es la forma en que Dios los salvó. Por lo tanto, este lavamiento de la regeneración no es obra del hombre, o Pablo se contradijo. La fe no es obra del hombre, la fe es obra de la Palabra de Dios. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Hechos 2:38 se encuentra vigente, aún a pesar de los múltiples ataques de los Trinitarios para destruir su mensaje y significado.

¿Si predicamos el plan de salvación basados en Hechos 2:38, estamos haciendo doctrina de un solo versículo de la Biblia? Ante esto respondemos que el Espíritu Santo, quien es el autor de la Biblia, no tiene que hablar dos veces para que algo sea cierto. El Espíritu Santo habló por medio de Pedro en Hechos 2:38. ¿Entonces por qué resistís al Espíritu Santo?

No obstante, Hechos 2:38 no es el único versículo que tenemos para el bautismo en el nombre de Jesús. Ya hemos mencionado otros textos como Hechos 8:12, Hechos 10:48 y Hechos 19:5.  Además, hay otros textos que indican que el bautismo es en Cristo y sólo en él, porque al bautizarnos nos identificamos con la muerte de Cristo (Romanos 6:3-5). También está el texto de Efesios 4:5, que dice: “un solo Señor, una sola fe, y un solo bautismo”. Tenemos un montón de versículos para validar el bautismo en el nombre de Jesucristo. Hechos 2:38 es la estrella polar del bautismo apostólico y fue el método practicado por los apóstoles.

Ahora bien, debe entenderse que Hechos 2:38 enseña la salvación por gracia mediante la fe.  Sin esta comprensión, una persona puede luchar contra este versículo para su propia destrucción.

El arrepentimiento que es ordenado en este texto, es un acto de fe y de gracia que conducirá a odiar el pecado.

El bautismo en agua en el nombre de Jesús, que manda a obedecer, es un acto de fe y de gracia, donde se obtiene el perdón de los pecados. 

El bautismo del Espíritu Santo que nos manda a obedecer, se recibe por fe, y por la gracia de Dios a través de este don, obtenemos la vida eterna.

Existe plena y completa salvación por gracia mediante la fe, en la obediencia de la predicación del apóstol Pedro.

Cualquier persona que enseña que el bautismo en agua en el nombre de Jesucristo no es esencial para la salvación, está predicando una doctrina falsa. Cualquiera que enseña que el bautismo en agua de acuerdo con Hechos 2:38 es una obra del hombre y no de la fe, está enseñando una doctrina falsa. Cualquier persona que sostenga que Romanos 6 no enseña la regeneración por medio del bautismo, está enseñando una doctrina falsa. ¿Por qué seguir en pos de las artimañas humanas? ¿Por qué no lleva las palabras del apóstol Pedro a su propio corazón, tal como si hubiera estado presente allí en el día de Pentecostés.

¿Cuál fue la intención del apóstol Pedro en este texto?  ¿Por qué los hombres tergiversan su intención?  Los hombres compungidos por su pecado, deseando ser salvos, dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Cosas que Pedro no dijo:

 - Pedro no dijo: “nada más bastó lo que Cristo hizo en el Calvario, y ustedes sólo deben creer eso sin hacer nada más”
-  Pedro no dijo: “Solo deben creer con el corazón y confesar con la boca que Jesucristo es el Señor, sin hacer nada más”.
- Pedro no dijo: “Acepten al Señor en su corazón, y no hagan nada más”.
- Pedro no dijo: “Acepten al Señor como su salvador personal, y no necesitan hacer nada más”.
- Pedro no dijo: “Acepten al Señor Jesús por la fe, y no tienen que hacer nada más”.
- Pedro no dijo: “Reciban a Cristo y tengan una relación personal con él, sin hacer nada más”.
 Pedro no dijo: “vengan como son y crean que han sido salvos, porque Jesús murió por ustedes”
- Pedro no dijo: “vengan y reciban la sagrada comunión, y serán salvos de sus pecados”
- Pedro no dijo: “levanten la mano para que el predicador los invite hacia adelante, y luego saluden felizmente a todos los miembros de la Iglesia”
- Pedro no dijo: “firmen el libro de registro de la iglesia”.
- Pedro no dijo: “confiesen que ustedes son trinitarios protestantes y serán salvos sin el bautismo en agua”.
- Pedro no dijo: “confiesen que son miembros de la Iglesia de Cristo y así serán salvos”.
- Pedro no dijo: “confiesen que son católicos y serán salvos”
- Pedro no dijo: “Repitan lo que está escrito en una tarjeta, y acéptenlo como su profesión de fe, y serán salvos”.

Lo que Pedro dijo:

- Pedro dijo: arrepentíos.
- Pedro dijo: bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados.
- Pedro dijo: Reciban el don del Espíritu Santo.

¿Qué hizo la gente?

- Tres mil israelitas de las doce tribus se arrepintieron de sus pecados.
- Pidieron ser bautizados después de que Pedro les predicó.
- Fueron añadidos a la Iglesia del Nuevo Testamento después de su pacto bautismal.

¿Cuál era la intención del apóstol Pedro?

- El estaba siguiendo el mandato de Jesús, de que el arrepentimiento y el perdón de los pecados debía ser predicado por primera vez en Jerusalén (Lucas 24:49).
- Estaba siendo obediente a la autoridad que le dio las llaves del Reino (Mateo 16:19);
- Ahora tenía el poder del Espíritu Santo sobre él, para poder presenciar el Evangelio en todo su esplendor (Hechos 1:8).
- Tenía la intención de que la gente fuera guiada al arrepentimiento por la fe.
- Tenía la intención de que la gente fuera bautizada en agua por la fe en el nombre de Jesucristo, con el fin de que comenzaran a andar en vida nueva.
- Tenía la intención de que todas las personas a las que les predicó, recibieran el don del Espíritu Santo por la fe, y que se añadieran a la Iglesia como creyentes nacidos de nuevo.

Si el apóstol Pedro no tuvo la intención de todo esto con su predicación, entonces les jugó una broma gigantesca y de muy mal gusto a aquellos tres mil judíos. En efecto, es triste y vergonzoso que los hombres hayan tratado y estén tratando de destruir este primer mensaje del Evangelio, predicado después de que Jesús ascendió. Es lamentable que hayan intentado alterar las palabras de Pedro a fin de destruir por completo toda la fe, toda la gracia, y toda la salvación que viene por Jesucristo, y que figura en Hechos 2:38.

¿Por qué los trinitarios quieren destruir este versículo?

- Porque este texto demuestra que su interpretación de Mateo 28:19 es errada.
- Porque demuestra que el bautismo es en el nombre que Dios ha revelado en el Nuevo Testamento, el cual es Jesucristo.
- Porque demuestra que la fe y la gracia se reciben en el arrepentimiento y el bautismo en agua en el nombre de Jesús.
- Porque de acuerdo con Romanos 6, demuestra la regeneración bautismal de la sepultura de un cuerpo muerto al pecado que es sepultado, para resucitar a una nueva vida en Cristo.
- Porque demuestra que el bautismo en agua es esencial para la salvación.
- Porque demuestra que las palabras de Marcos 16:16, son verdad. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado".
- Porque demuestra que el bautismo en agua en el nombre de Jesús, fue ordenado por el propio Jesús, y es el nacimiento del agua al que Él se refirió en Juan 3:3-5.
- Porque demuestra que todos los que no han sido bautizados por fe, no pueden recibir la salvación por la sola gracia y por la sola fe, y por lo tanto no son salvos.

Insto a todos a recibir la Palabra de Dios en Hechos 2:38. No siga las mentiras astutas de los trinitarios, quienes al igual que los musulmanes y los hindúes con sus mentiras y engaños, están enviando las personas al infierno.

Vaya a Hechos 2:38 y mire si usted puede encontrar algún mal en este versículo o en la intención de Pedro. Vea si usted puede encontrar en este versículo cualquier indicio de que los hombres pueden ser salvos sin el arrepentimiento, sin el bautismo en agua en el nombre de Jesucristo, y sin el bautismo del Espíritu Santo.  Vaya a Hechos 2:38, y observe cómo tres mil personas fueron añadidas a la Iglesia.  ¿Si estas fueron las primeras tres mil personas que creyeron al evangelio y fueron añadidas a la Iglesia del Nuevo Testamento después de la ascensión de Cristo, por qué el modelo de salvación debería ser cambiado?  ¡Cuestiónese! Si aquella enseñanza fue lo suficientemente buena para que tres mil personas aceptaran la salvación por fe y fueran añadidas a la Iglesia, ¿por qué le haría daño obedecerla?

Los trinitarios han propagado la mentira de que seguir al apóstol Pedro en Hechos 2:38 te hará daño.  Han dicho que obedecer Hechos 2:38 no te añadirá a la verdadera iglesia sino a una secta. Han dicho que obedecer Hechos 2:38 te convertirá en alguien poseído por el demonio y te llevará al engaño. Pero tú no debes tener miedo de pensar por fuera del esquema trinitario. ¡Sal de allí! No dejes que los hombres te engañen tan fácilmente. Toma la Palabra de Dios, porque el Espíritu Santo fue quien la inspiró. Cuando el apóstol Pedro mandó a la multitud de judíos a que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo, él estaba hablando por el Espíritu Santo. Cualquier hombre que sostenga que Pedro no estaba hablando por el Espíritu Santo, está siendo usado por el diablo.  Si Pedro habló por el Espíritu Santo, entonces ¿Cuál fue la intención del Espíritu Santo para todos aquellos que escucharon el primer mensaje del Evangelio?

La intención del Espíritu Santo es que la gente fuera salva

¿Cómo les dijo el Espíritu Santo a las personas (por medio de los labios del apóstol Pedro) que fueran salvas?

- El Espíritu Santo dijo a través de Pedro que se arrepintieran.
- El Espíritu Santo dijo a través de Pedro que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados.
- El Espíritu Santo dijo a través de Pedro que recibieran el don del Espíritu Santo.

 Ahora, ¿qué vas a hacer? 

¿Seguirás con las mentiras, astucias y tergiversaciones que los trinitarios han utilizado para pervertir la Palabra de Dios? O por el contrario ¿Vas a seguir al apóstol Pedro, a quién se le dieron las llaves del Reino de Dios? Si deseas seguir el modelo bíblico, entonces, debes:

No. 1. Arrepentirte,
No. 2. Ser bautizado en el nombre del Señor Jesús,
No. 3. Recibir el don del Espíritu Santo.

Debes seguir la Palabra de Dios con fe. ¡Hazlo ahora! ¡Hazlo hoy!  No permitas que los hombres te impidan obedecer al Espíritu Santo que habló por medio de Pedro en el día de Pentecostés ¡Ven a las aguas de la sepultura del viejo hombre! ¡Ven a las aguas de la separación! ¡Ven a las aguas de la santidad! ¡Ven al bautismo donde la sangre de Jesús lava tus pecados! Es cierto que el agua no lava los pecados, por eso nunca hemos dicho eso. Pero sí decimos que la sangre de Jesús lava los pecados en el bautismo en agua en el nombre de Jesús.  Si la sangre de Cristo no fuera aplicada en el bautismo en agua, entonces no habría perdón de pecados durante el bautismo en el nombre de Jesús, y el apóstol Pedro le jugó una broma a los tres mil judíos que creyeron a sus palabras en el día de Pentecostés. Pero no fue una broma, fue la más preciosa verdad que aquellas personas pudieron aceptar y obedecer ¡Ven a estas aguas donde la sangre de Cristo te purifica! ¡Ven a estas aguas donde pasarás de muerte a vida! ¡Ven hoy! ¡Ven ahora mismo! ¡No te demores! ¡Tú alma puede salir de la oscuridad y venir a la luz! ¡Sí! ¡Toma el camino de la salvación del Nuevo Testamento que se encuentra en Hechos 2:38! Fue el mismo Señor Jesús quien reveló su gracia por las palabras de Hechos 2:38.

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LOS LIBROS APOCRIFOS,POR EL HERMANO RALPH VINCENT REYNOLDS

Los Libros Apócrifos

Por Ralph Vincent Reynolds
Extracto del Curso Bíblico Alfa  


¿QUE SON LOS LIBROS APOCRIFOS?

Los libros apócrifos son algunos libros y adiciones a los libros de Ester y de Daniel, que fueron incluidos en el Canon (lista de libros aceptados como inspirados por Dios) por los Concilios Católicos de Cartago (año: 397) y de Florencia (año: 1.439), pero rechazados por los reformadores protestantes. Son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos, y unas adiciones a los libros de Ester y de Daniel.

ARGUMENTOS DE LOS CATOLICOS ROMANOS A FAVOR DE LOS LIBROS APOCRIFOS:

1. Los libros Apócrifos fueron considerados como parte del Canon, y fueron citados como tal por los Padres (líderes de la iglesia en los primeros siglos después de la muerte de los Apóstoles).

Refutación del argumento: Es verdad que algunos de los llamados Padres de la Iglesia, pero no todos, citaron estos escritos. A la vez citaron otros libros que la Iglesia Católica no admite como canónicos, tales como: la Epístola de Jeremías, la Oración de Manasés y los libros tres y cuatro de Esdras. Luego, si este argumento fuera válido, estas otras obras espurias, deberían incluirse en el Canon.

2. Los libros Apócrifos se encuentran en las versiones antiguas:

Refutación del argumento: Es verdad que se incluyen en la versión de los Setenta y en algunas otras versiones antiguas, pero no en todas. La más antigua después de la de los Setenta, no los incluye. Las versiones que los incluyen, también contienen el Tercero de Esdras, la Oración de Manasés, el Cuarto de Esdras y el Tercero de los Macabeos. Sin embargo, la Iglesia Católica no admite estos libros en su Canon. Si la presencia de un libro en las versiones antiguas es prueba de su inspiración, estos libros también tendrían que estar incluidos.

3.    Los libros Apócrifos fueron incluidos en el Canon por los Concilios de Cartago (397) y de Florencia (1439).

Refutación del argumento: Los concilios católicos han errado en repetidas ocasiones. Como prueba, se puede considerar el Concilio de Pisa (1409). Todas las actas de este concilio fueron decretadas nulas por otro concilio, el Quinto Lateranense (1512-1517). Seguro que uno o ambos erraron.

ARGUMENTOS EN CONTRA DE LOS LIBROS APOCRIFOS:

1. Ni el Señor Jesús, ni sus Apóstoles, citaron estos libros con autoridad sagrada en el Nuevo Testamento. Aunque aluden a ellos algunas veces, no los citan como autoridad sagrada.

2. Los libros Apócrifos del Antiguo Testamento, nunca han sido considerados por los judíos como parte del Canon. No existe ningún ejemplar hebreo de ellos. El Concilio de Jamnia, celebrado por los judíos cerca del año 70, indicó el mismo Canon del Antiguo Testamento que admiten los evangélicos.

3. Los libros Apócrifos del Antiguo Testamento, no están incluidos en ninguna lista del Canon que dieran los llamados Padres de la iglesia hasta el año 395.

4. Los libros Apócrifos del Antiguo Testamento, contienen errores, ridiculeces y relatos falsos que contradicen a los hechos históricos y a las doctrinas enseñadas en los libros canónicos de la Biblia. Si es así, tenemos que negar la inspiración de estos libros, porque Dios no inspira errores ni contradicciones.

No hay espacio suficiente para tratar en detalle las razones que prueban que estos libros no son inspirados. Sin embargo, he aquí unos puntos que se pueden considerar:

Tobías 5:12. “Pues yo soy hijo de Azarías, hijo de Ananías, grande entre tus hermanos”. Vemos que aquella historia dice que un ángel llamado Rafael, mintió identificándose como un hombre llamado Azarías. En Tobías 6:6-8, y 6:16-17, el ángel de la historia dice que el corazón, la hiel y el hígado de un pescado, sirven para espantar demonios. Esto no concuerda ni con las enseñanzas, ni con el espíritu de la Biblia.

Judit 1:1. “Tras el año duodécimo del reinado de Nabucodonosor, que reinó sobre los Asirios en la gran ciudad de Nínive en los días de Arfaxad…”. Aquí se presentan errores geográficos e históricos, pues según la historia secular, Nínive fue destruida antes de Nabucodonosor y él reinó en Babilonia, no en la ciudad de Nínive.

1 y 2 de Macabeos: Hay una discrepancia cronológica entre 1. Macabeos 6:20 y 2. Macabeos 13:1. Según 1. Macabeos 1:6-8, Alejandro de Macedonia repartió su reino entre sus generales antes de su muerte, cosa que no tiene fundamento en la historia secular. Finalizando 2. Macabeos, el autor del libro se disculpa por si su obra es mediocre o sin valor  (2. Macabeos 15:38), lo que no está de acuerdo con los textos inspirados por Dios. 

Sabiduría 10:1-4, dice que el mundo fue inundado (el diluvio) por causa de Caín. Esto no concuerda con Génesis 6:5-7.

Eclesiástico 12:4-7. “No socorras al pecador o des al impío… El Altísimo aborrece a los pecadores”. Estos dichos no están en armonía con Mateo 5:43-45 o Romanos 12:20.

Baruc: Este libro pretende haber sido escrito por Baruc, contemporáneo de Jeremías, pero cita mucho del libro de Daniel, que fue escrito más tarde. También dice que fue escrito en Babilonia, pero es muy probable que Baruc no estuviera en Babilonia (Jeremías 43:1-7), pues fue a Egipto con Jeremías.

Al comienzo de Adiciones a Ester capítulo 1, se dice que Mardoqueo fue uno de los cautivos llevados por Nabucodonosor a Babilonia desde Jerusalén, juntamente con Jeconías, rey de Judá. También dice que servía en la corte del rey Artajerjes. Sin embargo, entre estas Nabucodonosor y Artajerjes, hay por lo menos 125 años de diferencia y tal vez hasta 142 años.

Adiciones a Daniel 3:38, dice que en el tiempo de los tres jóvenes en el horno de fuego, no había profeta. Empero, ellos eran contemporáneos de los profetas Daniel, Jeremías y Ezequiel. El relato de Daniel en el foso de los leones por segunda vez en tiempo de Ciro (en Adiciones a Daniel 14:32-43), no concuerda con Daniel 6:28-29, que dice que después de su condenación al foso de los leones, “prosperó durante el reinado de Darío y DURANTE EL REINADO DE CIRO EL PERSA”.

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